Acercamiento a los musulmanes en México: conversión, asimilación cultural y diálogo interreligioso

Dimensión Antropológica
Año 27, vol. 78, México,
enero-abril, 2020, pp. 100-127.
ISSN 1405-776X

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Artículo

Acercamiento a los musulmanes en México:
conversión, asimilación cultural y diálogo interreligioso

Beatriz Gutiérrez Müller
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Gabriela Pulido Llano
Dirección de Estudios Históricos, INAH.

Louise M. Greathouse Amador
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.


Resumen

Los musulmanes son una minoría en México. El censo de población de 2010 informó que 3 760 mexicanos afirmaban que el islam era su religión. A partir de 2017 se presenta un nuevo panorama, ya que ahora existen diferentes grupos islámicos oficiales, no oficiales, y otros accesibles a través de las redes sociales. ¿Cómo viven los musulmanes mexicanos día a día? ¿Cuáles son los problemas que enfrentan? ¿Se sienten discriminados? Éstas son algunas de las preguntas que se abordaron en esta investigación. Desde una mirada más cercana a la vida cotidiana, los puntos de vista y los procesos de aculturación que han experimentado los musulmanes mexicanos, se arroja nueva luz sobre muchas de las dificultades que enfrentan.
Palabras clave: musulmanes en México, vida cotidiana, cultura, diálogo interreligioso.


Abstract

Muslims are a minority in Mexico. The 2010 census reported that 3,760 Mexicans claimed Islam as their religion. As of 2017 a new panorama has come into view, as different Islamic groups now exist, officially, unofficially, or accessible via social media. How do Mexican Muslims live on a day-to-day basis? What kinds of problems do they face? Do they feel they are discriminated against? These are some of the questions that are addressed in this investigation. Through a closer look at their everyday life, their points of views and the acculturation processes Mexican Muslims have experienced, new light is shed on many of the difficulties they face.
Keywords: Muslims in Mexico, everyday life, acculturation, interreligious dialogue.


Los musulmanes son una minoría apenas visible en México; puede vérseles los viernes en la periferia de la calle Euclides de la capital mexicana, por lo común hacia las 3 de la tarde para el zalá comunitario (Ṣalāt al-ẏumā).[1] En otras ciudades del país se verifican de forma simultánea[2] en modestas mezquitas, departamentos o casas adaptadas como centros de culto, como la de colonia Tepepote en Guadalajara, Jalisco.[3] Casi todos pueden distinguirse por su forma de vestir: ellos usan turbantes, barbas largas, pantalones sueltos; ellas, a veces con túnicas largas o "abayas" (abāyah) o con el distintivo ḥijāb o pañuelo que cada una acomoda según la tradición del grupo al que pertenece. Una minoría no se cubre la cabeza y no hay coincidencia en torno a si es obligatorio hacerlo o no, y cuál es la fuente canónica que lo permite o prohíbe.

El censo poblacional de 2010 informaba que 3 760 mexicanos se declararon musulmanes aunque, como sucede con el cristianismo o el judaísmo, no significa que formen parte de la misma raigambre o jurisdicción. Casi todos los entrevistados afirmaban pertenecer a la norma "islámica" (en general), pero otros especificaron que eran miembros de la chiita, de la sunita, de la "jariyí" (jāriyī) o del sufismo.[4] Entre 1994 y 1998, cuando proliferaron las primeras comunidades, no había un "claro reconocimiento del islam", y los "recién revertidos se definían únicamente como musulmanes", "no se distinguía o se distinguía poco entre sus ramas y sectas, escuelas jurídicas y teológicas".[5] Pero, como revela el estudio Clasificación de religiones, el horizonte comienza a ser distinto: al 17 de septiembre de 2017, la Secretaría de Gobernación tenía registradas tres asociaciones[6] y 26 ministros de culto.[7] Pero hay muchas más, incluso dirigidas por ministros no acreditados ante la autoridad legal y que con relativa facilidad se les puede hallar a través de internet y de las redes sociales.[8] De manera general comentamos aquí que el islam se ha diversificado, tejiendo ramificaciones como los suníes, chiíes y sufíes. La rama sunita es la predominante en los países musulmanes, mientras que la chiita es mayoría en Irán, y el sufismo, herencia turca. Los "jariyíes", considerados por los musulmanes tradicionales parte de una secta, provienen de Marruecos.

Cuántos musulmanes son en realidad, no es posible saberlo. El ingeniero paquistaní radicado en México, Moddod Ahmad Khan (2015), presumía el 21 de marzo de 2015 la reciente afiliación de 70 musulmanes chiapanecos y 70 yucatecos a la corriente "ahmadí", a la que él pertenece,[9] como si hubiese conversiones masivas. Lindley- Highfield[10] estimaba, hacia 2008, la existencia de unos treinta y nueve mil musulmanes en México, de los cuales entre mil y dos mil serían conversos mexicanos. El británico Mark Omar Weston, pionero de la difusión del islam en México, calculó entre diez y veinte mil, y considera que la cifra es "muy flotante. También se convierten por oleadas y luego se van". Por tanto, es difícil saber cuántas escuelas tienen seguidores en México y cuál es su membresía, pues como observamos en la presente investigación, algunos iniciaron en el islam y luego se decantaron por una escuela o desertaron. El censo del Instituto Nacional de Estadística (INEGI) tampoco distingue entre nacionales y extranjeros. Este mismo organismo, en el estudio Panorama de las religiones en México, con base en el censo poblacional, reportaba que los núcleos más numerosos se encuentran en la Ciudad de México (31.32%) y el Estado de México (11.09%). El resto de las entidades no sobrepasa los 300 musulmanes, y llama la atención que haya casi nula presencia en Tlaxcala (0.55%), Nayarit y Colima (0.45%), Tabasco (0.34%) y Zacatecas (0.31%).[11] Las entrevistas tienden a confirmar estos datos: la mayor parte de los fieles se concentra en la zona metropolitana de la capital. Como mencionamos, la población total de musulmanes en México era de 3 760 fieles.

El presente artículo es una mirada a la comunidad islámica en México en un periodo determinado. Uno de los hallazgos más notorios es que durante el lapso de 2014 a 2015 se apreció que casi todos son jóvenes mexicanos convertidos, quienes no siempre conviven con musulmanes de nacimiento, ya que estos últimos radican de forma temporal o permanente en el país. En dichos años llevamos a cabo el trabajo de campo y recuperamos a través de entrevistas las experiencias y percepciones individuales. Observamos que, junto con la religión, es común la adopción de estilos y hábitos de países musulmanes, en particular de los árabes, y —salvo excepciones—, son bien tratados por sus paisanos, quienes suelen respetar su idiosincrasia; que las mayores diferencias se dan por interpretaciones entre las diferentes ramas islámicas, y que es común el roce con sus correligionarios musulmanes de cuna, quienes, según argumentan, saben más de su religión que los conversos. También notamos que el conocimiento teológico suele ser elemental y que sus prácticas religiosas emulan las aprendidas por su líder, imán o maestro (shêij). Porque hay consenso en aceptar que en el país no hay presencia de imanes, ayatolás o muftíes, es decir, dirigentes clericales a la manera de Irán, Emiratos Árabes u otras naciones. Además de otros aspectos culturales y sociales, el lector podrá conocer cuáles son sus fuentes de formación religiosa, la importancia que conceden a internet, su postura en torno a asuntos internacionales como el terrorismo y la islamofobia y el diálogo interreligioso. Para la mayoría de los musulmanes entrevistados, la cultura de origen es la inscrita bajo los cánones de la religión católica.

Nota metodológica

De diciembre de 2014 a junio de 2015 aplicamos 35 entrevistas, todas cara a cara excepto tres que fueron vía Facebook. Los objetivos del estudio se fueron definiendo de acuerdo con los resultados de las mismas. El formato libre o no estructurado de la entrevista permitió que los temas fueran elegidos por los propios entrevistados; sin embargo, a todos formulamos preguntas básicas como edad, profesión o empleo, tiempo de converso, nacionalidad, educación religiosa y, sin excepción, si han padecido o no discriminación por su credo. La mitad de las entrevistas fueron personalizadas y las demás colectivas, como en las mezquitas de San Juan de Aragón (Ciudad de México), dirigidas por Isa Rojas; la de Guadalajara (Jalisco), por Francisco Javier García Rojo, o la de Tequesquitengo (Morelos), por Omar Weston.[12] Todas ellas fueron transcritas a la letra y, cuando hubo necesidad de ampliar alguna información, volvimos a reunirnos una siguiente vez con algunos de ellos, o bien, los contactamos vía telefónica o por correo electrónico. Cuando concluyó el periodo de acopio de información, clasificamos los contenidos en torno a los siguientes bloques temáticos que serán analizados en las siguientes páginas: 1) asimilación cultural (vestimenta, alimentos, hábitos, la mujer, la familia); 2) orígenes religiosos, búsqueda de fe, deserción, entornos familiares plurirreligiosos y diálogo interreligioso; 3) discriminación religiosa, racial o étnica, islamofobia, recelo entre ellos, medios de comunicación, terrorismo y política internacional; 4) opinión de musulmanes extranjeros sobre la comunidad mexicana, y 5) dogmatismo y diálogo interreligioso.

Asimilación cultural (vestimenta, alimentos, hábitos, la mujer, la familia)

Quienes adoptan la nueva religión quieren transmitir la alegría y la paz que han encontrado. En mayor o menor medida ha significado un paso decisivo que requirió búsqueda y discernimiento pues, como lo explicó más de uno, en la religión originaria (por lo común, el cristianismo católico) no se indaga mucho, se acepta. Por ello, después del escrutinio y la aceptación, el Juramento de Fe (Shahāda) los inserta en la comunidad (umma) y los invita también, en menor o mayor medida, a inculcarse nuevas palabras, nociones, valores, patrones de conducta, hábitos y hasta formas de vestir. Un elemento notorio del cambio que registran los conversos al islam es el nombre: el original es suprimido o bien le añaden uno, por ejemplo: Maryaam, Omar, Abdul, Wali. Ángel Horacio Molina (2015), musulmán argentino radicado en México de la orden chiita, considera que el intento de "arabizar hasta el nombre con el que nos relacionamos todos los días" hace que se pierda el sentido original de este intento, que es que el converso lo adopte con base en "ciertas condiciones espirituales" y trabaje con él para volverse "virtuoso". Entendemos la asimilación cultural como el proceso de integración de una comunidad cultural a otra, lo que hace posible la adopción de nuevos patrones de comportamiento y la rearticulación de la convivencia entre grupos sociales. Esto es muy notorio en la temática de las asimilaciones religiosas.[13]

Un segundo elemento no generalizado es la vestimenta. Donde mejor se aprecia es en las mujeres, al menos en la incorporación del pañuelo a su cabeza, sujeto o armado según la tradición que su líder religioso enseña; por ejemplo, quienes tienen la influencia del islam marroquí colocan una banda elástica sobre la cabeza y encima el pañuelo que la deja ver y que, para no deslizarse, prenden a la altura de la barbilla con un alfiler o un broche. Las que siguen la escuela saudí elaboran más el atado del pañuelo y lo rematan a un lado sobre la oreja, con una intrincada forma de pespuntear alfileres, varios, o broches coquetos con forma de rosa. En las entrevistas realizadas no recogimos una opinión homóloga sobre si el uso de túnicas, kaftanes, abāyah o ḥijāb sea un mandato cuyo origen está en El Corán. Montserrat Pimentel Andrade (2015) afirma que sigue a la letra el libro sagrado y que allí dice que "quitarse el velo está prohibido". Para Jorge Wali Naude (2015), por el contrario, El Corán es un libro hermético que admite, como todos los libros sagrados, muchas interpretaciones: "No te hablan una vez sino otra y otra y otra" y el místico tiene la obligación de estudiar el libro:

Algunos piensan que los místicos tratamos de hallarle tres pies al gato. Pero no, no hay nada claramente dicho. ¿De qué habla El Corán? ¿De Dios? ¿La Biblia habla de Dios? Muy pocas veces. ¿De quién se habla? ¡Del hombre! El Corán menciona una vez La Meca y ni siquiera directamente, con su nombre. Entonces, ¿qué es La Meca? Es el hombre, que tiene que construir su templo (Naude, 2015).

Para Grecia (2015) ha sido difícil por momentos asumir las "prohibiciones" del nuevo credo, pero le conforta porque es "una religión que me dice cómo debo vivir". Yaísa Marrugo (2015) reflexiona que el islam es considerado una religión, "aunque, en realidad, es una forma de vida". Raúl (2015), de la mezquita de San Juan de Aragón, asume que él se ha comprometido a seguir un "código de vestimenta"; las mujeres tienen que "cubrir el aura, el pudor" y "nosotros también tenemos esa regla: lo que se tiene que cubrir es arriba del ombligo hasta debajo de la rodilla, pero de preferencia, lo mejor, es cubrirnos con una camisa". Fernando Zaid (2015) afirma que en El Corán "en la suna de la Luz", queda establecido "que la mujer debe mantener descubiertas las manos y la cara", pero explica que la cultura preislámica hablaba de la necesidad de usar el mekab: la mujer cubierta "hasta las manos y tapar su mirada con una pequeña malla". Se pregunta, por tanto:

¿En qué punto están desviando el islam [quienes ello afirman]? Una cosa es la cultura árabe. La burka afgana hace que prácticamente la mujer esté ciega como los caballos, que siga la mano del hombre o la lapidación [que proponen] los wahabistas, quienes ponen este detalle como parte de las enseñanzas (Zaid, 2015).

María Eugenia Gantús (2015), argentina y candidata a doctora por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de 39 años, cuenta cómo Luis Vítor, uno de sus maestros, intentaba abrirle los ojos con El Corán en la mano: "Me decía: 'Señala dónde dice que te tienes que vestir así, a ver. ¿Quieres hablar de la vestimenta? ¿De la poligamia? ¿De que el hombre le pega a la mujer? Charlemos, ¿no quieres leer, querida? Anda para tu casa"'. Aarón Sajjad Pérez (2015) no adopta la vestimenta que mandataría El Corán y de forma severa declara: "He detectado a gente que posa, se disfraza de musulmán y luego sale corriendo. No dudaría de su fe, pero sí pensaría para mí: 'contigo no salgo'". Sin embargo, señala que la barba dejada crecer es obligatoria, aunque admite que en torno a ella, y a la vestimenta religiosa en general, "hay toda una polémica". Para Jorge Wali Naude (2015), aceptar como único lo que otros interpretan de la religión es "determinismo", cavila: "Eso es lo que ha llevado a que el islam moderno sea como es. Los rituales también se tienen que trascender. Si ya entendiste para qué es el ayuno o la oración, pues entonces hay que trascenderlos pues, de lo contrario, has perdido tu tiempo".

Claudia Khaled Waly (2015) observa la "arabización" de algunos correligionarios pero distingue dos horizontes: "Una cosa es la religión y otra, la cultura árabe. Hay cosas que nada tienen que ver con la religión como la circuncisión femenina, el machismo y la misoginia". Abdul Malik (2015), de 64 años, opina del mismo modo, pero reconoce que "es difícil separar la cultura de la religión". Ángel Horacio Molina (2015) es, por el contrario, tajante: no hay nada en el libro sagrado que indique maneras de vestir. Opina que el musulmán latinoamericano, en general, "se disfraza. Hay una pose porque eso no está acompañado de una formación seria del musulmán". La también argentina María Eugenia Gantús coincide con él: "No hay en El Corán una especificación acerca de cómo nos tenemos que vestir".

¿Qué me dices de la vestimenta, sobre todo de las mujeres?
—Me parece que hay un problema que no se aborda, cuando se habla del islam en América Latina, y que tiene que ver con la identidad. Hay muchos hombres y mujeres que se visten de Aladino y de Scherezada [que], al día siguiente de su Shahāda no tienen idea de por qué lo hicieron. Igual pudieron haber entrado en un "ashram" hindú y perderse para siempre. Esto tiene que ver con una mentalidad que busca instancias superiores que justifiquen su accionar […] Hay estudios hechos sobre el tiempo que permanecen en el islam: ¡más de un año y no quedan! […].
Se quieren arabizar […].
— En el mejor de los casos entienden que se están arabizando pero, en general, ni siquiera cuestionan eso. Entonces, veamos: el islam tiene la intención […] de sacralizar todas las acciones humanas; así, se tiene una explicación religiosa hasta de por qué te cortas las uñas. Lo puedes entender así o vivir pensando que todo es ḥarām.[14] "¡Ay, esto es ḥarām, no!" […] Y vivir gritando que nada se puede hacer, en nombre del islam. Como mujer, a mí me molesta muchísimo encontrarme como musulmana [con otras mujeres] ¡que son brutas! ¡Perdón! Pero no se forman, no aprenden árabe, se aprenden las tres suras más cortas de El Corán y allí quedaron. Yo digo que se las deben saber de memoria, sí, pero "¡lee El Corán!".

Yamalaudin Contreras, de 29 años, defiende su vestimenta a la manera de un derviche: con un gorro verde olivo y un turbante de color verde limón, sujetado a él, comprado en Chipre que, asegura, sólo emplea para orar o para interpretar cantos sufíes. Pasó de desestimar la vestimenta musulmana a enfatizarla, como miembro de la orden Naqshbandi, en donde el papel del maestro es fundamental, ya que es un guía espiritual:

Mi maestro nos alertaba de que, a veces, a través de las acciones, es difícil imitar a quien amas, en este caso al Profeta. Si es tan difícil imitarlo a través de las acciones, nos decía, lo mínimo que podemos hacer es emularlo en la apariencia externa; no pensando que esa imitación externa es lo que nos hace lo que queremos ser, creyentes, pero sí que, mediante ella, se pueda crear una energía que, poco a poco, nos ayude a lograr lo que queremos ser: un discípulo.

Pero arabizarse en el modo de vestir debe ser visto como algo común; para el sirio Aymane (2015), radicado desde hace 20 años en México, a los conversos "les gustan estas cosas, en México. Los mexicanos se ponen un sombrero y yo [igual] me [lo] pongo. Igual, [el] árabe hace así".

Orígenes religiosos, búsqueda de fe, deserción, entornos familiares plurirreligiosos y diálogo interreligioso

Llegar al islam, entre los mexicanos convertidos, obedece a circunstancias múltiples, ya que no hay un patrón. Cassandra Tafo (2015) considera que "la forma más común de llegar a la religión es a través de un amigo que conoce a algún musulmán; primero por curiosidad, luego por interés, el futuro converso se va involucrando, aprendiendo, y un día hace su Juramento de Fe". La historiadora Claudia Khaled Waly (2015) se casó con un kuwaití de origen palestino y se convirtió mucho después; comenta que su padre "cayó en pánico"; sin embargo, "de inmediato se dio cuenta de que los árabes son entregados a su familia" y tuvieron que ceder: "Mi familia fue abierta y sincera, me dijeron que estaba bien que creyera en algo". Isa Rojas (2015), de 34 años, comenzó con dudas hacia el catolicismo de sus padres; primero buscó en el judaísmo, luego entre los Testigos de Jehová y los mormones. A la par de ello, un vecino "esotérico", de su casa, en San Juan de Aragón, le prestó un ejemplar de El Corán mientras cursaba la preparatoria; como fue de su interés, comenzó a acudir como observadora a la mezquita de Polanco, luego comenzó a participar más hasta que un día, tras escuchar cómo rezaban en la ceremonia de los viernes (Salat al-Yumu'ah), se dijo: "de aquí soy"; pertenece a la rama suní wahabí. Yaísa Marrugo (2015), colombiana sunita de 38 años, se encontró con el islam de otro modo: en aquel tiempo daba asesorías en administración y fue contratada por una comunidad de musulmanes emigrantes establecidos en el norte de su país. Ocurrió que un día, en plena clase, se fue la luz en la universidad y "el único lugar donde habría era en la mezquita de ellos, que contaba con su propia planta de luz":

He sido una apasionada de la política, de la filosofía. Siempre había pensado en que tiene que haber una sociedad diferente […] Estando ahí, lo primero que vi fue un libro sobre economía islámica, de los que editaba el complejo de Gadafi, en Libia […] Lo pedí prestado y me llamó tanto la atención que hubiese una filosofía de vida que pudiese soportar una sociedad utópica. Hablé con un hermano, le hice preguntas y así empecé a estudiar.

Dado que la mayor parte de los entrevistados proviene de la religión católica, cuando se da este proceso de arabización provoca reacciones positivas o negativas en el seno de la familia. Jorge Naude, poblano de 47 años, es sufí, hace más de 25 años se incorporó a la cofradía Naqshbandi de Puebla y sus padres se opusieron desde el inicio: "No querían lo que hacía. Nadie quiere que seas musulmán".

María Inés Pasos (2015), argentina, narra que fue difícil para su familia católica registrar un cambio de religión: "En mi familia, de entre las primeras cosas que me empezaron a decir es que no podría salir con eso [el velo] a la calle, que no saliera con ridiculeces. Otra cosa que no les gustó es que rece. Mi mamá, que es de quien más lo acepta, me pedía que no rezara en la casa sino en mi pieza, a puerta cerrada".

Vanessa Flores Osorno (2015), por su parte, cuenta que su matrimonio con un musulmán dificultó la relación con sus padres. La situación empeoró cuando ella se convirtió, sin embargo, al percibir que era feliz y que el esposo la trataba bien, cedieron; sobre todo, mejoró la relación cuando "mi mamá se dio cuenta de que mis hermanos, aunque respetuosos, me atacaban. Comenzó después a defenderme". Por el contrario, la familia de Maryaam Fátima Cancino (2015) respetó su decisión desde el principio: hace años, cuenta, un tío suyo (hermano de su padre) pasó frente a la sinagoga que está en Polanco, por curiosidad se detuvo y preguntó al encargado si podía pasar, y en la plática salió la posibilidad de que el apellido "Cancino" fuese de origen judío. Juntos consultaron un libro y resultó que sí; "así comenzó todo", expresa contenta, así inició la historia que transformó a la familia. Todos comenzaron a buscar: su padre, Jorge Cancino, se volvió judío aunque no es un practicante ortodoxo, pero sí su hermano Abraham, quien no sólo se casó con una judía argentina (de origen marroquí), sino que se fue a vivir a Israel, donde radica desde hace 24 años, y ahora es rabino, padre de seis hijos. La hermana de Maryaam, Socorrito, se volvió budista y se casó, a su vez, con un australiano. Mientras la madre, también de nombre Socorrito, conservó el cristianismo católico y vive en Comitán.

Discriminación religiosa, racial o étnica, islamofobia, recelo entre ellos, medios de comunicación, terrorismo y política internacional

Yaísa Marrugo (2015) es, por cierto, la única entrevistada que declara haber sido discriminada por su religión:

¿Crees que México es un país tolerante hacia las diferencias religiosas?
—No. Hay mucha discriminación por ser mujer, extranjero, musulmán, discapacitado. Ha sido el primer país en donde he estado, en donde he tenido problemas de discriminación. Cuando llegué, intenté conseguir trabajo de inmediato y en una entrevista a la que fui, el entrevistador ni siquiera me dejó pasar por la recepción porque, según él, yo venía disfrazada. Llevaba chaqueta, pantalón y mi pañuelo en la cabeza.
¿El entrevistador te dijo eso porque él piensa así o porque es la política de su compañía o la característica de este país?
—Me pareció ignorante él. Y se ha repetido varias veces. A este señor lo demandé, pero la sanción fue casi nada. No hay una política aquí efectiva en contra de la discriminación. Yo tengo una discapacidad, cuando me entrevisto la informo y eso ha sido causa de negarme un trabajo.

Por su parte, el paquistaní Moddod Ahmad Khan (2015) lo niega. "Desde que llegué a México le he dicho a todo mundo que soy musulmán y no he tenido ningún problema". No fue así cuando residió en Siria, donde "me preguntaban que de qué secta [soy] y, enseguida, de dónde; por ser "ahmadí", la comunidad siria que no es muy abierta, me interpelaba. Por ejemplo, por este anillo que llevo y esta capa".

Adriana Yael Kharat (2015), psicóloga de 33 años, sostiene que: "Todo mundo sabe [que soy musulmana], todo mundo lo respeta y me gusta decirlo así. ¿Sabes lo que pasa? Hay mucha ignorancia acerca del islam. Entonces, más que discriminación es ignorancia al ver, y su mirada, pensando '¿por qué va vestida así?'. No me han agredido nunca, no, al contrario, les causa curiosidad".

Y justo para no llamar la atención, Adriana coloca su pañuelo, que suele ser en colores claros o negro, discretos, "de forma casual sobre mi cabeza porque, para mí, y es personal, el ḥijāb no te hace musulmán sino las acciones, tus creencias y tu fe". Al igual que ella, Francisco Javier García Rojo (2015), quien dirige la mezquita de Guadalajara, en la colonia Tepepote, no ha sido víctima de ninguna discriminación: "Todo el mundo sabe [que me convertí al islam]. Tengo buena relación con funcionarios […], con gente de la ciudad. El sentirse inferior es un problema personal. Los problemas hay en todas partes".

Fuera de éste y otros episodios reportados, como cuando se les exige quitarse turbantes y velos para tomarse la fotografía del pasaporte, son esporádicas las situaciones donde se presenta una abierta discriminación por su religión.[15] Los entrevistados afirmaron en general que México es un país que los ha tratado bien, en algunos casos "excelente", como Claudia Khaled Waly. También Aarón Sajjad (2015), quien a pesar de la aceptación recibida, al principio no dejó de escuchar bromas de sus cercanos tales como: "Ah, ya te vas porque vas a poner bombas", o "te volverás compañero de Bin Laden". Para Vanessa Flores (2015), esposa de Omar Weston, "ha sido agradable. La actitud de los hombres es de respeto, de tranquilidad, condescendencia. No se meten conmigo".

Por su parte, Jorge Wali Naude (2015), investigador de la UNAM, analiza la discriminación religiosa en México:

[Rechazar] es la reacción natural a todo lo que no es normal. [México] es un país conservador, racista y clasista pero islamofobia como tal, no. En otros países, sí. Vas a la mezquita de Londres y te abre la puerta un bangladesho analfabeta, o a la de París, un analfabeto argelino, y vas a la mezquita de México y te abre un mexicano analfabeta. El mexicano se pone de tapete ante los extranjeros, agacha la cabeza y da mucho coraje.

También, hay consenso en afirmar que la islamofobia es un hecho internacional. Los orígenes son variados, según analizan los entrevistados: Noé (2015), un joven veinteañero de reciente conversión, opina que la difamación del islam se proclama en los medios de comunicación como parte de "una conspiración mundial. Detrás está el demonio". Ángel Horacio Molina (2015) admite que hay una campaña sistemática en contra del islam mundial pero también hace una autocrítica: "También hay que ver qué islam estamos difundiendo: la versión más tosca, más pobre, literalizada hasta el extremo". El problema no es sencillo de analizar, pues, por un lado, están las "interpretaciones toscas de aspectos musulmanes, como el takfirismo", que desconoce "como musulmanes a los que no pertenecen a la escuela de uno" y, por otro, el espacio sociogeográfico: "Arabia Saudita, Qatar, Kuwait son los principales difusores", pero a la vez son socios comerciales de Estados Unidos. Caso distinto al de Irak, invadido, afirma, para poseer su petróleo. Yaísa Marrugo (2015), por su parte, piensa que "después de un largo tiempo viviendo en terrenos del islam" (estudió en Siria, vivió en Turquía y ahora, en México), hay "intereses políticos y económicos muy fuertes [que] sirven como excusa para incentivar a gente fanática, porque no vamos a decir que no hay fanatismo que es la base de la ignorancia, a quien le pagan de fuera". Por el conflicto en Siria con el "Estado Islámico" mataron a uno de sus profesores, el shêij Mohamed al-Bouti[16] y, luego de que comenzaran a cerrar escuelas y mezquitas, tuvo que exiliarse en Turquía.

Omar Mark Weston (2015), uno de los primeros musulmanes en fundar mezquitas y casas de oración en México, señala que para el islam no hay discriminación religiosa pero que México sí es un país discriminatorio. Y recuerda:

Mis padres nunca me enseñaron a discriminar, a pesar de que vivíamos en una élite (mis escuelas fueron el Edron y el Colegio Británico) y tenía compañeros y amigos ricos. Pero yo vivía en Tequesquitengo o pasaba una buena parte de mi tiempo aquí, y me iba al cine de Jojutla y convivía con mis cuates del pueblo. Pero si llegaba con ellos a La Bota, una cerrada aquí de gente nice, a jugar tenis, al día siguiente me recriminaban haber llevado a "esos nacos" […] Mis amigos más sinceros eran los del pueblo, con los que me la pasaba mejor, relajos limpios, pescar, ir por garapiñados en moto al pueblo […].

Después de casi 30 años de converso, Omar acepta que "ha habido incidentes" por la falta de respeto a su religión, pero "no hay nada qué alegar". El problema, como señalan otros, se verifica en otras latitudes y él lo percibe, sobre todo, en internet, porque tiene derechos de varios dominios de la web[17] y le toca revisar correos electrónicos. Le llama "islamofobia cibernética":

Los correos más severos anti-islámicos que he recibido, más de 100, a lo largo de más de veintitantos años, han venido de latinos de Estados Unidos que ya han tenido alguna experiencia contra el islam, o bien, que pertenecen a una iglesia gringa en donde se promueve el sionismo […] Ingresan a corrientes o iglesias sionistas y leen, pues, las traducciones de Scofield de la Biblia[18] (metodistas, bautistas) […] y le dan una connotación o cambian el sentido de la Biblia, promueven esto de que Israel debe de existir para que vuelva Jesús.

A propósito del tema de la discriminación, hay que señalar que la mayor parte de los mexicanos conversos coinciden en afirmar que los musulmanes de nacimiento no acostumbran formar comunidad con ellos. Omar Weston, nacido británico, pero mexicano por adopción, opina que los "de Arabia Saudita tienen algo de actitud farisea: [creen] que han obtenido una comprensión muy pura del islam y se enorgullecen de ello, aunque también [entre] los persas brota el asunto". En ello coincide Aarón Sajjad Pérez: los de la península (Qatar, Arabia Saudita o los Emiratos Árabes Unidos) "no nos consideran auténticos u originales, ni nos convidan a sus reuniones religiosas como las que hacen en el Club Egipcio". Pero otros inmigrantes islámicos no se comportan así, y si lo hacen, explica Weston, es porque estos últimos "no están muy preparados ni en el sentido islámico ni en el secular (escolar). Vienen al país en busca de trabajo, por medio de un paisano que le dijo que había posibilidades, y llegan a vender artesanías también, hacen sus grupos (por ejemplo, los paquistaníes)". Y agrega: "El mexicano converso podría tomarlo como un desprecio, pero creo más bien que ellos están haciendo su conexión, como los británicos reuniéndose en Paseo de la Reforma para jugar cricket, revivir el pub; no integran al extranjero. Pero si los ves trabajando en sus vidas diarias no discriminan al mexicano".

Un análisis similar lo hace Francisco Javier Rojo García (2015), quien ha sido apuntalado por su comunidad para prepararse teológicamente en países islámicos: los extranjeros tienen su temperamento y el mexicano es más abierto y espera reciprocidad. Es verdad que "a veces, quieren imponer sus normas. Se ha dado el caso de un pakistaní que me dice: en Pakistán, en Emiratos, en Egipto, en India, le hacen de esta manera, ¿por qué aquí diferente? Yo le respondo: implementa esa metodología en tu comercio, en tu negocio y lógico que no tendrá éxito. La nuestra es una cultura muy fuerte".

Vanessa Flores Osorno (2015), psicóloga de 47 años, admite que hay segregación, pero "es una condición humana. No lo he vivido en lo personal porque he sido la esposa de alguien [Omar Weston] que llevó la comunidad en cierto periodo. Sí aprendí a detectar a las personas que sonríen porque hay interés, y a cuidarme en ese aspecto. Algunas hermanas me han dicho que así les ha pasado". Por su parte, María Inés Pasos, convertida de modo solitario hace cinco años, ha percibido que "en el islam todo mundo cree que sabe; sobre todo, los que son de nacimiento [y así, suponen que] pueden juzgar a los demás. Pero en el islam no hay autoridad, por eso no sé quién diga que esa profesión de fe debe ser pública o privada".

Todos los entrevistados coinciden en afirmar sin excepción que los actos terroristas en nombre del islam afectan su día a día. Sin embargo, como dato curioso, cada vez que ha habido uno (como el de las Torres Gemelas de Nueva York, o el asesinato de los periodistas de Charlie Hebdo, en París) surge una nueva oleada de conversos, como afirman Isa Rojas y Omar Weston. Abdul Malik (2015), también con una larga trayectoria en el sufismo bajo la dirección de la shêij Amina Teslima, se queja de que usen el nombre "islam" para atacar "y lo importante que a mí me gustaría transmitir es que eso no es islam; eso es terrorismo". Isa Rojas (2015) concluye: "Somos gente pacífica".

Opinión de musulmanes extranjeros sobre la comunidad mexicana. La umma[19] mexicana

Desde que empezaron a formarse las primeras comunidades islámicas en México, como ya han señalado algunos estudiosos del fenómeno y de su historia, como Castro Flores, Cobos Alfaro, Pastor de Maria y Campos, y Zeraoui,[20] la religión nacida en Oriente era entendida de modo genérico, como decir, el cristianismo, sin reparar en que existen denominaciones diferentes cuyas posturas varían, se parecen, pero tienen matices distintos, o bien, se oponen.[21] Por ejemplo, entre los entrevistados para este trabajo que hicieron distinciones del islam fueron, por lo común, chiítas, ‘ahmadíes’ y sufíes, y dentro de estos últimos, distinguieron sus cofradías o maestros.

La incipiente comunidad, hacia la década de 1980 y en las décadas siguientes, comenzó a reunirse en casas o departamentos rentados o prestados que fungían como lugares de oración y mezquitas, o bien, se trataba de donaciones de algún familiar. El Club Egipcio, por ejemplo, comenzó a servir en un departamento prestado por la embajada de ese país para atender las necesidades espirituales de sus diplomáticos. Un caso especial fue Torreón, donde desde 1986 empezaron a fincar "Suriya". Es arquitectónicamente la más semejante a cualquier mezquita turca, iraní o saudí. Sin embargo, no hay una en todas las entidades federativas del país, y es común reunirse con fines devotos en el domicilio de alguien.

Sean los 3 670 del censo poblacional o los entre diez y veinte mil musulmanes que estiman otros, en México esta cifra es flotante por dos razones básicas: muchos son extranjeros (en su mayoría hombres) que se establecen de forma temporal, ya sea como funcionarios diplomáticos, representantes de empresas extranjeras o como estudiantes. No es posible saber cuántos sean mexicanos, pero por estimaciones de los entrevistados, la mitad. La otra razón es la deserción. Como declaró Weston: "se convierten por oleadas y luego se van". De cualquier manera, algunas mezquitas permiten la interacción de nacionales y extranjeros, y más de una allí conoció a su esposo, como Cassandra Tafo (2014). En otras, la participación de inmigrantes es nula o escasa, por ejemplo, en la de San Juan de Aragón sólo asiste un turco casado con una mexicana. La de Guadalajara, la cual se visitó para la presente investigación, es multicultural: rezan, mezclados con mexicanos, egipcios, hindúes, sirios, marroquíes, pakistaníes, estadounidenses o sudaneses.

En los últimos años, países ricos del Medio Oriente han ofrecido becas para estudiar teología islámica. El lugar más ofertado es la Universidad de Medina, en Arabia Saudita. Y un buen ejemplo de ello es Isa Rojas, de los primeros mexicanos que radicaron en esa ciudad por motivos escolares. Los primeros años, de ocho que estuvo, debió aprender árabe para luego entrar de lleno en el equivalente a una licenciatura. A cambio, toda su formación fue gratuita, incluida la estancia.[22]

De acuerdo con la colombiana Yaísa Marrugo (2015), con "formación académica en ciencias islámicas ", en México sólo hay cuatro personas, además de ella: "Un hermano egresado de la Universidad de Lasar; Mahmud, de la Facultad de Dawa; una hermana egresada de Damasco, de la misma universidad que yo, e Isa Rojas, un hermano egresado de la Universidad de Medina".

Una formación teológica más sólida, entonces, es una necesidad. Yadira Muñoz García explica que, al no contar con un imán en Guadalajara, "tenemos que ser autodidactas. Isa Rojas tiene su comunidad [en el Distrito Federal, pero sólo] viene una o dos veces al año, y tiene tanta gente que le pregunta cosas, que no tiene tiempo". En la capital de Jalisco, por ejemplo, inmigrantes musulmanes tomaron la iniciativa de financiar a mexicanos para que estudien diplomados. Quien ya ha cursado varios es Francisco Javier García Rojo (2015), a quien auspician para que dirija la umma jalisciense. Al día de la entrevista, informaba que había 25 mexicanos en la prestigiada Universidad de al-Azhar (sunita), en El Cairo, 16 de los cuales son de Guadalajara y una hermana de Puebla: "Familias o particulares pagan estos cursos. La inversión de cada uno de ellos es de 5 500 a 6 000 dólares por el curso de un mes, el cual incluye el avión, hospedaje, transporte a la universidad y alimentos. En el día libre, los llevan a pasear. Estos viajes uno se los gana a través de recomendaciones, méritos”.

Pero él también opina que "cuando hay dudas, nada mejor que el internet". "Se supone que yo estoy para eso", agrega. Sin embargo, para contrarrestar, resume que "el islam es muy sencillo y no se trata de complicarse la existencia y buscar dificultades. Es un modo de vida". El internet:

Es una herramienta muy útil pero en México no han sabido aprovecharlo. En Estados Unidos, una persona hace su red social, sube videos y material, lo siguen y avisa cuándo va a tal auditorio, en tal ciudad. Aquí no. Si yo aviso a través de una red social, nadie va a llegar […] [Por otra parte] suben muchos artículos de escuelas, para preparar imanes, pero se requiere de una explicación muy amplia [y siempre es] de acuerdo con la interpretación del autor del artículo (Francisco J. García Rojo, 2015).

Como "en el islam no hay un teórico", en el balance de Isa Rojas —quien, por cierto, no se considera un imán— ser autodidactas los conecta de forma inmediata con el internet y las redes sociales. "Para esta religión" es vital, resume Yadira Muñoz (2015). Adriana Yael Kharat (2015), a quien le "gusta mucho leer", internet "es como un santo, ¿sabes? Gratis o con costo, dependiendo. Afortunadamente, he encontrado la manera de aprender. Si algo no me queda claro, lo investigo por internet o con amigos que conozco y que saben más". Maryaam Fátima Cancino (2015) es, más bien, ecléctica, pues conversa por internet con muchos "salafíes", chiitas y sunitas, también con shêij o imanes. "Cada día que conozco más el islam, llena todo mi ser. Hago mis cinco zalá del día, lloro siempre. Por ejemplo, con Isa Rojas a quien pregunto cualquier duda, es mi líder espiritual, tiene mucha preparación". Aarón Sajjad Pérez estima que 80% de la información adquirida proviene de esa fuente, pero, a la vez, con los años, al crecer el número de publicaciones en castellano ha ido optando por consultar bibliotecas o pedir libros por internet. Las redes sociales las utiliza a menudo y administra, junto con otros jóvenes, la página de Facebook Islam en México.

La conversión de Montserrat Aceves Aguirre (2015), licenciada en Letras Hispánicas, ocurrió a través de internet.

¿Qué porcentaje de tus amistades hechas por un vínculo religioso son de internet?
—Mitad y mitad. Hermandad es alguien con quien puedes contar; te habla del islam realmente, está ahí contigo en la fe. Hay gente con la que puedes compartir la fe, pero no tener un acercamiento como con mis amigas, mis hermanitas de Arabia Saudita. Aquí tengo a mis hermanas.

Empero, las respuestas que se pretenden obtener por esa vía, primero deben agotar El Corán. Si ahí no queda claro, "ya viene el internet", explica, pero resulta que las respuestas siempre estarán "de acuerdo con las diferentes escuelas". Al pedir un ejemplo de qué ha consultado, viene a su memoria el tema de los intereses derivados de la adquisición de un bien. "Si alguien no tiene dinero suficiente para pagar una casa, tiene que recurrir a un crédito. Entonces, la pregunta que hacíamos era si es válido en el islam". Con miembros de la umma revisaron qué dicen las diferentes escuelas: unas ya "tienen ciertos veredictos, hay quienes ya han logrado un consenso sobre el tema; por ejemplo, si vivir allí [en esa casa] es para tu beneficio, está bien que pagues intereses. Otros pueden afirmar que ninguna clase de interés es permitido. Depende qué escuela se siga y qué bases ofrezca [es lo que tomamos en cuenta] para afirmar lo que debemos seguir "(Montserrat Aceves Aguirre, 2015). En la misma línea responde Yadira Muñoz (2015): para evitar el rendimiento ajeno, incluso se puede recurrir con "hermanos que tienen tarjetas de crédito, pero las usan así, a meses sin intereses y pagan antes del corte, para que no los genere. De hecho, si alguien tiene una cuenta bancaria y le da intereses al año, se tiene que tomar esa cantidad y darla al necesitado".

Y siendo el internet un "santo", otros musulmanes lo emplean para difundir ideas y pensamientos a través de redes sociales, intercambiar información, polemizar y hasta vender. Una joven mazatleca, Alhelí, lanzó su propia marca de ḥijāb, túnicas, kaftanes y abāyah que vende en su propio sitio web bajo la marca Alhelí Sg. Ella aceptó responder una sola pregunta, hecha vía Facebook, sobre los orígenes de su negocio:

Noté la falta de diseños modestos, principalmente dirigidos a las musulmanas, además de que, gran parte de las marcas para nosotras, son extremadamente caras (cuando son de buena calidad), y las que son accesibles son de pésima calidad y manufactura […] Mi idea fue crear ropa modesta, además de bonita y con un toque mexicano moderno […] Al principio, el proyecto fue pequeño y dirigido a México pero, gracias al interés de las musulmanas en el extranjero, decidimos expandirlo a todo el mundo.

Pero a este santo no lo veneran todos los musulmanes. María Eugenia Gantús (2015) afirma que su formación teológica ha sido sólo a través de libros que solicita por internet: "No necesitas dinero pues lo envían de forma gratuita de la Fundación Oriente u otras, si tienes una pregunta sobre la mujer, Fátima, qué se yo".

Para los sufíes, en particular, el estudio de El Corán es más disciplinado. Jorge Wali Naude (2015) se queja de que a lo largo de 24 años hubo mejores épocas en sus círculos de estudio; "Ahora sólo viene una persona a quien considero íntegra, quizá no es un místico, pero hemos deducido juntos muchas cosas". El desánimo se esfuma cuando recuerda que Rumi (Celaleddin Mehmet Rumi) sólo tenía un discípulo, Usamudín, "que ni iba a la comunidad", y es quien escribió el "Masnavi-ye Manavi, ni siquiera los hijos".

Abdul Malik (2015) piensa que el islam es tan diverso que las diferencias en la interpretación generan "una discusión muy fuerte entre las comunidades. No hay una umma, como pretenden imponer". Por ejemplo, la teóloga Yaísa Marrugo (2015) rechaza el sufismo: Y explica:

"Al-Tasajud" es una de las 12 ciencias islámicas. Trata lo relacionado con fenómenos paranormales y los estados del alma; incluso, va más allá y habla de la influencia de los estados del alma en el comportamiento humano. Todo eso va relacionado. Es una ciencia respetable [Pero] en ninguna parte de la ciencia islámica se habla de hacer ritos raros, que nacieron por la influencia del chamanismo centroasiático sobre las comunidades musulmanas de aquel entonces.

Ante la pregunta de cómo percibe, siendo extranjera, a la comunidad islámica de México, Marrugo responde: "Muy pobre, desafortunadamente". Percibe mucha influencia económica de " algunas corrientes de países del golfo [pérsico]; por otro, Turquía y algunas naciones como Pakistán, las cuales estimulan mucho otras, un poco dudosas, de sufismo u otras. Por otro, está el "chiismo" que, aunque pequeña, es donde veo menos división". En síntesis: "Hay poco conocimiento real. La información está tergiversada y eso provoca mucha fragmentación. En algún momento, comentaba con alguien que, comunidad como tal, aquí [en México] no existe. Algunos somos musulmanes reales, otros son musulmanes a su manera y unos más, ni siquiera saben qué es el islam".

Un balance parecido es el de Ángel Horacio Molina (2015):

Son comunidades nuevas. Falta mucho proceso de consolidación institucional. Sobre todo en ciertos personalismos, en interés permanente por liderazgos. Pesan más las referencias personales, y se exacerban más las disputas internas, lo que atenta contra la formación de los nuevos miembros. Jóvenes los más, de entre 20 y 30 años, mayoritariamente mujeres, como en la comunidad chií y suní. Poca formación teológica o nula.

Dogmatismo y diálogo interreligioso

El panorama religioso del país ha cambiado de forma sensible en las últimas décadas. Cuando comenzó a censarse la población, desde 1895, el credo católico mostró un "evidente predominio" (99.1%), mismo que durante el siglo XX disminuyó de manera constante hasta situarse en 88% de la población general en el XII Censo General de Población y Vivienda.[23] Los estados que registran en la actualidad una multirreligiosidad palpable son, en orden, Chiapas (21.9% contestó no ser católico), Tabasco (18.7%) y Quintana Roo (16.1%). También ha crecido el número de "no creyentes" o "sin religión", en los que Chiapas está a la cabeza con 13.1% y le sigue Tabasco con 10 porciento.

Derivado del mismo censo, el INEGI afirma que el país ya tiene una "composición plural" en el campo religioso,[24] a decir de sus datos estadísticos: aunque el cristianismo, en sus diferentes denominaciones, es mayoritario (de 112 336 538 millones de habitantes, 103 848 592 se declaró cristiano en 2010), llama la atención que los declarados ateos o sin religión sean la segunda respuesta con 5 262 546.

Para los musulmanes de México, entonces, es común enfrentarse al mundo cristiano, sea en el matrimonio o vida de pareja, la familia, en el trabajo y la sociedad. Con frecuencia, por tanto, refieren el gran respeto que tienen por Jesús y su madre, María, y muchas veces escuché de ellos referencias a la sura de Maryaam. El sirio Aymane (2015), por ejemplo, se casó con una mexicana y cada uno conserva su credo: "Si quieres Jesús, está bien, si el profeta Musa (Moisés), está bien. El musulmán es todo paz":

¿Las diferentes religiones que hay entre tú y tu esposa causan conflicto?
—No. Tú casada y tienes problemas con el esposo, ¿verdad? Pues yo casado con cristiana, y no tengo. A veces, sí, un poquito, así […] No hay muchos pleitos. Yo tengo una buena esposa, y yo buena gente marido.

Los más formados en aspectos religiosos suelen rechazar dogmas cristianos considerándolos carentes de base científica, pero al mismo tiempo aceptan convivir pacíficamente en medio de la abrumadora mayoría cristiana. Ninguno rechazó, por ejemplo, la necesidad de sostener un diálogo interreligioso para establecer una sana convivencia. Sí, de respeto, incluso con los ateos.

Abdul Malik (2015), de los pioneros sufíes en México, ha pertenecido al Consejo Interreligioso de México desde su fundación, en 1992, porque, afirma, el mensaje de El Corán es claro: "respetar a 'la gente del Libro'"; es decir, a judíos y cristianos:

En El Corán se habla de 124 000 profetas; es decir, que a toda cultura le ha llegado un mensaje proveniente de la única fuente que es Dios. En ese sentido, la diversidad ha sido una prerrogativa divina, una misericordia. Dios mismo, al final del tiempo, explicará estas diferencias. Cada gente se acerca por su camino a Alá y si ese camino es distinto [no importa pues] al final, todos llegaremos a Alá. Si alguien no cree también se le respeta. El islam acepta la diversidad, no sólo es tolerante con las otras religiones.

Isa Rojas (2015) coopera en el Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), de la Secretaría de Gobernación, con el funcionario Ignacio Cuevas, para tratar la diversidad religiosa. Refiere, con otras palabras, el mismo pasaje coránico: "Mahoma ya realizaba diálogo interreligioso cuando pedía a sus seguidores: 'hablen con la gente del Libro'". Para Yammalaudin Contreras, los sufíes "estamos en diálogo permanente" porque "somos una minoría".

María Inés Pasos (2015) responde:

¿Nace de ti el diálogo interreligioso o tu religión te condiciona a ello?
—Yo me considero musulmana solitaria porque no convivo con personas de aquí. Amigos virtuales tengo, pero los he conocido y he tratado con ellos. No busco a alguien de esta religión para casarme, aunque mi esposo anterior era converso.

Por último, de los 35 entrevistados (1% de lo que reporta el último censo poblacional), Angélica (2015), luego de seis meses de haber jurado su fe, el día de la entrevista aceptó haberse percatado de que en la nueva religión también hay dogmatismo. Muchos interrogados al respecto, respondieron que no sabrían explicar de qué se tratan los dogmas. Al ahondar un poco más en la idea de que son enunciados que se dan por verdaderos, aceptan que son así porque vienen revelados a Mahoma en El Corán y ésa es la verdad.

Jorge Wali Naude (2015) apunta que los dogmas existen "porque la gente tiene miedo de pensar por sí misma. Las cosas tienen un orden y la gente lo tiene que seguir. Por eso existen Estados nacionales, el partido en el poder, etcétera". Refiere que tiene divergencias con el dogmatismo islámico "oficial", aunque admite que muchos dogmas surgieron como costumbres "propias de la época" y que otros se impusieron. Por ejemplo, el estudio le ha permitido saber que durante "los primeros años del islam los grupos eran mixtos", pues la religión "no habría tenido éxito si no se le hubiera dado la misma información a las mujeres". Pero dos siglos más tarde" se pone una barrera y se justifica la separación entre sexos". Por ello, hay dogmas que sólo pueden creerlos " una mente infantil".

Reflexiona:

El último muftí de Arabia Saudita, Mohamed Abdulá Bimbáz, quien se dedicó a matar a todos los perros del país, decía que la Tierra no era redonda, que era una herejía creerlo […] El tipo decía estas cosas y te encuentras a los jóvenes del siglo XXI, en el Zócalo de la Ciudad de México, proclamando que la Tierra no es redonda […] Eso no es ser un maestro sino un teólogo esquizofrénico.

Por el contrario, Yaísa Marrugo (2015) acepta que los dogmas son propios de las religiones, pero que el islam es ante todo una ciencia porque, a diferencia de los dogmas, sí se puede comprobar. Moddod Ahmad Khan (2015) niega de igual modo que el "ahmadismo" sea dogmático.

Quizá por su formación filosófica, María Inés Pasos (2015) afirma que "la religión no puede buscar verdades históricas o científicas porque se va a equivocar", pues "cuando hay un conflicto entre algo que uno cree por fe y algo que es racional creer, termina mal". A la pregunta de cuáles dogmas islámicos no puede entender pero los acepta, responde:

Bueno…, pues es que… ¡yo no acepto nada! Por eso, nadie diría que yo soy musulmana. Ni siquiera diría que estoy segura de que existe Dios. Rezo, hablo con Dios, es una práctica. Ojalá exista. Vivo como si existiera pero no tengo conocimiento de Dios. Por eso no soy una buena representante del islam […] pareciera apostasía y bien me podrían apedrear (ríe). No estoy comprometida con creencias.

Conclusiones

Hay tantos musulmanes como cabezas tiene el mundo. Se quejan de la falta de jerarquía, lo que da pie a interpretaciones variadas, pero a la vez reconocen la importancia de que su religión les haga acceder al texto sagrado, leerlo e interpretarlo sin intermediarios. Su formación por lo común echa mano de internet en sitios en inglés, en su mayoría. Los líderes religiosos con formación teológica son escasos, así que se registra un alto caso de autodidactas.

A los musulmanes mexicanos entrevistados les ha influenciado el mundo árabe o el islámico de distinta manera. La mayor parte, sin embargo, quiere incorporar la mexicanidad a la religión, incluso en temas polémicos como la comida; eso sí, para todos, el cerdo es un alimento prohibido. Como ciudadanos han solicitado cosas sencillas, por ejemplo que las identificaciones oficiales puedan tener una fotografía con su velo o turbante y que, en los días festivos de su religión, puedan contar con asueto. Para el proceso electoral de 2018, los electores musulmanes pudieron tramitar su credencial para votar con turbante o ḥijāb.

Todos proclaman que su religión es pacífica y que la convivencia con los mexicanos ha sido por lo general bien llevada. Aunque haya cordialidad, también reconocen, cuando profundizan en temas religiosos sucede lo mismo que en la política: se encienden los ánimos y surgen las hondas diferencias. La mayoría proviene del catolicismo.

De las entrevistas se desprende la necesidad de los musulmanes conversos de apegarse a la nueva religión, emulando las enseñanzas que van desde el dirigente de la mezquita hasta líderes conocidos como los ayatolás, los muftíes o imanes famosos, algunos de ellos hace no mucho fallecidos, como Ruhollah Jomeini. Los musulmanes con una más dilatada antig üedad, quienes son los menos, incluso han abandonado esta vía y por su cuenta han formado grupos menos ortodoxos.[25]

En México, cuando menos por cuanto hace al islam, no hay una discriminación que pueda ser señalada como grave de acuerdo con los testimonios de los entrevistados.

En la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México levantada en 2010, ante la pregunta; "¿Ha sentido que sus derechos no han sido respetados por su religión?". El 25.5% respondió que sí, y 68.3% que no. Las minorías religiosas consideran, a su vez, que es "muy positivo" en 74.4% que haya pluralidad religiosa, aunque las minorías piensan que para los de su misma religión, el principal problema con el resto de las religiones es la falta de aceptación o rechazo (28.7%).

Por último, desde 1992 fue fundado el Consejo Interreligioso de México, en el que el islam tiene una representación, pero sólo de una corriente: la rama sufí de Amina Teslima. Además, sólo tres organizaciones musulmanas están registradas ante la Secretaría de Gobernación.

Todos los musulmanes entrevistados accedieron con gusto a dar su testimonio a fin de que otras confesiones religiosas conozcan lo que piensan y sus creencias sean respetadas y no estereotipadas.

Fuentes

Entrevistas

Abdul, Malik, México, 21 de marzo de 2015.
Aceves Aguirre, Montserrat, Guadalajara, 8 de mayo de 2015.
Alhelí, Mazatlán (vía Facebook), 3 de mayo de 2015.
Aymane, Guadalajara, 8 de mayo de 2015.
Cansino, Maryaam Fátima, Puebla (vía Facebook), 13 de abril de 2015.
Contreras, Yamalaudin, México, 21 de marzo de 2015.
Flores Osorno, Vanessa, Tequesquitengo, 22 de junio de 2015.
Gantús, María Eugenia, México, 15 de febrero de 2015.
García Rojo, Francisco Javier, Guadalajara, 8 de mayo de 2015.
Grecia, México, 23 de enero de 2015.
Kharat, Adriana Yael, Guadalajara, 8 de mayo de 2015.
Marrugo, Yaísa, México, 21 de marzo de 2015.
Molina, Ángel Horacio, México, 15 de febrero de 2015.
Moddod Ahmad Khun, México, 21 de marzo de 2015.
Muñoz García, Yadira, Guadalajara, 8 de mayo de 2015.
Naude, Jorge Wali, México, 1 de junio de 2015.
Noé, México, 23 de enero de 2015.
Pasos, María Inés, México, 1 de junio de 2015.
Pérez, Aarón Sajjad, México, 7 de febrero de 2015.
Pimentel Andrade, Montserrat, México, 23 de enero de 2015.
Raúl, México, 23 de enero de 2015.
Waly, Claudia Khaled, Monterrey (vía Facebook), 13 de febrero de 2015. Tafo, Cassandra, México, 17 de diciembre de 2014.
Weston, Omar, Tequesquitengo, 22 de junio de 2015.
Zaid, Fernando, México, 30 de enero de 2015.

Bibliografía

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Páginas electrónicas

www.islamicfinder.org
http://www.asociacionesreligiosas.gob.mx
www.conapred.org.mx
http://www.portal.unesco.org/es/
http://www.rae.es/diccionario-de-la-lengua-espanola/la-23a-edicion-2014.


Citas

[1] La transliteración se ha resuelto de la siguiente manera: las palabras castellanizadas del árabe clásico serán tomadas del Diccionario de la Real Academia Española (2014), y cuando no sea posible me apegaré al esquema propuesto por el Grupo de Investigación de Estudios Árabes Contemporáneos de la Universidad de Granada, España, expuesto en Mercedes del Amo, "Sistema de transliteración de Estudios Árabes Contemporáneos", MEAH (Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos), Sección Árabe-Islam, vol. 51, 2002; en tal resta importancia a la transcripción fonética. Cuando lo amerite nos apoyaremos en la transliteración empleada por Montserrat Abumalham. Textos fundamentales de la tradición religiosa musulmana, 2005, y, por último, en el Arabic Visual Interactive Syntax Learning (ARABVISL), sistema de gramática árabe popularizado en internet, elaborado en Dinamarca en 1999, más bien empleado para el inglés.

[2] Simultánea al huso horario del país de cuya escuela se sigue. Las cinco oraciones diarias (el zalá) se fijan con relación al calendario musulmán y los horarios no son siempre los mismos, pero se consultan para ser exactos, y son: "fajr" (antes del amanecer), "dhudr" (poco después del medio día), "asr" (hacia la tarde), "maghrib" (cuando se pone el sol) e "isa" (de noche). Por ejemplo, para Torreón, el día consultado quedaba de la siguiente manera: 6:17, 13:54, 5:24, 20:12 y 21:26 horas, respectivamente, recuperado de: , consultada el 3 de septiembre de 2015.

[3] La mayoría de las mezquitas y musalas en América Latina, según Camila Pastor ("Ser un musulmán nuevo en México. La economía política de la fe", Istor. Revista de Historia Internacional, año 12, núm. 45, 2011, p. 57), "han sido construidas en los últimos años noventa".

[4] Clasificación de religiones, México, INEGI, 2010, pero para ampliar esto, vid. Luis Mesa Delmonte (comp.), Medio Oriente. Perspectivas sobre su cultura e historia, 2007.

[5] Felipe Cobos Alfaro, "Los musulmanes de México en la umma", Diario de Campo, núm. 96, enero-febrero de 2008, pp. 10-22.

[6]Recuperado de: , consultada el 6 de octubre de 2016. Se trata de Comunidad Islámica de la Laguna (con sede en Torreón, clave sgar: 255), Sociedad Islámica Masjid el Noor de Rosarito, Baja California Norte (clave 4120) y Orden Sufí Jalveti Yerraji de México (con sede en el Distrito Federal, SGAR: 2100). Muchas otras no están registradas en la Secretaría que, incluso, tienen páginas en internet como el Centro Salafí de México, el Centro Islámico Ahl-ul Bayt (México), la Asociación Mexicana de Mujeres Islámicas, A. C., el Instituto de Lengua y Cultura Árabe Al Hikmah A. C. y el Centro Educativo de la Comunidad Musulmana, A. C., entre otras.

[7] De los registrados, 21 son de la Comunidad Islámica de la Laguna, 4 de la Orden Sufí Jalveti Yerraji y una ministra de Rosarito.

[8] Beatriz Gutiérrez M üller, "Facebook e internet: ¿para qué los usan los musulmanes en México?", Trayectorias, año 18, núm. 42, enero-junio de 2016, pp. 28-58.

[9] La variante "ahmadí" surgió de un movimiento encabezado en India por Mirza Ghulam Ahmad, el "mesías prometido". En la actualidad (desde 2003) dirige a la comunidad internacional el califa Hazrat Mirza Masrur Ahmad, quinto sucesor del fundador Mirza. Sólo serán referidas a pie de página la primera cita del entrevistado y se podrá localizar la relación de todas, por orden alfabético, en la bibliografía.

[10] Mark Lindley-Highfield, "Muslimization, mission and modernity in Morelos: The problem of a combined hotel and prayer hall for the Muslims of Mexico", Tourism, Culture & Communication, vol. 8, núm. 2, 2008, pp. 85-96.

[11] Panorama de las religiones en México, 2011.

[12] Concertada una cita con la comunidad chií de Torreón, Coahuila, fue cancelada de último momento.

[13] Vid. Alian Touraine, ¿Podremos vivir juntos? Iguales y diferentes, 1997; y Miguel Alberto Bartolomé, Gente de costumbre y gente de razón: las identidades étnicas en México, 1997.

[14] Literalmente, ḥalāl es "permisible", opuesto a ḥarām, lo "prohibido". "En el islam, el marco de lo lícito (la carne procedente de una inmolación en toda regla) y de lo ilícito (carne impura, algunas prácticas sexuales) está escrupulosamente codificado" (Malek Chebel, El islam. Historia y modernidad, 2011, p. 166).

[15] Recuperado de: , consultada el 5 de septiembre de 2015. El Bureau of Democracy, Human Rights and Labor Department of State, de Estados Unidos, resume que los "incidentes" sobre el tema de discriminación religiosa son 12 (a 2013). El más destacado es el cautiverio de 30 indígenas protestantes a manos de 200 católicos en la población de Santa María Yohueche, Chiapas, el 8 de febrero de 2011. De ellos, dos se resolvieron y 10 más se turnaron a las autoridades locales.

[16] Mohamed al-Bouti, máxima autoridad suní en Siria, de 84 años, falleció en un ataque suicida en la mezquita Al Iman, de Damasco, junto con otras 40 personas en marzo de 2013. Según el periódico ABC de España, el imán había emitido una fatwa en contra de los rebeldes, opositores al gobierno de Assad.

[17] Entre otros, véase las páginas recuperadas de: www.elsalat.net, www.elcoran.net y www.industriahalal.com.

[18] La Biblia de Referencia Scofield fue editada por el pastor Cyrus I. Scofield y publicada en 1917, emplea la versión King James de la Iglesia protestante, como Biblia anotada, con explicaciones y comentarios.

[19] El concepto coránico (en los versos de Medina y de Meca) que, de manera simple, no significa nada más que la comunidad de musulmanes en el mundo, ha sido debatido por sus propios miembros. En el presente trabajo no se puede abordar a fondo la polémica, sólo se señala que por la diversidad de escuelas y creyentes no todos refieren una misma umma. Un investigador que se ocupó del complejo asunto es George Decasa (The Qu’ranic Conception of Umma and its Function in Philippine Muslim Society, 1999), desde la perspectiva actual de los musulmanes filipinos. El Gregorian Research Centre on Cultures and Religions concluye, entre otras, que la umma para muchos es un espacio geográfico en donde política y religión van juntas; para otros, dicha postura es fundamentalista; también hay quien habla de que es, antes bien, una "realidad espiritual o una "misión" y hasta proselitismo en lugares donde no ha habido, históricamente hablando, presencia significativa del islam, como Latinoamérica.

[20] Claudia Castro Flores, "Allah en masculino y femenino: formas diferenciadas de interpretar y practicar el islam en México", tesis, 2012; Felipe Cobos Alfaro, op. cit., Camila Pastor de Maria y Campos, "Ser un musulmán nuevo en México. La economía política de la fe", Istor. Revista de Historia Internacional, año 12, núm. 45, 2011, pp. 54-75; Zidane, Zeraoui, "La comunidad musulmana en México: diversidad e integración", Relaciones Internacionales, núm. 40, 2011, pp. 337-359.

[21] Vid. la Clasificación de religiones, 2010: en credo, grupo y subgrupo, el cristianismo tiene centenas. Catolicismo aparte, por ejemplo, la Iglesia metodista tiene 13 diferentes nombres.

[22] Él la traduce como licenciatura en Ley Islámica, que comprende tres ramas, según explica: Adoración, Juicio y Jurisprudencia, y Leyes Económicas. Al llegar a México logró a través de un "dictamen técnico" (la otra opción es "revalidación") que la Secretaría de Educación Pública (SEP) validara sus estudios en Arabia Saudita. Cuenta que un compañero suyo, de Argentina, hizo el mismo procedimiento y su carrera fue llamada por las autoridades de su país "licenciado en Teología". Sus estudios fueron llamados en México, "licenciatura en Derecho Islámico".

[23] La diversidad religiosa en México, 2005, p. 3.

[24] Panorama de las religiones en México, 2011, p. VII.

[25] Aunque sea menor, el siguiente detalle refleja la importancia del liderazgo que por lo común forma la conciencia religiosa de la grey mexicana: dentro del baño, en la mezquita de San Juan de Aragón, un cartel persuade a las damas a reducir el consumo de agua para la ablución: el aviso señala que ellas, en promedio, utilizan seis litros pero "la Sunnah", a través del libro Ṣaḥīḥ al-Bukhārī indica que debe ser un "mudd", esto es, 775 mililitros, pues así fue narrado por "Annas […] [quien] solía tomar un baño con un Sa' o hasta 5 mudd (1 Sa' = 4 mudd)". Ṣaḥīḥ al-Bukhārī es uno de los seis "hádices" más importantes para el islam. Contiene como los demás dichos del Profeta, las "palabras santas" (Malek Chebel, op. cit., p. 166).