No. 31 (1994)
Ensayos

La función social de los libros de historia en la España imperial de los siglos XVI y XVII

Guillermo Zermeño
Universidad Iberoamericana

Published 1994-03-31

How to Cite

La función social de los libros de historia en la España imperial de los siglos XVI y XVII. (1994). Historias, 31, 49-56. https://revistas.inah.gob.mx/index.php/historias/article/view/14026

Abstract

Este ensayo pretende aproximarse a la respuesta de la siguiente pregunta: ¿cómo y para qué se escribían libros de historia en la España imperial durante los siglos XVI y XVII? En relación con el conjunto de los libros de historia que se escribieron en esta época nos vamos a concentrar, principalmente, en las crónicas de la conquista y poblamiento de la Nueva España. Consideramos que las características básicas de las crónicas sobre la conquista de la Nueva España se encuentran, en tanto que práctica de escritura de la historia, en la totalidad de lo que podríamos llamar libros de histona de esa época; cuando menos como forma dominante en la historiografía de estos siglos.

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References

1 "En el análisis de la experiencia del lector o de la 'comunidad de lectores' de una época histórica determinada, las dos partes de la relación texto-lector (es decir, el efecto como momento de concretización del sentido, condicionada por el texto; y la recepción como momento condicionado por el destinatario) tienen que ser diferenciadas, organizadas e interpretadas como dos horizontes diferentes: el literario interno, implicado por la obra, y el entornal, aportado por el lector de una sociedad determinada. Y todo ello para reconocer cómo la expectativa y la experiencia se enlazan entre sí, y si por tanto se produce un momento de nueva significación." Robert Hans Jauss, Experiencia estética y hermenéutica literaria, Madrid, Ed. Taurus, 1986, p. 17.
2 Para profundizar en la función del lector en la actualización del sentido del texto se pueden consultar los siguientes libros: Robert Hans Jauss, Experiencia estética y hermenéutica literaria, op. cit.; Wolfgang Iser, El acto de leer, Madrid, Ed. Taurus, 1987; Umberto Eco, Lector in fabula. La cooperación interpretativa en el texto narrativo, Barcelona, Ed. Lumen, 1987; y Michael Charles, Rhétorique de la lectura, París, Ed. Seuil, 1977,
3 "Todo presente finito tiene sus límites. El concepto de la situación se determina justamente en que represente una posición que limita las posibilidades de ver. Al concepto de la situación le pertenece esencialmente el concepto del horizonte. Horizonte es el ámbito de visión que abarca y encierra todo lo que es visible desde un determinado punto." Hans-Georg Gadamer, Verdad y método, Salamanca, Ed. Sígueme, 1977, p. 372.
4 "La reconstrucción del horizonte de expectativas ante el que una obra fue creada y recibida en el pasado hace posible, por otro lado, postular preguntas a las que el texto ya daba respuesta y reducir con ello cómo pudo haber visto y entendido la obra el lector antiguo. [...] Este acceso pone a la vista la diferencia hermenéutica entre la concepción pasada y la actual de una obra, hace consciente la historia de su recepción reconciliando las dos posiciones y cuestiona con ello, como un dogma platonizante de la metafísica filosófica, la certidumbre aparente según la cual la poesía es atemporal y está eternamente presente en un texto literario y cuyo sentido objetivo, acuñado de una vez para siempre, es accesible en todo momento de una manera directa al intérprete." Dietrich Rall (comp.), En busca de texto. Teoría de la recepción literaria, México, UNAM, 1987, p. 57.
5 Hans-Georg Gadamer, op. cit., p. 372.
6 "… el lector implícito no está anclado en un sustrato empírico, sino se funda en la estructura del texto mismo. Si nosotros suponemos que los textos sólo cobran su realidad en el hecho de ser leídos, esto significa que al proceso de ser redactado el texto se le deben atribuir condiciones de actualización que permitan construir el sentido del texto en la conciencia de recepción del receptor". Wolfgang Iser, El acto de leer, p. 64.
7 Hans Robert Jauss, La literatura como provocación, Barcelona, Ed. Península, 1976, p. 174.
8 "La razón para concentrarse en el estudio de los actos de habla es, simplemente, ésta: toda comunicación lingüística incluye actos lingüísticos. La unidad de la comunicación lingüística no es, como se ha supuesto generalmente, el símbolo, palabra, oración, ni tan siquiera la instancia del símbolo, palabra u oración, sino más bien la producción o emisión del símbolo, palabra u oración al realizar el acto de habla. Considerar una instancia como un mensaje es considerarla como una instancia producida o emitida." John Searle, Actos de habla, Madrid, Ed. Cátedra, 1986, p. 26.
9 Cfr. Roger Chartier, El mundo como representación, Barcelona, Ed. Gedisa, 1992.
10 Para ver en qué consisten estas otras cosas más: Cfr. Paul Benichou, La coronación del escritor 1750-1830, México, FCE, 1981.
11 Para profundizar en el concepto de lo imaginario: Cfr. Cornelius Castoriadis, L'institution imaginaire de la société, París, Ed. Seuil, 1975.
12 Estos tres tipos discursivos surgen al mismo tiempo, a finales del siglo XI al XII. Los tres vienen a darle una identidad a la nueva aristocracia -la nobleza caballeresca- que se forma con el nacimiento de la economía señorial. La diferencia entre ellos no se da a través de la separación entre verídico e imaginativo, sino en relación con el momento al que le dan peso. La narración épica se concentra en glorificar a los antepasados de esta nueva nobleza, mientras que la novela y la historia (crónica) en resaltar el presente y la potencialidad del grupo hacia el futuro. Las tres formas discursivas, desde los criterios modernos, son creación literaria, y conciben la temporalidad como repetición. A cada nuevo suceso hay que encontrarle su arquetipo, basado en hechos casi todos contados en la Biblia. Lo ya sucedido prefiguraba lo que está por suceder. El conocimiento se reduce a saber recordar: el pasado comprende y explica al presente y al futuro. Cortés como un nuevo Moisés, la caída de Tenochtitlan como una nueva caída de Jerusalén, la noche triste como una nueva noche de Jesús antes de su crucifixión y de su resurrección, etcétera.
13 Hans Robert Jauss, La literatura como provocación, Barcelona, Ed. Península, 1976, p. 174.
14 Cfr. José Antonio Maravall, La literatura picaresca desde la historia social, Madrid, Ed. Taurus, 1986.
15 Heidegger interpreta de esta manera la Crítica de la razón pura de Kant, en su obra Kant y el problema de la metafísica. El a priori que constituye el tiempo es la columna vertebral de las condiciones que hacen posible (como horizonte) la comprensión; por eso la interpretación de Heidegger encuentra su base en el paso de ese a priori que es el tiempo a la constitución del Yo trascendental como temporalidad. Sin pretensiones de sostener una interpretación al respecto, tan sólo sigo lo dicho por Otto Poggeler, El camino del pensar de Martín Heidegger, Madrid, Ed. Alianza Universidad, 1986, p. 86: "El Yo trascendental es interpretado en su temporalidad y captado como existencia y ser-en-el-mundo. Así es como debe ser encontrada la trama de lanzamiento de un pensar que piensa el tiempo como horizonte en la que la pregunta ¿qué es el ente?' pueda ser desplegada originariamente."