NARRATIVAS ANTROPOLÓGICAS,
año 3, núm. 5, enero-junio de 2022
Relatos interespecies...
Y. M. Rodríguez Garzón 7 J. Sánchez Maldonado
como nación frente a eventos deportivos como el fútbol y el ciclismo. El alcalde cues-
tionaba un decreto presidencial que, al parecer, dejaba sin piso las medidas que a nivel
local se habían tomado en los territorios para hacer frente a las urgencias suscitadas
por el COVID-19 en la ciudad en la que se había detectado el primer contagiado. Ya en la
mañana, mientras escribíamos insumos para estas líneas, circulaban fotografías de ta-
xistas de la ciudad que, a la altura de las fronteras entre Villavicencio y Bogotá, dispo-
nían sus vehículos para bloquear la entrada a foráneos.1
Por otra parte, conversaciones con los estudiantes de derecho de mi institución
me llevaban a plantearles la pregunta acerca de la obediencia; concretamente, acerca
de si podíamos ejercerla aun cuando nuestra conciencia estuviera en cuestión y
cuando se trata de defender la vida ante el miedo que se generaba. Varias de esas
discusiones se ventilaban ya en medio de un aislamiento social que llevaba a usar las
redes sociales como principal medio de comunicación con seres cercanos y no tan
cercanos. Esas mismas redes sociales han sido objeto de estudio, desde hace unos
años, de la antropología y otras ciencias sociales.2
Este trabajo se mueve en los intersticios disciplinares de la antropología y la psi-
cología social. Tiene como una de sus coordenadas más visibles las redes sociales y la
forma en que, a través de ellas, el COVID-19, declarado como pandemia por la Orga-
nización Mundial de la Salud (OMS), ha sido apropiada por actores sociales y gestio-
nada en diversos niveles de interacción social y flujo de información. Ello nos lleva a
estar atentos también, dentro de las posibilidades de observación de “lo social”, a
una suerte de ejercicio etnográfico de ir tras las huellas del miedo y de un agente no
humano reconocido mundialmente como COVID-19, que se ha inmiscuido en los
asuntos más recónditos de aquello que veníamos llamando humanidad.
Desde una antropología de las emociones, se quieren describir las primeras coor-
denadas para comprender, en el marco de una etnografía interespecies,3 la forma en
que el miedo se ha expandido y se transforma, cual actor red,4 en una serie de emo-
ciones que parecen habitar los distintos espacios de existencia de la vida en sociedad,
que ya pareciera demandar espacios de socialidad más que físicos y más-que-
humanos. De este modo, en una suerte de vaivén de relatos etnográficos, nos propo-
nemos representar espacios de socialidad, emociones, problematizaciones y eventua-
les espacios de recuperación de información en caliente para, por medio de un pro-
ceso de investigación más sosegado y que disponga de más tiempo, realizar un
1 “Taxistas bloquean entrada a pasajeros provenientes de Bogotá”, Periódico del Meta, Villavicencio, 19 de
marzo de 2020, acceso el 8 de diciembre de 2021, https://periodicodelmeta.com/taxistas-bloquean-
entrada-a-villavicencio/.
2 M. Castells, La era de la información. Economía sociedad y cultura (Madrid: Alianza, 2000).
3 J. Sánchez-Maldonado, “Familias-más-que-humanas. Sobre las relaciones humanos y no-humanos y
las posibilidades de una etnografía interespecies en Colombia”, Desenvolvimiento e Meio Ambiente, vol.
49, diciembre 2017, acceso el 8 de diciembre de 2021, DOI: 10.5380/dma.v49i0.53754.
4 B. Latour, Reensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red (Buenos Aires: Manan-
tial, 2005.