1913. El repunte zapatista
Resumen
Al aprovechar la distracción de las tropas federales durante los acontecimientos de la Decena Trágica, los mal armados zapatistas buscaban hacerse presentes, más para mostrarse que para generar amenazas al poder de las haciendas. El gesto de terror sustituía los actos de terror, cuando en los primeros días de abril de 1913 los rebeldes sureños sitiaron la ciudad de Cuernavaca. Y aunque siempre manifestaron su oposición al gobierno de Madero, con el derrocamiento de éste jamás abandonaron los principios de su lucha expresados en el Plan de Ayala, lo que los llevó a deslindarse del “usurpador” Victoriano Huerta, primero, y posteriormente de Pascual Orozco, a quien llegaron a calificar como “indigno representante de la revolución popular”, por haberse aliado a Huerta y llamar a los zapatistas a deponer las armas.
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Citas
Francisco Pineda, La irrupción zapatista, 1911, México, Era, 1997.
John Womack, Zapata y la Revolución mexicana, México, Siglo XXI/Era/Sep, 1985, p. 138.
Salvador Rueda, “Memoria zapatista y el sentido de la historia”, en Zapata en Morelos, México, Lunwerg-Gobierno del Estado de Morelos, 2010.
Francisco L. Urquizo, Obras escogidas. La Ciudadela quedó atrás, México FCE/INEHRM-Gobierno del Estado de Coahuila/Asoc. Cívica Gral. de Div. Francisco L. Urquizo, 2003.
Gildardo Magaña, Emiliano Zapata y el agrarismo en México, México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público/Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, 1965, t. 3, pp. 105-111.
Gildardo Magaña, op. cit, pp. 273 y ss.; muerte de Orozco, pp. 279 y 287; John Womack, op. cit., p. 171.