Notas sobre la Constitución histórica y la Constitución política de 1857

Autores/as

  • Ignacio Sosa Facultad de Filosofía y Letras, UNAM

Palabras clave:

Historia, Constitución mexicana

Resumen

Una visión de la Constitución de 1857 que preste atención a la enconada pugna decimonónica entre quienes habían pertenecido durante generaciones al grupo dominante y que, además, tenían abundantes intereses económicos y políticos, y quienes anhelaban un cambio libertario e igualitario, puede ayudar a entender las dificultades que tuvo la sociedad para ocuparse de las garantías que articulan el desarrollo de la ciudadanía en nuestro país.

 

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Citas

Estos planteamientos, hoy moneda corriente, en el momento de la independencia eran manejados sólo por unos pocos habitantes preocupados por problemas políticos. El Despertador Americano, órgano de los independentistas describía, en su página 18, la situación en su primer número correspondiente al 20 de diciembre de 1810: “Mientras que todo el Reino experimenta la más fuerte y general fermentación, mientras que los ánimos todos están agitados de la conmoción más viva, advirtiéndose en todos los Americanos una actitud intrépida y belicosa; el apático mexicano vegeta a su placer, sin tratar más que de adormecer su histérico con sendos tarros de pulque”.

“La sola idea de constituir un nuevo Gobierno es suficiente para llenarnos de disgusto y de horror. Desearíamos, tanto en el periodo de la Revolución como después, derivar del pasado todo cuanto poseemos como un legado de nuestros mayores. Hemos tenido cuidado de no injertar en el cuerpo y tronco de nuestra herencia ninguna rama extraña a la naturaleza del árbol primitivo. Hasta ahora todas las reformas se han hecho respetando el principio del respeto al pasado; y espero ¿qué digo? estoy seguro que todas las reformas que se realicen en el futuro estarán cuidadosamente basadas sobre análogos precedentes, autoridad y ejemplo”. Edmund Burke, Reflexiones sobre la Revolución francesa, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1978, p. 89.

Una muestra de la admiración por el impetuoso crecimiento logrado por los Estados Unidos se refleja en las siguientes cifras de El Despertador Americano, correspondientes a su número 7, del 17 de enero de 1811: “Desde el año de mil setecientos setenta y cuatro hasta el de mil ochocientos tres, creció la población desde dos millones de almas a cinco millones; las tierras abiertas y cultivadas desde veinte a treinta y seis millones de acres; las milicias desde cuatrocientos mil hombres a novecientos mil; los marineros desde quince mil a sesenta y tres mil; el producto de las rentas públicas desde seis millones de pesos a cuarenta y dos millones; el valor de las exportaciones desde seis millones a sesenta y tres”.

“Fue Thomas Paine, recién llegado de Europa, quien interpretó el nacimiento de la nación americana exclusivamente a la luz de la ideología abstracta que prevalecía en la última mitad del siglo XVIII. Un puñado de ingleses y americanos siguieron su pensamiento, pero la mayoría —ante el gradual crecimiento de las innovaciones— se inclinó ante la fusión de lo tradicional y el derecho moderno y lo repudiaron. Mientras en Europa continental la revolución debía luchar contra privilegios obsoletos y agresivos, en América esta situación no tenía cabida. Mirando retrospectivamente, el historiador puede afirmar que la revolución de las trece colonias no se realizó por motivos de ‘opresión’. Bajo el gobierno imperial británico las colonias eran política y socialmente más libres y aparecían menos oprimidas por impuestos que cualquier parte del mundo, incluyendo a Inglaterra”. Kohn Hans, El pensamiento nacionalista en los Estados Unidos, Buenos Aires, Troquel, 1966, p. 27.

La idea de que la moralidad expresa los valores de una época determinada y que se modifica de acuerdo con la etapa evolutiva en la que una sociedad específica se encuentra, tiene en Samuel Huntington un representante en la ciencia política. Éste afirma que es evidente que la corrupción “existe en todas las sociedades, pero es más común en unas que en otras, y más frecuente en ciertos periodos de la evolución social”. Cfr. Samuel Huntington, El orden político en las sociedades en cambio, Buenos Aires, Paidós, 1990, p. 63.

Emilio Rabasa, La Constitución y la dictadura, Estudio sobre la organización política de México, México, Conaculta (Cien de México), 2002, p. 104

Cfr. Seymour Martin Lipset, Estados Unidos: juicio y análisis; los Estados Unidos en una perspectiva histórica y comparativa, Cali, Norma, 1966.

Cfr. Silvestre Villegas Revueltas, El liberalismo moderado en México, México, UNAM, 1997, p. 88.

Moisés González Navarro, “La ley Juárez”, en Historia Mexicana, t. LV, núm. 3, 2006, p. 962.

Manuel Herrera y Lasso, “Centralismo y federalismo”, en Derechos del pueblo mexicano. México a través de sus constituciones, México, Cámara de Diputados, 1967, t. I, p. 602.

Ibidem, p. 634.

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Publicado

2017-11-16

Cómo citar

Sosa, I. (2017). Notas sobre la Constitución histórica y la Constitución política de 1857. Historias, (94), 55–64. Recuperado a partir de https://revistas.inah.gob.mx/index.php/historias/article/view/11421

Número

Sección

Ensayos