La minería en las Américas en el siglo XIX: el desarrollo de economías sociales
Palabras clave:
Bolivia, Chile, Estados Unidos, México, Minería, Perú, Plata, Siglo XIXResumen
En términos del valor comercial de la producción minera, la de Estados Unidos, hasta la década de 1840, se encontraba ciertamente muy por debajo de la de otras naciones, fueran las europeas o americanas. Dos naciones de Latinoamérica, México y Perú, por ejemplo, producían cerca del 52 por ciento de la producción mundial de plata. Pero si a esta cifra se le agrega la producción de Chile y Bolivia, esta última con su famoso “Cerro de Potosí”, el total se convierte en casi 64 por ciento. Casi dos tercios de la producción mundial de plata en la década de 1840 se extrajo de minas mexicanas, peruanas, bolivianas y chilenas. En comparación con estos países, la producción minera de Estados Unidos era casi insignificante.
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2 Por supuesto que la producción agrícola y manufacturera de Estados Unidos compensaban las limitaciones de la producción minera. Más adelante se discutirán las interacciones entre el desarrollo de la minería, la agricultura y la industria.
3 En 1848, al finalizar la guerra, un observador afirmaba que Washington se mantuvo como “el fundador de un imperio que eclipsa en número, poder y refinamiento a todos los que hasta ahora se han producido en el mundo”. Citado en Robert W. Johannsen, A New Era for the United States, Americans and the War with Mexico, Urbana, Chicago and London, University of Illinois Press, 1975, p. 14. Ver también William Appleman Williams, ed., From Colony to Empire, Essays in the History of American Foreign Relations, New York, Wiley and Sons, 1972, particularmente los ensayos de Richard W.Van Alstyne, “The American empires makes its bow on the world stage, 1803-1845”, y “Empire in Midpassage, 1845-1867”, pp. 39-133.
4 La producción de oro en California alteró, por supuesto la geografía mundial de la minería de oro. California durante la “fiebre del oro”, y más tarde Australia y Sudáfrica, se convirtieron en los principales productores de oro del mundo. Entre otras referencias ver Pierre Vilar, op. cit., pp. 13 y 400. La contribución de Perú a la producción mundial de oro declinó de un 5% del total a principios del siglo xix, a cerca del 1% antes de la década de 1890, cuando se dio una recuperación de la producción de oro en ese país. Ver: José Deustua, op. cit., pp. 33-8 y José Deustua, “El ciclo interno de la producción de oro en el tránsito de la economía colonial a la republicana: Perú, 1800-1840”, en HISLA. Revista Latinoamericana de Historia Económica y Social, núm. 3, Lima, 1984, pp. 23-49.
5 C.E. Julian, Summarized Data of Copper Production, Washington, D.C. Superintendent of Documents, 1928 and others in William W. Culver and Cornel Reinhart, “Capitalist dreams: Chile’s response to nineteenth-century world copper competition”, en Daniel H. Levine, ed., Constructing Culture and Power in Latin America, Anne Arbor, University of Michigan Press, 1993, pp. 41-74. Ver tabla 1, 44 en particular.
6 Entre muchas referencias, ver: Charles Sellers, The Market Revolution. Jacksonian America, 1815-1846, New York y Oxford,Oxford University Press, 1991; Eric Hobsbawm, The Age of Capital, 1848-1875, London, Abacus, 1977; Eric Foner, Free Soil, Free Labor, Free Men, The ideology of the Republican Party before the Civil War, New York, Oxford University Press, 1970, Stephen Hahn y Jonathan Prude, eds., The Countryside in the Age of Capitalist Transformation, Essays in the Social History of Rural America, Chapel Hill, and London, The University of North Carolina Press, 1985. Una referencia obligatoria es, por supuesto, David Landes, The Unbound Prometheus, Technological Change and Industrial Development in Western Europe from 1750 to the Present, London and New York, Cambridge University Press, 1977 (reimpresión). Mi énfasis para entender a Estados Unidos, sin embargo, es más por haber puesto tierras en el mercado a un ritmo muy rápido y no necesariamente en capital y tecnología como Hobsbawm y Landes sugieren. En el caso de Brasil en el siglo XIX, por mencionar otro caso, Leff insiste en “la oferta elástica de mano de obra”, un eufemismo técnico desde el punto de vista de la economía neoclásica histórica, para referirse a los esclavos y a los inmigrantes del sur de Europa. Estados Unidos también, por supuesto son otro caso con “oferta elástica de mano de obra”. Nathaniel H. Leff, “Economic development in Brazil, 1822-1913”, en Stephen Haber, ed., How Latin America Fell Behind. Essays on the Economic Histories of Brazil and Mexico, 1800-1914, Standford, Stanford University Press, 1997, pp. 34-64 (particularmente 37-40). Y, para insistir en mi punto, mientras que el Brasil recibía mano de obra barata del sur de Europa para emplearse como propietarios y rentistas de la producción de café para exportación, Estados Unidos creó un amplio campesinado libre instalado en las tierras de indios norteamericanos, o al menos algo parecido al “yeomanry” o campesinado libre. Ver Charles Sellers, op. cit., sobre la ambigüedad del republicanismo jacksoniano y a Eric Foner, op. cit.
7 Paul Gootenberg, Between silver and Guano, Commercial Policy and the State in Postindependence Peru, Princeton, Princeton University Press, 1989; ver también Paul Gootenberg, Tejidos y Harinas, Corazones y Mentes, El Imperialismo Norteamericano del Libre Comercio en el Perú, 1825-1840, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1989 y José Deustua, La Minería Peruana y la Iniciación de la República, 1820-1840, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1986, particularmente pp. 27-31 y tabla núm. 1 para las exportaciones de plata.
8 Acerca de las limitaciones de este proceso, en términos de formación de capital y la formación de mercados financieros móviles en Perú, Brasil y México desde el siglo XIX hasta la década de 1950, ver, para el caso de Perú, Alfonso W. Quiroz, Domestic and Foreign Finance in Modern Peru, 1850-1950 Financing Visions of Development, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 1993; Carlos Camprubi, Historia de los Bancos en el Perú (1860-1879), Lima, Lumen, 1957 y Stephen Haber, “Financial markets and industrial development. A comparative study of governmental regulation, financial innovation, and industrial structure in Brazil and Mexico”, en Haber, op. cit., pp. 146-78 para los casos de Brasil y México hasta 1930. Ver también a Carlos Marichal, “Obstacles to the development of capital markets in nineteenth century Mexico”, en: Ibid., pp. 118-45. Estos estudios no tienen, sin embargo, una imagen totalmente clara del papel de la minería como industria de importancia y como generadora de ingresos durante el siglo XIX debido a que no han consultado los estudios históricos sobre la minería peruana, brasileña o mexicana más recientes. Ver sobre esto más adelante.
9 Inés Herrera C., “El auge de Pachuca a mediados del siglo XIX y la búsqueda de la especificidad de la historia minera regional”, ponencia presentada a la V Reunión de Historiadores de la Minería Latinoamericana, San Luis Potosí, México, 14-18 julio 1997. Este auge carecía de estudio histórico, ya que en Robert Randall, Real del Monte, A British Mining Venture in Mexico, Austin and London, University of Texas Press, 1972 había considerado que la Compañía Real del Monte había sido un fracaso productivo y financiero, mientras que Herrera prueba un nuevo auge que inició en 1855, si no es que antes y que alcanzó el punto más alto en 1861 cuando las minas de Pachuca produjeron alrededor de 350 000 marcos de plata con la mina del Rosario a la cabeza. Como ella afirma, los mexicanos obtuvieron logros donde los británicos fallaron. El éxito consistió en un cambio de estrategias de exploración, la “Compañía Aviadora de Minas de Real del Monte y Pachuca”, ya mexicana para entonces, usó los antiguos socavones coloniales para llegar a las vetas de Rosario. Este caso daría elementos para afirmar que las dotes empresariales mexicanas superaban a las británicas. Sin embargo es bueno reconocer que el director de la Compañía era John H. Buchan quien originalmente llegó a trabajar para la compañía británica. En relación con el auge de Guanajuato ver el trabajo doctoral de Alma Parra. En cuanto a los auges mineros peruanos, particularmente el de Cerro de Pasco, ver: José Deustua, op. cit., 2000, y Deustua, op. cit., 1986. La “callana” del pueblo de Pasco se fundieron 387 919 marcos de plata en barra en 1842, lo que constituyó un auge extraordinario para todo el siglo XIX. Perú produjo ese año 586 609 marcos de plata, una producción récord, aunque inferior a los promedios mexicanos.
10 Gustavo Rodríguez Ostria, “La sociedad del Rasgo. Un intento de restauración de la minería orureña, 1825-1873”, ponencia presentada a la V Reunión de Historiadores de la Minería Latinoamericana, San Luis Potosí, México, 14-18 julio 1997, sugiere que es necesario hacer cambios en la percepción del desarrollo de la minería boliviana del siglo XIX. Ver también del mismo autor “Kajchas, trapicheros y ladrones de mineral en Bolivia 1824-1900”, en Siglo xix, núm. IV -8, julio-diciembre 1989, Monterrey, México, pp. 125-39.
11 Para el caso de Oruro ver: Rodríguez Ostria, op. cit., 1997, y Liliana Lewinsky, “Les places Marchands d’Oruro, Strategies Commerciales et Rapports de Pouvoir, XVIIIe-XX siecles”, tesis de Doctorado, Paris, École des Hautes Etudes en Sciences Sociales, 1987.
12 Ver Concepción Gavira Márquez, “La minería del cobre y el estaño en el alto Perú. La demanda de la Corona. Huanuni y Corocoro, 1750-1800”, en Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, vol. 4, núm. 2 (Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, Universidad Autónoma Gabriel René Moreno), 1998, pp. 1-30 y de la misma autora “La Caja Real de Carangas y el mineral de Huantajaya, 1750-1804”, en Anuario 1999, Sucre, Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, 1999, pp. 105-37. Ver también Leon E. Bieber, “Empresarios mineros en el siglo diez y nueve. Bases para su caracterización social”, Cochabamba, Instituto de Estudios Sociales y Económicos, 1980 (mimeografiado).
13 Ver a Tristan Platt, “Estado Tributario y libre cambio en Potosí durante el siglo XIX. Mercado Indígena y lucha de ideologías monetarias”, ponencia presentada al VII Congreso de la Asociación de Historia Latinoamericana (AHILA), Florencia, Italia, mayo, 1985 y Antonio Mitre, “El monedero de los Andes. Región económica y moneda boliviana en el siglo XIX”, en HISLA. Revista Latinoamericana de Historia Económica y Social, núm. VIII, Lima, 1986, pp. 13-74.
14 Aunque aquí se tiene que diferenciar entre la historiografía latinoamericana hecha por latinoamericanos y la historiografía norteamericana sobre Latinoamérica. Claramente las deficiencias son más pronunciadas en la segunda. Los historiadores latinoamericanos con una más larga y seria tradición positivista habían detectado varias veces alzas significativas de producción minera a principios del siglo XIX, los historiadores norteamericanos que trabajan Latinoamérica, casi siempre, tratando de estar a la moda con las nuevas corrientes europeas o cerca de los designios del Estado estadounidense, han perdido la percepción del problema. Ver por ejemplo a John Coatsworth, “Obstacle to economic growth in nineteenth-century Mexico”, en American Historical Review, 83, 1, Washington D.C., 1978, pp. 80-100 para una evaluación estilo Kuznets basada en evidencia de archivo muy escasa (al menos en el caso de México). Steve J. Stern, The Secret History of Gender, Women, Men and Power in Late Colonial Mexico, Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1992; Gilbert Joseph, ed., Reclaiming the Political in Latin American History. Essays from the North, Durham, Duke University Press, 2001, para trabajos de la nueva escuela posmodernista, la que un historiador calificó como una relación “incestuosa” entre académicos y editores y “pura masturbación intelectual”. El artículo de Coatsworth promovió toda una “escuela” de estudios comparativos en procesos de crecimiento económico, que integró poco a poco a más países latinoamericanos y europeos en ese marco. Cuando se incorporó el análisis de Perú, con evidencias de archivo muy pobres, las comparaciones resultaron claramente engañosas.
15 Henry English, A General Guide to the Companies Formed for Working Foreign Mines, London, Boosey and Sons, 1825, Fred Rippy, “Latin America and the British Investment ‘boom’ of the 1820s”, en Journal of Modern History, XIX, junio, 1974, pp. 122-9. Ver también José Deustua, op. cit., 1986, pp. 24-7 que contrasta las ideas imaginarias de los oficiales de la bolsa de Londres con las crudas realidades de la minería latinoamericana. Ver también a Enrique Tandeter, “Potosí y los ingleses a fines de 1826”, en Historia y Cultura, núm. 3, La Paz, Sociedad Boliviana de Historia, 1978, pp. 125-43 y William Lofstrom, Damaso de Uriburu. Un Empresario Minero de Principios del siglo XIX en Bolivia, La Paz, Bibliote-ca Minera Boliviana, 1982, para algunas experiencias bolivianas.
16 Robert Randall, op. cit., La compañía perdió 5 079 283 pesos entre 1824 y 1849, tuvo pérdidas en 17 años y ganancias en cinco. Ver p. 73, tabla 1. Lo mismo se ha argumentado para una compañía británica que manejaba el comercio de guano del Perú en William M. Mathew, The House of Gibbs and the Peruvian Guano Monopoly, London, London Royal Historical Society, 1981.
17 Rina Ortiz Peralta, “Desamortización y liberalización de la mano de obra. El caso de Pachuca-Real del Monte, 1850-1880”, en Inés Herrera Canales y Rina Ortiz, eds., Minería Americana Colonial y del siglo XIX, México, INAH, 1994, pp. 137-55. Las citas son de las páginas 138-9. Ver también Herrera C., “El auge de Pachuca”, Eduardo Flores Clair, “Minas y mineros, pago en especie y conflictos, 1790-1880”, en Historias, núm. 13, abril-junio 1986, pp. 51-68 y Eduardo Flores Clair, Conflictos de trabajo de una empresa minera. Real del Monte y Pachuca 1872-1877, México, inah, 1991.
18 Especialmente D.C.M. Platt, Latin America and British Trade, 1806-1914, New York, Harper and Row, 1973. Ver también la crítica de Stanley y Barbara Stein en “DCM Platt, the anatomy of autonomy”, en: Latin American Research Review, XV, 1 (1980), pp. 131-46. También de Platt, “Dependency in nineteenth-century Latin America. An historian objects”, en el mismo número de LARR, pp. 113.30. Heraclio Bonilla, Lia del Río y Pilar Ortiz de Zevallos, “Comercio Libre y crisis de la economía andina. El caso del Cuzco”, en Histórica II, I, Lima, Pontificia Universidad Católica, julio, 1978, pp. 1-25 para ver un caso de competencia comercial de textiles.
19 Sobre “mineros pobres” que trabajaban minas pequeñas con muy poco capital y acudían al gobierno por prebendas, ver William W. Culver y Cornell Reinhart, “Alianzas y competencia por el control del Estado. Políticas mineras en Chile y en Estados Unidos de Norteamérica, 1850-1900”, en Herrera Canales y Rina Ortiz, op. cit., pp. 43-54. Ver también Culver y Reinhart, “Pequeña minería and public policy. Social welfare or economic development?” ponencia presentada a la III Reunión de Historiadores de la Minería Latinoamericana, Taxco, México, 22-26 de noviembre, 1993; Enrique Tandeter, “La producción como actividad popular. Ladrones de minas en Potosí”, en Nova Americana, núm. 4, Torino, Italia, 1981, pp. 43-65, sobre kajchas en Bolivia. Ver también Rodríguez Ostria, op. cit., 1989. La cita es de Inés Herrera, op. cit., 1997, p. 1. Ver también Francisco Javier Meyer Cosío, “La minería en el distrito de Guanajuato. Hegemonía del capital nacional, 1893-1898”, texto presentado en el Centro de Estudios Históricos, El Colegio de Michoacán, Zamora, México, septiembre, 1993, sobre el predominio de las elites mexicanas hasta fin del siglo XIX. Ver del mismo autor, Población y Minería en Guanajuato, 1893-1898, Guanajuato, Instituto de Cultura del Estado de Guanajuato y Ediciones La Rana, 1995.
20 Ver entre las muchas referencias de archivo, Mariano Eduardo de Rivero y Ustariz, “Memoria sobre el rico mineral de Pasco”, en Colección de Memorias Científicas, Agrícolas e Industriales, Bruselas, Bélgica, Imprenta de H. Goemare, 1857, I, pp. 182-227. La memoria sobre Pasco se publicó originalmente en 1828.
21 Este despojo económico de la mayoría de las masas campesinas tuvo lugar al mismo tiempo que sectores de las clases medias y altas elaboraban y promovían discursos de inclusión política. En otras palabras, estos segmentos de la población eran privados económicamente pero insertados en la política en nuevas formas democráticas y republicanas de gobierno. Con respecto a esto, en el caso de Perú ver a: Carmen Mc Evoy, La utopía republicana, ideales y realidades en la formación de la Cultura Política Peruana (1871-1919), Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1997; Cristóbal Aljovin de Losada, Caudillos y Constituciones, Perú: 1821-1845, Lima y México, Universidad Católica del Perú y Fondo de Cultura Económica, 2000; Imelda Vega Centeno B., Aprismo popular, Cultura, Religión y Política, Lima, Tarea, 1991. Mientras que los dos primeros libros son resultado de visiones posmodernistas incubadas en diferentes partes de Estados Unidos, el tercero es más bien un producto del estructuralismo francés. Estos tres libros son, sin embargo, expresión de historiadores latinoamericanos y científicos sociales que trabajan en América Latina o en Estados Unidos, pero no historiografía estadounidense acerca de América Latina.
22 Ver los trabajos más recientes, entre ellos el de James E. Fell, Jr. “An industry on the rise. Developments in Mexican and American Smelting, circa 1870-1901”, ponencia presentada en la V Reunión de Historiadores de la Minería Latinoamericana, San Luis Potosí, México, 14-18 de julio, 1997. En el caso de Perú, un trabajo anterior es el de Donald Tarknawiecki, “Crisis y Desnacionalización de la Minería Peruana. El Caso del Cerro de Pasco, 1880-1901”, tesis de Economía, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1978.
23 El nombre de “Real” se refiere al sitio, pero también al Real en Marco, uno de los impuestos que los propietarios mineros tenían que pagar a la Corona española. Ver: José Deustua, “Transiciones y manifestaciones culturales de la minería americana entre los siglos XVI-XIX. Un primer intento de aproximación”, en Histórica, vol. XXII, núm. 2, Lima, diciembre, 1998, pp. 209-26, 215.
24 Ver por ejemplo Archivo General de la Nación, Lima, Perú (AGN), Sección Histórica del Ministerio de Hacienda (SHMH), OL, caja 2, f. 27, “Informe de aduana del Estado de Lima”, 17 de septiembre 1821. Ver también Gavira Márquez, op. cit., 1998.
25 Sobre Bolivia o Alto Perú ver Enrique Tandeter, Coercion and Market, Silver Mining in Colonial Potosí, 1692-1826, Albuquerque, NM, University of New Mexico Press, 1993.
26 John Coatsworth, “La industria minera en el siglo XVIII”, en Los Orígenes del atraso. Nueve ensayos de Historia Económica de México en los siglos XVIII y XIX, México, Alianza Editorial, 1997, pp. 57-79.
27 Ver por ejemplo “avatares y acaecencias” de las minas de carbón de la “Compañía de Máquinas en Cerro de Pasco” en el Perú del temprano siglo XIX, uno de los derivados de la Compañía Pasco Peruana, empresa creada en la Bolsa de Londres en la década de 1820. Entre muchas otras fuentes, ver AGN, Serie Minería C-12, legajo 61. “Razón de lo pagado según listas de la mina de carbón desde el año 825 hasta el de 827”. Se requiere más trabajo de archivo ya sea en América Latina o en Londres, por supuesto, sobre ésta y otras compañías operando en la región en ese tiempo, así como el papel de Thomas Kindler como intermediario de las compañías británicas, los inversionistas de Londres, las fuerzas insurgentes en América Latina y el gobierno de Su Majestad Británica.
28 Marshal Eakin, British Enterprize in Brazil. The St. John d’el Rey Mining Company and the Morro Velho Gold Mine, 1830-1960, Durham, NC, Duke University Press, 1989.
29 Ese fue el caso de la compañía británica “Compañía Pasco-Peruana” en el Perú. Ver AGN, serie Minería C 12, legajo 72, año 1827 y legajo 76, año 1833. La inactividad de la compañía y su quiebra más tarde provocaron una serie de demandas en contra de los propietarios peruanos.
30 Mariano de Rivero, Razón Anual de los Progresos y Trabajos del Mineral de Yauricocha, Lima, 1828, AGN Serie Minería C-12, legajo 72, año 1827.
31 Eric J. Hobsbawm, Industry and Empire. The Pelican Economic History of Britain from 1750 to the present day, England, Penguin Books, 1979, pp. 76-7.
32 Robert Randall, op. cit., se refiere a Alejandro de Bustmante como José Alejandro Bustamante y Bustillo, p. 12.
33 Eduardo Flores Clair, op. cit., 1991, pp. 51-2.
34 Inés Herrera C., op. cit., 1997, pp. 7-8 y gráfica núm. 1.
35 José Deustua, op. cit., 1986, pp. 36-7, 244, tabla 2 y apéndice núm. 2.
36 Ibid, pp. 127-29. También ver tabla núm. 10 y AGN, Serie Minería C-12, legajo 61. “Lista o Matrícula de los operarios de Minas y Haciendas”, año 1827.
37 Inés Herrera, op. cit., p. 7.
38 Archivo de la Dirección Regional de Minería el Cerro de Pasco (ADRMCP). Libro núm. 14, año 1835. “Cuenta del Sr. Otero de 1832 a 1835”.
39 La idea de “Historia como promesa” pertenece al historiador peruano Jorge Basadre. En 1931 publicó un excelente libro de historia peruana como “problema y posibilidad”. Unos años más tarde publicó otro libro sobre la vida peruana como “promesa”. Ver, entre muchas otras referencias, Francisco Miró Quesada C., Franklin Pease G-Y., David Sobrevilla A., eds., Historia, Problema y Promesa. Homenaje a Jorge Basadre, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1978, 2 vols.