Conocer a su rey y encarnar el poder: la difusión de la figura real en América hispánica (siglos XVI-XVIII)

Autores/as

  • Thomas Calvo Paris X Nanterre
  • Araceli Rodríguez

Palabras clave:

Autoridad, Nueva España, Perú, Poder, Rey, Virreinato, Virrey

Resumen

Este trabajo no deja de plantear algunas preguntas; entre otras, cómo se da a conocer el rey, cómo se le percibe concretamente, cómo se le ve, aboliendo distancia y ausencia, hechos todos que suponen manipulaciones hechas por el poder mismo o que se hacen en su contra. Y no es siempre fácil saber, considerando el corpus fragmentario que nos llega y la escasez documental que lo acompaña, si vemos esbozarse la voluntad del soberano o, más bien, las interpretaciones de los súbditos. Son aún más determinantes las cuestiones ligadas a la triple extensión del asunto: temática, geográfica y cronológica.

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Citas

1 Podemos indicar, Carmelo Lisón Tolosana, La imagen del Rey (Monarquía, realeza y poder ritual en la Casa de los Asturias), Madrid, 1991, 219 pp.; Víctor Mínguez Cornelles, Los reyes distantes, Castellón, 1995, 201 pp.; Los pinceles de la historia. El origen del reino de la Nueva España, 1680-1750, México, 1999, 319 pp.; Los pinceles de la Historia. De la patria criolla a la nación mexicana, 1750-1860, México, 2000, 311 pp.; El arte en la corte de Felipe V, Madrid, 2002, 527 pp.; Thomas Calvo, “El rey y sus Indias: ausencia distancia y presencia (siglos XVI-XVIII)”, en Óscar Mazín Gómez (ed.), México en el mundo hispánico, Zamora, 2000, vol. II, pp. 427-483.
2 Sobre la importancia de la vista en Occidente, desde la época moderna, véase Alfred W. Crosby, La mesure de la réalité. La quantification dans la société occidentale (1250-1600), Paris, 2003, 265 p.
3 Fray Gabriel de San Antonio, Relación de la Camboya, Madrid, 1988, p. 40.
4 Como en la Sierra Gorda, en México, véase a Monique Gustin, El barroco en la Sierra Gorda. Misiones franciscanas en el Estado de Querétaro, Siglo XVIII, México, 1969, pp. 172-173.
5 Francisco de Seijas y Lobera, Gobierno militar y político del reino imperial de la Nueva España (1702), México, 1986, p. 451.
6 Víctor Mínguez, “Reyes absolutos y ciudades leales. Las proclamaciones de Fernando VII en la Nueva España”, en Tiempos de América, núm. 2, 1998, p. 23.
7 Véase, Eric Van Young, La crisis del orden colonial. Estructura agraria y rebeliones populares de la Nueva España, 1750-1821, México, 1992, p. 401. Para los Andes, véase Alberto Flores Galindo, Buscando un inca. Identidad y utopía en los Andes, México, 1993, 433 p.
8 Los procesos militar e inquisitorial del Padre Hidalgo y de otros caudillos insurgentes, México, 1953, pp. 65-66.
9 Diario de un comandante de la independencia americana; 1814-1825, México, 1982, p. 88.
10 Ibid., p. 118.
11 Ibid., p. 262.
12 Ibid., p. 289.
13 Espejo para todos los reyes de el Mundo, descifrado en la Estatua de Nabucodonosor. Mejorado para los Señores Reyes de España en el magnífico corazón de la Muerta Magestad de nuestro Católico Rey D. Carlos Segundo, México 1701, p. 23. Consultamos el ejemplar de la Biblioteca del Centro de Estudios de Historia de México (CEHM).
14 Reproducidos en Manuel Toussaint, Pintura colonial en México, México, 1990 [1965], reproducciones núm. 73 y 74. Es de anotar que el autor no identifica a Felipe. En cuanto a la identificación de Juana, se puede discutir: una inscripción al pie del cuadro menciona a Isabel la Católica, cosa que continúa la mayoría de los historiadores, entre ellos M. Inmaculada Rodríguez Moya, “Los retratos de los Monarcas Españoles en la Nueva España. Siglos XVI-XIX”, en Anales. Museo de América, núm. 9, Madrid, 2001, p. 289. Pero la inscripción es seguramente muy posterior, en un momento en el que ya no se reconoce a Felipe el Hermoso (su nombre es el único que no aparece). Además, los rasgos se acercan más a los de Juana que a los de Isabel, al menos tal y como nos los transmitió el Maestro de la leyenda de la Magdalena, en el retrato de aquella que fue entonces infanta, conservado en Viena.
15 Citado por M. Toussaint, La pintura colonial, op. cit., p. 52.
16 Doctor Isidro de Sariñana, Llanto del occidente en el ocaso del más claro sol de las Españas. Fúnebres demostraciones que hizo, pyra real que erigió en las exequias del rey N. Señor D. Felipe HI El Grande, el Exmo. Señor D. Antonio Sebastián de Toledo, Marqués de Manzera, México, 1666, fol. 14r.
17 Véase Felipe II, un monarca y su época, Un príncipe del Renacimiento, Madrid, 1999, p. 311.
18 Reproducido en José Romero Villa, La escultura colonial mexicana, México, 1986, reproducción núm. 126.
19 Francisco Cervantes de Salazar, México en 1554 y Túmulo imperial, México, 1991, p. 190.
20 “Diose orden que en toda la comarca de México se pintasen gran cantidad de escudos imperiales y reales y otras muchas historias y figuras”, Cervantes de Salazar, op. cit., p. 184.
21 René Acuña (ed.), Relaciones geográficas del siglo XVI: Tlaxcala, México, 1984, t. I, grabados 24 y 25.
22 En sus Nuevas Ordenanzas de descubrimiento, población y pacificación de las Indias, cláusula 29 (diversas ediciones).
23 Felipe Guaman Poma de Ayala, Nueva corónica i buen gobierno, México, 1980, 3 tomos.
24 Reproducido en Los Siglos de Oro en los virreinatos de América, 1550-1700, Madrid, 2000, p. 350.
25 Si nos mantenemos en el marco estricto de Potosí, en el punto de partida de la evolución, podríamos poner el célebre cuadro de La Virgen del Cerro, pintado hacia el final del siglo XVI, y en el que el Papa y el emperador están frente a frente, a los pies del Cerro, metamorfoseado en manto de la Virgen. El equilibrio religión-Estado está cercano al del cuadro enviado a Zacatecas, hacia la misma fecha.
26 Doctor Isidro de Sariñana, Llanto del occidente..., op. cit., fol. 41r.
27 Doctor Don Domingo López de Landaeta, Sermón panegírico en acción de gracias, que se dan al Santíssimo Sacramento, por los felizes Años de nuestro Rey, y Señor D. Carlos Segundo, Monarca poderoso de las Españas, México, 1701, p. 21, consultamos el ejemplar del CEHM (México).
28 Como en México, en donde se conserva uno de estos lienzos en la iglesia de la Santa Cruz y Soledad de Nuestra Señora, véase a Gregorio Pérez Cancio, La Santa Cruz y Soledad de Nuestra Señora. Libro de fábrica del templo parroquial, México, 1970, fig. núm. 18.
29 Véase a Teresa Gisbert, “La fiesta y la alegoría en el virreinato peruano”, en El arte efímero en el mundo hispánico, México, 1983, p. 160.
30 Los Siglos de Oro..., op. cit., p. 359.
31 Mario Chacón Torres, Arte virreinal en Potosí, Sevilla, 1973, pp. 137-140.
32 Parece que se encontró un retrato de Carlos II, pintado por Carreño de Miranda, después se perdió de nuevo en el siglo XX.
33 Archivo de Instrumentos Públicos, protocolos de Diego P. de Rivera, 1666, fol. 398.
34 Biblioteca Pública del Estado de Jalisco, archivo judicial civil, C 33-6-441.
35 Otro ejemplo de este tipo: en 1622, un oidor de México, licenciado Pedro de Vergara Gavirra posee 25 cuadros, “los cinco de los señores reyes de Castilla”, Archivo General de Indias, México 263.
36 Jean Paul Zúñiga, Espagnols d’outre-Mer. Emigration, métissage et reproduction sociale à Santiago du Chili, au 17e siècle, Paris 2002, pp. 88-89; Óscar Mazín Gómez, El cabildo catedral de Valladolid de Michoacán, México, 1996, p. 320.
37 Reproducido en Abelardo Carrillo y Gariel, Técnica de la pintura de la Nueva España, México, 1983, fig. núm. 32.
38 Archivo General de la Nación, México, Inquisición, t. 684, fol. 234.
39 Anónimo, Noticia de la Real aclamación que debió hacer, e hizo la muy noble, y muy leal Ciudad de los Ángeles en la jura de la Cesárea, y Católica Magestad del Señor D. Philipo V, Rey de ambas Españas, sin lugar de publicación, sin fecha, sin paginación (ejemplar del CEHM): “Y a tanta hermosura con que se divertían los ojos, no estaban ociosos los demás sentidos, pues las casolejas que respiraban ámbares acreditaban el buen olor de la magnificencia, de quien tan a toda costa quiso dar a entender como en el culto de su Magestad se esmera, pues los oydos se quedaran con la buena fee de la grandeza, si por ellos la música que ocupaba las quatro salas en diversos coros no los desengañara”.
40 D. Ambrosio Francisco de Montoya y Cárdenas Ponce de León, Diseño festivo del amor, obstentativa muestra de la lealtad, aclamación alegre con que la muy noble, Augusta Imperial Ciudad de la Puebla de los Ángeles en el día 10 de abril del año de 1701, juró por su rey y Señor natural al Invinctissimo Señor D. Phelipe V de este nombre, Monarcha Supremo de dos Mundos, Puebla 1702, fol. 6-7 (ejemplar del CEHM).
41 Reproducido en Jaime Cuadriello Aguilar, “Visiones en Patmos-Tenochtitlan: la mujer águila”, en Nelly Sigaut (ed.), La iglesia católica en México, México, 1997, p. 291.
42 Sobre este tema véase a Gustavo Buntinx y Luis Eduardo Wuffarden, “Incas y reyes españoles en la pintura colonial peruana: la estela de Gracilazo”, en Márgenes, núm. 8, 1991, pp. 151-210.
43 Joaquín Galarza, Lienzos de Chiepetlán, México, 1972, pp. 121-123 y lámina 88.
44 Danièle Dehouve, Hacia una historia del espacio en la Montaña de Guerrero, México, 1995, pp. 71-76; B. Jiménez Padilla, S. Villela Flores, “Vigencia de la territorialidad y ritualidad en algunos códices coloniales”, en Arqueología mexicana, núm. 38, pp. 58-61; Los Siglos de Oro en los virreinatos..., op. cit., p. 79.
45 Anónimo, “Discurso sobre la policía de México, 1788”, en Sonia Lombardo de Ruiz, Antología de textos sobre la ciudad de México en el periodo de la Ilustración (1788-1792), México, INAH 1982, p. 98.
46 Reproducido en La colección pictórica del Banco Nacional de México, México, 1992, pp. 56-57.
47 Reproducido en Elisa Vargas Lugo, José Guadalupe Victoria, Juan Correa. Su vida y su obra. Repertorio pictórico, tomo IV, 2a parte, México, 1994, p. 589.
48 Óscar Mazín, op. cit.
49 Es cierto que el cielo, los colores de la Virgen que figuran en el penacho del casco de Carlos III nos remiten a una cierta trascendencia. Los cuadros se encuentran hoy, el primero en el museo de la Basílica de Guadalupe, México, el segundo en el Colegio de las Vizcaínas de la misma ciudad. Reproducidos en V. Mínguez Cornelles, “Reyes absolutos y ciudades leales. Las proclamaciones de Fernando VI en la Nueva España”, en Tiempos de América, núm. 2, 1998, p. 23, y Los Reyes distantes..., p. 160.
50 Fiestas de los naturales de esta ciudad de Lima y sus contornos, en celebridad de la Exaltación al Trono de S.M. el Señor Don Carlos III, Nuestro Señor, sin Lugar, sin fecha, fol. 8r.
51 Op. cit., Fol. 11r.
52 Danièle Demelas e Yves Saint-Geours, Jérusalem et Babylone, politique et religion en Amérique du Sud. L’Écuateur XVIIIe- XIXe siècles, Paris, 1989, p. 63.
53 José Gómez, Diario curioso y cuaderno de las cosas memorables en México durante el gobierno de Revillagigedo (1789-1794), México, 1986, pp. 9-10.
54 Anónimo, Obelisco que en la ciudad de Puebla de los Ángeles [...] erigió el Nobilíssimo y Leal Gremio de sus plateros, Puebla, 1763, sin paginación.
55 “Reales exequias que celebró al Augusto Padre de V.M., el Señor Don Carlos 3o”, Biblioteca Nacional de Madrid (BNMd), ms-20 249(1).
56 No es el caso de la de Felipe IV, con una armadura de su tiempo, y estribos.
57 Clara Bargellini, “La lealtad americana: el significado de la estatua ecuestre de Carlos IV”, en Iconología y Sociedad. Arte colonial hispanoamericano, México, 1987, p. 217.
58 J. Gómez, op. cit., fig. núm. 5.
59 C. Bargellini, op. cit., fig. núm. 5.
60 P. E. Pérez-Mallaina Bueno, Retrato de una ciudad en crisis. La sociedad limeña ante el movimiento sísmico de 1746, Sevilla, 2001, p. 66.
61 M. Chacón Torres, Arte virreinal..., op. cit., p. 139. Ya en la jura de Luis I (1725) se pintaron tres cuadros del joven soberano a caballo, en Potosí, Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela, Historia de la Villa imperial de Potosí, Providence, t. III, 1965, pp. 181-187.
62 “Diálogo entre la ciudad de México y la Razón sobre la solemne dedicación de la estatua ecuestre de Carlos IV exaltada el día 9 de diciembre de 1796”, BN md, ms-8127, fol. 159.
63 Véase por ejemplo, Enrique Florescano, “Les origines de la mémoire nationale. La célébration du triomphe de l’indépendance en 1821”, en Mémoires en devenir. Amérique latine XVIe-Xxe siècle, Bordeaux, 1994, p. 164.
64 Obras XII-Folletos, México, 1991, p. 426.
65 Doctor D. Bartholomé Phelipe de Yta y Parra, El arrebato de Dios. El Señor D. Phelipe V. Oración fúnebre con que expresó el sentimiento de su muerte la América Septentrional, México, 1747, p. 16.
66 Tardes americanas. Gobierno gentil y católico: breve y particular noticia de toda la historia indiana, México, 1778, p. 445.
67 Georges Lomné, “Les villes de Nouvelle Grenade. Théâtres et objets des jeux conflictuels de la mémoire politique (1810-1830)” en Mémoires en devenir, pp. 141-142.
68 Aleksander Cizek, “L’historia comme témoignage oculaire. Quelques implications et conséquences de la définition de l’historiographie chez Isidore de Séville” en D. Buschinger (ed.), Histoire et littérature au Moyen Age, Goppingen, 1991, pp. 69-84.
69 Juan de Palafox y Mendoza, Historia sagrada, luz de príncipes y súbditos, Puebla, 1643, fol. 52r.
70 Fray Ángel Maldonado, Afectos a Dios, y al Rey, solicitados por medio de cinco oraciones, que predico en la ciudad de Antequera, valle de Oaxaca..., Puebla, 1709, pp. 37-38 (ejemplar de CEHM).
71 D. Ignacio Orilla, Sermón predicado en el pueblo de Apatzingán, con motivo de la jura que hicieron aquellos vecinos a la Suprema Junta Central Gubernativa de España e Indias, México, 1809, pp. 1-2, y 7-8 (ejemplar CEHM).
72 Diario Histórico de México, 1822-1848 (CD-ROM), año 1823, 9 de febrero.

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Publicado

2018-12-07

Cómo citar

Calvo, T., & Rodríguez, A. (2018). Conocer a su rey y encarnar el poder: la difusión de la figura real en América hispánica (siglos XVI-XVIII). Historias, (56), 23–40. Recuperado a partir de https://revistas.inah.gob.mx/index.php/historias/article/view/12949

Número

Sección

Ensayos