Publicado 2002-04-30
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La creación de una genealogía libre. (2002). Historias, 51, 27-50. https://revistas.inah.gob.mx/index.php/historias/article/view/13422
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Referencias
1 Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Refiexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, México, FCE (Colección popular, 498), 1993, pp. 100, 270; Celia Femández Prieto, Historia y novela: poética de la novela histórica, Pamplona, Ediciones de la Universidad de Navarra (Colección Anejos de Rilce, 23), 1998, pp. 181-183. Celia Fernández destaca que para que los personajes históricos sean asimilados en la memoria colectiva se debe proporcionar una serie de rasgos que se vuelvan los signos de su identidad y nos permitan reconocerlos. Uno de estos rasgos es el nombre propio, que sirve como un medio para pulsar resortes de la memoria, activar las redes connotativas que integran la competencia cultural de los lectores (la enciclopedia cultural). En este sentido, el nombre funciona como unidad cultural (Eco), pues en él se insertan todas las propiedades y características que una sociedad le otorga al personaje.
2 Celia Fernández, op. cit., p. 91; Pablo Ospina, "Imaginarios nacionalistas: historia y significados nacionales en Ecuador, siglos XIX y XX", Procesos, Revista ecuatoriana de historia, núm. 9, Quito, 1996, p. 112; Benedict Anderson, Comunidades imaginadas, op. cit., p. 102; Idem, "El efecto tranquilizador del fraticidio: o de cómo las naciones imaginan sus genealogias", en Cecilia Noriega (ed.), El nacionalismo en México, Zamora, Colegio de Michoacán, 1992, p. 273; José Pantoja Reyes y Elsa Rodríguez, "Las ceremonias cívicas durante la república liberal", en Hilda Iparraguirre y Mario Camarena (coords.), Tiempo y significado, México, Plaza y Valdés editores, 1997, p. 58; Eugenia Roldán Vera, "Conciencia histórica y enseñanza: un análisis de los primeros libros de texto de historia nacional. 1852-1894", Tesis que para obtener el titulo de licenciada en historia presenta... México, FFyL-UNAM, 1995, p. 112; Kurt Hubner, La verdad del mito, México, Siglo XXI Editores, 1996, p. 34 7.
3 Edmundo O'Gorman, La supervivencia política novohispana. Reflexiones sobre el monarquismo mexicano, México, Fundación Cultural de Condumex, Centro de Estudios de Historia de México, 1969, pp. 37, 39, 80; Guillermo Zemelman, "Sobre la importancia de las realidades que se ocultan", Tramas. Subjetividad y procesos sociales, núm. 6 "Sujeto y subjetividad", México, UAM-Xochimilco, junio 1994, p. 16; Jürgen Habermas, Identidades nacionales y postnacionales, Madrid, Tecnos (Cuadernos de filosofía y ensayo), 1989, p. 92; Jean-Pierre Bastian, "Una geografía política de la oposición al porfirismo. De las sociedades de ideas al origen de la revolución de 1910", en Alicia Hernández Chávez y Manuel Miño Grijalva (coords.), Cincuenta años de historia en México, México, El Colegio de México, 1991, vol. 2, p. 408. Agnes Heller ha mostrado que no existen aparatos ideológicos del estado, sino que la persuasión colectiva se logra por medio del ocultamiento de realidades y de la propuesta de una, misma que por falta de otras opciones acaba por ser aceptada. Así, para que los liberales impusieran su interpretación tuvieron que rechazar la que planteaban los conservadores y, en su interior, la visión que proponía las sociedades de ideas (que ponía énfasis en enseñar derechos cívicos, valores modernos y una historia en la que se exaltaba a los héroes de la independencia, de la Reforma y de la Intervención), fue tachada de "metafísica" por los liberales gobernistas mientras que positivistas y científicos la consideraron una serie de leyendas.
4 Véase Erik van Young, "Conclusion: The State as Vampire Hegemonic Project, Public Ritual, and Popular Culture in Mexico, 1600-1990", en William H. Beezley, Cheryl English Martín y William E. French, Rituals of Rule, Rituals of Resistence. Public Celebrations and Popular Cultura in Mexico, Wilmington, Delaware, Scholarly Resorces Books (Colection Latin American Silhouettes, Studies in History and Culture), 1994, pp. 346, 367; Cliffort Geertz, Conocimiento local, Ensayos sobre la interpretación de las culturas, Barcelona, Paidós, 1994, p. 150; Andrea Revueltas, "Modernidad y tradición en el imaginario político mexicano", en María del Carmen Nava y Mario Alejandro Carrillo (coords.), México en el imaginario, México, UAM-Xochimilco/Universidad Pierre Mendés France/Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 1995, p. 260; David A. Brading, Mito y profecía en la historia de México, México, Vuelta, 1988, p. 146; Silvia Valencia, "Las representaciones sociales y los ritos seculares. El caso de la participación de los intelectuales en la producción de representaciones sociales nuevas y el conflicto que esos cambios producen sobre los ritos seculares en México", Estudios del hombre, núm. 2, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1995, pp. 67, 69, 71; François-Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, México, FCE, 1988, t. I, p. 164; Josetxo Bieran, Representaciones colectivas y proyecto de modernidad, Barcelona, Anthropos (Colección autores, textos y temas, Hermeneusis, 8), 1990, p. 17. Van Young entiende la commodification como manipulación, adaptar las cosas a lo que se quiere, ponerlas a nuestro servicio. Esta categoría es una condición necesaria para la creación de tradiciones.
5 Erik Van Young, op. cit., p. 355; Abelardo Villegas, "El sustento ideológico del nacionalismo mexicano", en El nacionalismo y el arte mexicano (IX coloquio de historia del Arte), México, IIE-UNAM (Estudios de Arte y Estética, 25), 1986, p. 397; María Esther Acevedo, "Las Bellas Artes y los destinos de un proyecto imperial. Maximiliano en México 1864-1867", Tesis para optar por el grado de doctor en Historia del Arte que presenta..., México, FFyL-UNAM, 1995.
6 Ortiz Oses, Prólogo en Josetxo Bieran, op. cit., pp. 10, 16, 29. Por representaciones colectivas se debe entender las estructuras psicosociales intersubjetivas que representan el acervo de conocimientos socialmente disponible, y que se despliegan como formas discursivas más o menos automatizadas (ciencia/tecnología, moral/derecho, arte/literatura) en el proceso de autoalteración de significados sociales. Estas estructuras actúan como paradigmas contrafácticos compartidos que contribuyen a la reproducción simbólico-cultural, Por ello, al perder plausibilidad los modelos institucionalizados, en forma de crisis o desestructuración o desintegración de los valores sociales, se problematiza la legitimidad del "mundo instituido de significaciones sociales".
7 Morroe Berger, La novela y las ciencias sociales. Mundos reales e imaginados, México, FCE (Colección Breviarios, 280), 1979, p. 53; David A. Brading, Mito y profecía en la historia de México, op. cit., p. 191; Idem, "Mexican Intellectuals and Political Legitimacy", en Roderic A. Camp, Josefina Vázquez y Charles A. Hale (coords.), Los intelectuales y el poder en México, México, Colegio de México/UCLA/Latin American Center, 1991, p. 837.
8 Josetxo Bieran, op. cit., pp. 19-20; William H. Beezley, Cheryl English Martín y William E. French, "lntroduction: Constructing Consent, Inciting Conflict", en William H. Beezley, op. cit., p. XX.
9 Josetxo Bieran, op. cit., pp. 14-15, 34, 72; Robert Darnton, La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa, México, FCE, 1987, p. 14.
10 Josetxo Bieran, op. cit., pp. 16-17, 27, 35, 79; 204; Kurt Hubner, op. cit., p. 264; Ángel Rama, Los dictadores latinoamericanos, México, FCE (Colección Testimonios del Fondo, 42), 1976, p. 11. Hubner señala que en un primer momento el grupo en el poder justifica sus presupuestos míticos al derivarlos de los fundamentos míticos en los que descansa el mundo de representaciones del pueblo.
11 Tomás Carlyle, Los héroes, Buenos Aíres, Espasa-Calpe Argentina (Colección Austral, 1009), 1951, pp. 9, 18, 96; Gurutz Jáuregui Bereciartu, Contra el estado-nación. En torno al hecho y la cuestión nacional, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1986, p. 65; Jacques Gabayet, "La mitificación de la historia y la construcción de lo imaginario", en Carmen Nava, op. cit., p. 238; Herón Pérez Martínez, "Nacionalismo: génesis, uso y abuso de un concepto", en Cecilia Noriega, op. cit. pp. 72-73.
12 Josetxo Bieran, op. cit., p. 203.
13 Ortiz Oses, op. cit., p. 9; Josetxo Bieran, op. cit., p. 35; Ángel Rama, op. cit., p. 11.
14 Victoriano Salado Álvarez, Memorias. Tiempo viejo, México, EDIAPSA, 1946, p. 246; Eugenia Roldán, op. cit., pp. 7, 67-68.
15 Sol Serrano, "La escuela chilena y la separación de lo público y lo privado", en François-Xavier Guerra y Annick Lempériere, Los espacios públicos en Iberoamérica. Ambigüedades y problemas. Siglos XVIII-XIX, México, FCE/Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 1998, p. 350; Eugenia Roldán, op. cit., p. 127. El caso de la escuela chilena en el siglo XIX estudiado por Sol Serrano es interesante pues nos permite comparar dos situaciones muy parecidas. Ella señala que la escuela chilena seguía a los franceses en sus postulados y ante la falta de una historia nacional se enseñaba historia sagrada. Algo que también acontecía en Francia.
16 María Esther Acevedo, op. cit., pp. 108, 115, 233.
17 Francisco Sosa, op. cit., pp. 154-155; Justo Sierra, Obras completas, t. IX, "Ensayos y textos elementales de historia", México, UNAM, 1948, p. 197; Antonia Pi-Suñer Llorens, "Benito Juárez, hombreo mito", Secuencia. Revista Americana de Ciencias Sociales, núm. 11, México, mayo-agosto de 1988, p. 9; Luis González, "Usos y abusos de la historiografía mexicana", en Panorama actual de la historiografía mexicana, México, Instituto Mora (Cuadernos del Mora, 4), 1983, p. 10; Charles A. Weeks, El mito de Juárez en México, México, Jus, pp. 43, 61; Eugenia Roldán, op. cit., pp. 111-112; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", Tesis que para obtener el grado de doctor en historia presenta..., México, UIA, 1999, p. 216. La idea de enseñar historia a través de las acciones de los grandes personajes se encuentra en personajes de tan distinta índole como José María Lacunza, Manuel Arroniz, Manuel Flores, Justo Sierra, Guillermo Prieto, Rébsamen y Luis Pérez Verdía. Esta idea no era compartida por todos los pensadores. Un ejemplo de ello era Vicente Riva Palacio, quien rechazaba la teoría del gran hombre en favor del estudio de los procesos históricos.
18 Anthony D. Smith, La identidad nacional, Madrid, Trama Editorial, 1997, p. 69; Jürgen Habermas, op. cit., pp. 89, 115-116.
19 Guillermo Palacios, "Una historia para campesinos: el 'Maestro Rural' y los inicios de la construcción del relato historiográfico posrevolucionario, 1932-1834", en Pilar Gonzalbo (coord.), Historia y nación, l. Historia de la educación y enseñanza de la historia. Actas del Congreso en Homenaje a Josefina Vázquez, México, El Colegio de México, 1998, p. 240; Enrique Rajchenber, "Las figuras heroicas de la revolución en los historiadores protomarxistas", Secuencia. Revista de Historia y Ciencias Sociales, núm. 28, México, enero-abril 1994, p. 50; Jürgen Habermas, op. cit., pp. 101, 109; Cliffort Geertz, op. cit., p. 167; Gurutz Jáuregui, op. cit., p. 71; Rita Eder, "Las imágenes de lo prehispánico y su significación en el debate del nacionalismo cultural", en El nacionalismo y el arte mexicano, p. 76. Pierre Vilar ha señalado que dentro de la teoría del nacionalismo se ve a la nación como el principio y el fin de todo el proceso.
20 Anthony D. Smith, op. cit., p. 59; Gurutz Jáuregui, op. cit., p. 60; Kurt Hubner, op. cit., pp. 345, 347.
21 Pierre Bertrand, El olvido. Revolución o muerte de la historia, México, Siglo XXI editores, 1977, pp. 46, 69; Guillermo Palacios, op. cit., p. 238; Jürgen Habermas, op. cit., pp. 91-92.
22 David Brading, Mito y profecía en la historia de México, op. cit., pp.143-145. Es interesante destacar que estos personajes no cumplían con todos los atributos que los liberales admiraban en los héroes, pues ellos pensaban que el prototipo del héroe era el que encarnaba el caudillo militar y aquellos hombres que murieron en acción armada. Cuauhtémoc e Hidalgo cumplían en cierta forma con el requisito de ser caudillos militares, mas no así Juárez cuya actuación fue en el ámbito civil. Además, ninguno de los tres murió en acción armada.
23 Patricia Escandón, "La historia antigua de México en los textos escolares del siglo XIX", Secuencia. Revista Americana de Ciencias Sociales, núm. 10, enero-abril 1988, p. 35. Los libros que analizó la autora fueron de destacados pensadores, tales como Manuel Payno (1870); José María Roa Bárcena (1870); Longinos Banda (1878); Tirso Córdoba {1881); Guillermo Prieto (1886); Antonio García Cubas (1890); Ramón Laine (1890); Julio Zárate (1891); Aurelio María Oviedo y Romero (1894) y Justo Sierra (1894).
24 Ibid., p. 36; Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", Secuencia. Revista Americana de Ciencias Sociales, núm. 6, septiembre-diciembre de 1986, p. 184. La tendencia a destacar lo español partía de la idea de que la colonización trajo consecuencias favorables al desarrollo del país.
25 Barbara Tenenbaum, "Streetwise History: The Paseo de la Reforma and the Porfirian State, 1876-1910", en William H. Beezley, op. cit., p.137; Benedict Anderson, Comunidades imaginadas, op. cit., p. 96. Benedict Anderson señala que en la formación de la "segunda generación nacionalista" se apela al legado indígena, de tal modo que estos nacionalistas "aprendieron a hablar 'por' (los) muertos con los que era imposible establecer una conexión 'lingüística'". Esto fue lo que llevó a la aparición del 'indigenismo' y a que "los intelectuales mexicanos contemporáneos, hispanohablantes" rastrearan "sus orígenes entre los aztecas, toltecas y mayas, que desconocían esa lengua, en lugar de hacerlo entre los andaluces o vascos que hablan castellano".
26 Patricia Escandón, op. cit., p. 38; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", op. cit., p. 350.
27 Idem; Barbara Tenenbaum, op. cit., p. 139; Enrique Krauze, "Comentario general", en Cecilia Noriega, op. cit., p. 153; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", op. cit., p. 359. Es evidente que la necesidad de construir una historia nacionalista ocasiona algunos excesos de los escritores por inculcar sus ideas a los lectores. El uso indiscriminado de términos como "nacionalidad" y "patria" se justifica en tanto servía como un medio para identificar al lector con estas categorías.
28 Patricia Escandón, op. cit., p. 39; Barbara Tenenbaum, op. cit., pp. 136, 139; Erik Van Young, op. cit., p. 368; Fausto Ramírez, "Vertientes nacionalistas en el modernismo", en El nacionalismo y el arte mexicano, pp. 134-135; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio'', op. cit., p.114; Eugenia Roldán, op. cit., p. 158.
29 Jacques Gabayet, op. cit., p. 243; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", op. cit., pp. 30, 308; Benedict Anderson, Comunidades imaginadas, op. cit., pp. 94, 98; Herón Pérez Martínez, op.cit., p. 49; Kurt Hubner, op. cit., p. 347. Uno de los rasgos característicos del nacionalismo es la conformación de una identidad nacional configurada por su oposición defensiva y distintiva frente al "enemigo exterior".
30 Barbara Tenenbaum, op. cit., pp. 140-141; Andrés Lira, "Los indígenas y el nacionalismo mexicano", en El nacionalismo y el arte mexicano, op. cit., pp. 28-29; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", op. cit., pp. 135, 140, 196; David A. Brading, Los orígenes del nacionalismo mexicano, op. cit., México, SEP, 1973, p. 188; Idem, Orbe Indiano. De la monarquía católica a la república criolla. 1492-1867, México, FCE, 1992, p. 648; Edmundo O'Gorman, La supervivencia política novohispana, op. cit., p. 7.
31 Erik Van Young, op. cit., p. 356; Fausto Ramírez, op. cit., pp. 128, 134, 160; Rita Eder, op. cit., p. 76; Olga Sáenz, "Comentario a Rita Eder", en El nacionalismo y el arte mexicano, op. cit., p. 86; Pablo Ospina, op. cit., pp. 115, 119. El trabajo de Ospina sobre la historia ecuatoriana decimonónica muestra un paralelismo interesante con México. En ese país, la apropiación del pasado indígena por parte del estado tenía dos intenciones: por un lado unir bajo un mismo discurso histórico las tradiciones indígena y española y, por el otro, con la incorporación de los indios como parte de un pasado glorioso se podía ocultar u olvidar a los vivos.
32 José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", op. cit., p. 308; Barbara Tenenbaum, op. cit., p. 136; Charles Weeks, op. cit., p. 61; David Brading, Los orígenes del nacionalismo en México, op. cit., p. 194; Andrea Revueltas, op. cit., p. 260. La relación entre pasado y presente en una misma línea de desarrollo es lo que Benjamín Constant definió como "arcaismo".
33 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", op. cit., p. 173.
34 Ibid., p. 174.
35 ldem; David. A. Brading, Orbe Indiano, op. cit., pp. 648, 688.
36 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", op. cit., p. 175.
37 José Pantoja y EIsa Rodríguez, op. cit., pp. 58-59.
38 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", op. cit., p. 175.
39 Ibid., pp. 176-177.
40 Ibid., pp. 177-178; Idem, La supervivencia política novohispana, op. cit., pp. 19-21; Michael Costaloe, "16 de septiembre de 1825: los orígenes del día de la independencia de México", en Luis Jauregui y José Antonio Serrano (coords.), Historia y nación. Actas del congreso en homenaje a Josefina Vázquez. 11: política y diplomacia en el siglo XIX mexicano, México, El Colegio de México, 1998, p. 265. O'Gorman señala que en el manifiesto de Santa Anna del 6 de diciembre de 1822 se encuentra una distinción de independencia como carencia de libertad, lo que a fin de cuentas representaba en primera instancia "el fundamento histórico de la apertura para actualizar el ser republicano en México". Un alegato que en Santa Anna no es explícito pero que será recogido en la constitución de 1824 por los legisladores. Como este problema no llegaba al fondo (es decir la independencia y la libertad no implicaban nada) entonces se abandonó y se propuso que 1810 y 1824 eran dos sucesos distintos pero que se convertían en uno, ya que en los dos se manifestaba la lucha por la independencia. Con esto Iturbide fue absuelto y se le negó al Imperio el ser parte constitutiva de México. De este modo, el Imperio y la insurgencia quedaron en el vestíbulo de la historia y será la reunión del congreso el que marque la consumación de la independencia. Ello explica por qué se instituyeron el 16 de septiembre y el 4 de octubre como las fechas del inicio y consumación de la independencia.
41 lbid., p. 178; Enrique Plascencia de la Parra, Independencia y nacionalismo a la luz del discurso conmemorativo (1825-1867), México, CONACULTA, 1991, pp. 61, 129, 131. La asociación de Hidalgo con las ideas republicanas fue realizada en los discursos cívicos del 16 de septiembre por Benito Juárez en 1840 y por Luis de la Rosa en 1846. Esta idea fue reforzada por Guillermo Prieto, que en 1855 señala que Hidalgo había llevado a cabo una "revolución democrática".
42 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", op. cit., p. 180.
43 Charles A. Hale, El liberalismo mexicano en la época de Mora. 1821-1853, México, Siglo XXI, 1978, pp. 24, 25, 29; Aurelio de los Reyes, "El nacionalismo en el cine 1920-1930: búsqueda de una nueva simbología", en El nacionalismo y el arte mexicano, op. cit., p. 273; Edmundo O'Gorman, La supervivencia política novohispana, op. cit., p. 38.
44 Edmundo O'Gorman, Hidalgo en la historia, op. cit., pp. 181, 183-4; Idem, La supervivencia política novohispana, pp, 38, 74; José Pantoja y Elsa Rodríguez, op. cit., p. 66; Andrea Revueltas, op. cit., p. 260; David Brading, Orbe indiano, op. cit., p. 714; Idem, Los orígenes del nacionalismo en México, op. cit., pp. 188, 190-191. Encontrar los orígenes de los partidos en las figuras del pasado no fue una tarea que asumieran sólo los liberales; si ellos vincularon a Hidalgo con su movimiento, en contrapartida los conservadores tendieron una línea entre las acciones de Iturbide y las del partido conservador. Con base en este acercamiento ellos también se decían factores de la independencia mexicana.
45 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", op. cit., p. 183; Enrique Plascencia de la Parra, op. cit., pp. 38, 119, 123; Erik Van Young, op. cit., p. 368; David A. Brading, Los orígenes del nacionalismo en México, op. cit., p. 190.
46 David A. Brading, Orbe Indiano, op. cit., pp. 141, 714; Carlos J. Sierra, José María Vigil, México, Club de periodistas de México, 1963, p. 55. Altamirano postulaba que existía una continuidad entre los insurgentes y los liberales basada en la popularidad de los dos movimientos.
47 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia'', op. cit., p. 184; Enrique Plascencia de la Parra, op. cit., p. 135; William H. Beezley, "Introduction", en William H. Beezley, op. cit., p. XVIII; Michael Costeloe, op. cit., pp. 263-265. En 1825 se celebró por primera vez el 16 de septiembre como día de la independencia. Es interesante ver los cambios que se dieron en tomo a los festejos. Costeloe señala que las primeras celebraciones anteriores a 1825 consistían en salvas de artillería, misas de acción de gracias, pero no había festejo popular.
48 Charles A. Hale, El liberalismo en la época de Mora, op. cit., p. 25.
49 David A. Brading, Orbe Indiano, op. cit., pp. 721, 728; Idem, Los orígenes del nacionalismo en México, op. cit., pp. 146, 203-204; Charles A. Hale, La transformación del liberalismo a fines del siglo XIX, México, Vuelta, 1991, p. 399.
50 Mauro Hernández Benítez, "Carlos III: un mito progresista", en Equipo Madrid de Estudios Históricos, Carlos III, Madrid y la Ilustración. Contradicciones de un proyecto reformista, Madrid, Siglo XXI de España editores, 1988, p. 2; María del Carmen Collado, "Liberales y conservadores de Nicaragua, ¿falsos estereotipos?", Secuencia. Revista Americana de Ciencias sociales, núm. 11, México, mayo-agosto de 1988, p. 65.
51 Existen pocas descripciones de la muerte de Juárez. Una de ellas es la que recogió Luis González en Galería de la Reforma del médico personal de Juárez Ignacio Alvarado. Una descripción novelada se encuentra en la obra de Miguel Ángel Asturias, Juárez, México, Comisión Nacional para la Conmemoración del Centenario del fallecimiento de Don Benito Juárez, 1972.
52 La Orquesta, 20 de julio de 1872. Tomado de José Ortiz Monasterio, Historia y ficción. Los dramas y novelas de Vicente Riva Palacio, México, Instituto Mora/UIA, 1993, p. 162.
53 Justo Sierra, El Federalista, 21 de julio de 1872, en Justo Sierra, Obras completas, op. cit., p. 21.
54 Ralph Roeder, Juárez y su México, México, FCE/Comisión Nacional para la Conmemoración del Centenario del fallecimiento de Don Benito Juárez, 1972, p. 1063; Charles Weeks, op. cit., pp. 31-32.
55 Artemio de Valle-Arizpe, Por la vieja calzada de Tlacopan, México, Compañía general de ediciones, Colección Valle de México, 1954, p. 208.
56 Carlos J. Sierra. La prensa valora la figura de Juárez 1872-1910, México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1963, pp. 9, 17.
57 Ibid., p. 12. Carlos Sierra considera que el culto a la memoria de Juárez se gestó principalmente en las páginas de los periódicos, puesto que por este medio los periodistas "publicaron frases y conceptos que hicieron posible el mayor conocimiento de tan distinguida personalidad". Lo que no debemos pasar por alto es que la prensa decimonónica funcionaba como un catalizador de las opiniones políticas de los grupos y que la política y la prensa iban de la mano en este momento, pues algunos periodistas ocupaban puestos políticos.
58 Ibid., pp. 17-18, 20; Ralph Roeder, op. cit., p. 1074.
59 Charles Weeks, op. cit., pp. 34-35.
60 Ibid., pp. 39, 41.
61 Jean Pierre Bastian, op. cit., pp. 409-411.
62 Charles A. Hale, La transformación del liberalismo, pp. 178-179; Charles Weeks, op. cit., p. 42.
63 Carlos J. Sierra, op. cit., p. 22; Charles Weeks, op. cit., p. 42.
64 Carlos J. Sierra, op. cit., p. 22; Charles Hale, La transfonnación del liberalismo, op. cit., p. 180; Charles Weeks, op. cit., p. 42.
65 Carlos J. Sierra, op. cit., pp. 25-28, 49; Charles Weeks, op. cit., p. 42. Los periódicos que se unieron a la manifestación fueron: El Monitor Republicano, El Partido Liberal, La Patria, El siglo XIX, Las Noticias, El Combate, la Federación, El Correo de las doce, El Monitor del Pueblo, el Socialista, La Escuela de Medicina, El Foro, La Paz Pública, La Voz de Hipócrates, El Heraldo, La Escuela Preparatoria, El Lunes, El Hijo del Ahuizote, El Boletín Postal, La Voz de los Estados, El Pabellón Español, el Diario del Hogar, Le Trait d'Union, La Escuela de Jurisprudencia, La Juventud Literaria, El Anáhuac, El Minero mexicano, The Two Republics, Revista Latinoamericana, El Gorro frigio, La Voz de España, El Municipio libre, La nueva Iberia y La Convención Radical. Los periódicos que desistieron de participar fueron El Tiempo, La Voz de México, El País y El Nacional porque eran de tendencia conservadora.
66 Discurso de Manuel Dublán tomado de Carlos J. Sierra, op. cit., p. 27; Charles Hale, La transformación del liberalismo, op. cit., p. 180; Charles Weeks, op. cit., p. 44.
67 Carlos J. Sierra, op. cit., pp. 32-33; Charles Weeks, op. cit., p. 45.
68 Carlos J. Sierra, op. cit., p. 25; Charles Weeks, op. cit., p. 45. En el programa se designaron a los siguientes oradores: por los constituyentes Ignacio Mariscal; por los "inmaculados" Guillermo Prieto; por la Colonia Oaxaqueña Félix Romero y Manuel Ramírez Varela; por la prensa sudamericana Heraclio Martín de la Guardia; por la prensa europea José R. Leal y José Barbier; por la prensa nacional Gustavo Baz y Juan de Dios Peza; por los estudiantes José Peón Valle; por el congreso obrero Félix Iglesias; por la convención radical Andrés Díaz Millán. Además, en la convocatoria se especificó que los demás grupos podían designar oradores para cuando los grupos desfilaran a dejar su recuerdo frente al monumento de Juárez.
69 Charles Weeks, op. cit., p. 45.
70 Jean Pierre Bastian, op. cit., p. 411. Bastian señala que en 1887 se llevaron a cabo dos tipos de manifestaciones patrióticas: una de carácter oficial que fue fría y sin un marcado fervor liberal de los líderes radicales y otra de carácter independiente que exaltaba el anticatolicismo y formulaba críticas al gobierno.
71 Charles Weeks, op. cit., pp. 33-34, 44; Carlyle, op. cit., p. 96.
72 Ibid., pp. 33-34, 47, 49-50.
73 Carlos J. Sierra, op. cit., p. 44-48; Charles A. Hale, op. cit., p. 202; Charles Weeks, op. cit., pp. 43, 48, 52.
74 François-Xavier Guerra, op. cit., t. 1, p. 430; María Teresa Bermúdez, "Aquel México dividido... 1854-1876", en Simposio de Historiografía Mexicanista, México, Comité Mexicano de Ciencias históricas, Gobierno del Estado de Morelos/UNAM/IIH, 1990, p. 185; Patricia Escandón, op. cit., p. 39; Andrea Revueltas, op. cit., p. 260. Bermúdez advierte que la historia que tiene como base estereotipos de héroes y villanos da como resultado "una historia de personajes acartonados y etiquetados, cuya falsedad muy poco transmite a los lectores y les provoca bostezos y aburrimiento, porque carecen de esencia humana".
75 Patricia Escandón, op. cit., p. 39; Ernesto de la Torre Villar, La conciencia nacional y su formación. Discursos cívicos septembrinos (1825-1871), México, UNAM, 1988, p. 8; David Brading, Mito y profecía en la historia de México, p. 19, 142; Enrique Florescano, El nuevo pasado mexicano, México, Cal y Arena, 1991, p. 63; Luis González y González, op. cit., p. 6. En el caso mexicano, Ignacio Ramírez e Ignacio Manuel Altamirano fueron de los primeros intelectuales que se encargaron de promover esta nueva religión cívica, con el propósito de que la historia patria sirviera de medio de legitimación y glorificación de la república liberal.
76 Guillermo Palacios, op. cit., pp. 242-249, 256. Es interesante constatar que la narrativa historiográfica posrevolucionaria y la liberal compartían la misma esencia, pues las dos basaban su explicación en héroes individuales y grandes sucesos que se enlazaban por una idea patriótica definida. La diferencia más evidente entre las dos interpretaciones reside en que los posrevolucionarios mostraban al estado como el protector de los desfavorecidos.
2 Celia Fernández, op. cit., p. 91; Pablo Ospina, "Imaginarios nacionalistas: historia y significados nacionales en Ecuador, siglos XIX y XX", Procesos, Revista ecuatoriana de historia, núm. 9, Quito, 1996, p. 112; Benedict Anderson, Comunidades imaginadas, op. cit., p. 102; Idem, "El efecto tranquilizador del fraticidio: o de cómo las naciones imaginan sus genealogias", en Cecilia Noriega (ed.), El nacionalismo en México, Zamora, Colegio de Michoacán, 1992, p. 273; José Pantoja Reyes y Elsa Rodríguez, "Las ceremonias cívicas durante la república liberal", en Hilda Iparraguirre y Mario Camarena (coords.), Tiempo y significado, México, Plaza y Valdés editores, 1997, p. 58; Eugenia Roldán Vera, "Conciencia histórica y enseñanza: un análisis de los primeros libros de texto de historia nacional. 1852-1894", Tesis que para obtener el titulo de licenciada en historia presenta... México, FFyL-UNAM, 1995, p. 112; Kurt Hubner, La verdad del mito, México, Siglo XXI Editores, 1996, p. 34 7.
3 Edmundo O'Gorman, La supervivencia política novohispana. Reflexiones sobre el monarquismo mexicano, México, Fundación Cultural de Condumex, Centro de Estudios de Historia de México, 1969, pp. 37, 39, 80; Guillermo Zemelman, "Sobre la importancia de las realidades que se ocultan", Tramas. Subjetividad y procesos sociales, núm. 6 "Sujeto y subjetividad", México, UAM-Xochimilco, junio 1994, p. 16; Jürgen Habermas, Identidades nacionales y postnacionales, Madrid, Tecnos (Cuadernos de filosofía y ensayo), 1989, p. 92; Jean-Pierre Bastian, "Una geografía política de la oposición al porfirismo. De las sociedades de ideas al origen de la revolución de 1910", en Alicia Hernández Chávez y Manuel Miño Grijalva (coords.), Cincuenta años de historia en México, México, El Colegio de México, 1991, vol. 2, p. 408. Agnes Heller ha mostrado que no existen aparatos ideológicos del estado, sino que la persuasión colectiva se logra por medio del ocultamiento de realidades y de la propuesta de una, misma que por falta de otras opciones acaba por ser aceptada. Así, para que los liberales impusieran su interpretación tuvieron que rechazar la que planteaban los conservadores y, en su interior, la visión que proponía las sociedades de ideas (que ponía énfasis en enseñar derechos cívicos, valores modernos y una historia en la que se exaltaba a los héroes de la independencia, de la Reforma y de la Intervención), fue tachada de "metafísica" por los liberales gobernistas mientras que positivistas y científicos la consideraron una serie de leyendas.
4 Véase Erik van Young, "Conclusion: The State as Vampire Hegemonic Project, Public Ritual, and Popular Culture in Mexico, 1600-1990", en William H. Beezley, Cheryl English Martín y William E. French, Rituals of Rule, Rituals of Resistence. Public Celebrations and Popular Cultura in Mexico, Wilmington, Delaware, Scholarly Resorces Books (Colection Latin American Silhouettes, Studies in History and Culture), 1994, pp. 346, 367; Cliffort Geertz, Conocimiento local, Ensayos sobre la interpretación de las culturas, Barcelona, Paidós, 1994, p. 150; Andrea Revueltas, "Modernidad y tradición en el imaginario político mexicano", en María del Carmen Nava y Mario Alejandro Carrillo (coords.), México en el imaginario, México, UAM-Xochimilco/Universidad Pierre Mendés France/Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 1995, p. 260; David A. Brading, Mito y profecía en la historia de México, México, Vuelta, 1988, p. 146; Silvia Valencia, "Las representaciones sociales y los ritos seculares. El caso de la participación de los intelectuales en la producción de representaciones sociales nuevas y el conflicto que esos cambios producen sobre los ritos seculares en México", Estudios del hombre, núm. 2, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1995, pp. 67, 69, 71; François-Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, México, FCE, 1988, t. I, p. 164; Josetxo Bieran, Representaciones colectivas y proyecto de modernidad, Barcelona, Anthropos (Colección autores, textos y temas, Hermeneusis, 8), 1990, p. 17. Van Young entiende la commodification como manipulación, adaptar las cosas a lo que se quiere, ponerlas a nuestro servicio. Esta categoría es una condición necesaria para la creación de tradiciones.
5 Erik Van Young, op. cit., p. 355; Abelardo Villegas, "El sustento ideológico del nacionalismo mexicano", en El nacionalismo y el arte mexicano (IX coloquio de historia del Arte), México, IIE-UNAM (Estudios de Arte y Estética, 25), 1986, p. 397; María Esther Acevedo, "Las Bellas Artes y los destinos de un proyecto imperial. Maximiliano en México 1864-1867", Tesis para optar por el grado de doctor en Historia del Arte que presenta..., México, FFyL-UNAM, 1995.
6 Ortiz Oses, Prólogo en Josetxo Bieran, op. cit., pp. 10, 16, 29. Por representaciones colectivas se debe entender las estructuras psicosociales intersubjetivas que representan el acervo de conocimientos socialmente disponible, y que se despliegan como formas discursivas más o menos automatizadas (ciencia/tecnología, moral/derecho, arte/literatura) en el proceso de autoalteración de significados sociales. Estas estructuras actúan como paradigmas contrafácticos compartidos que contribuyen a la reproducción simbólico-cultural, Por ello, al perder plausibilidad los modelos institucionalizados, en forma de crisis o desestructuración o desintegración de los valores sociales, se problematiza la legitimidad del "mundo instituido de significaciones sociales".
7 Morroe Berger, La novela y las ciencias sociales. Mundos reales e imaginados, México, FCE (Colección Breviarios, 280), 1979, p. 53; David A. Brading, Mito y profecía en la historia de México, op. cit., p. 191; Idem, "Mexican Intellectuals and Political Legitimacy", en Roderic A. Camp, Josefina Vázquez y Charles A. Hale (coords.), Los intelectuales y el poder en México, México, Colegio de México/UCLA/Latin American Center, 1991, p. 837.
8 Josetxo Bieran, op. cit., pp. 19-20; William H. Beezley, Cheryl English Martín y William E. French, "lntroduction: Constructing Consent, Inciting Conflict", en William H. Beezley, op. cit., p. XX.
9 Josetxo Bieran, op. cit., pp. 14-15, 34, 72; Robert Darnton, La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa, México, FCE, 1987, p. 14.
10 Josetxo Bieran, op. cit., pp. 16-17, 27, 35, 79; 204; Kurt Hubner, op. cit., p. 264; Ángel Rama, Los dictadores latinoamericanos, México, FCE (Colección Testimonios del Fondo, 42), 1976, p. 11. Hubner señala que en un primer momento el grupo en el poder justifica sus presupuestos míticos al derivarlos de los fundamentos míticos en los que descansa el mundo de representaciones del pueblo.
11 Tomás Carlyle, Los héroes, Buenos Aíres, Espasa-Calpe Argentina (Colección Austral, 1009), 1951, pp. 9, 18, 96; Gurutz Jáuregui Bereciartu, Contra el estado-nación. En torno al hecho y la cuestión nacional, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1986, p. 65; Jacques Gabayet, "La mitificación de la historia y la construcción de lo imaginario", en Carmen Nava, op. cit., p. 238; Herón Pérez Martínez, "Nacionalismo: génesis, uso y abuso de un concepto", en Cecilia Noriega, op. cit. pp. 72-73.
12 Josetxo Bieran, op. cit., p. 203.
13 Ortiz Oses, op. cit., p. 9; Josetxo Bieran, op. cit., p. 35; Ángel Rama, op. cit., p. 11.
14 Victoriano Salado Álvarez, Memorias. Tiempo viejo, México, EDIAPSA, 1946, p. 246; Eugenia Roldán, op. cit., pp. 7, 67-68.
15 Sol Serrano, "La escuela chilena y la separación de lo público y lo privado", en François-Xavier Guerra y Annick Lempériere, Los espacios públicos en Iberoamérica. Ambigüedades y problemas. Siglos XVIII-XIX, México, FCE/Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, 1998, p. 350; Eugenia Roldán, op. cit., p. 127. El caso de la escuela chilena en el siglo XIX estudiado por Sol Serrano es interesante pues nos permite comparar dos situaciones muy parecidas. Ella señala que la escuela chilena seguía a los franceses en sus postulados y ante la falta de una historia nacional se enseñaba historia sagrada. Algo que también acontecía en Francia.
16 María Esther Acevedo, op. cit., pp. 108, 115, 233.
17 Francisco Sosa, op. cit., pp. 154-155; Justo Sierra, Obras completas, t. IX, "Ensayos y textos elementales de historia", México, UNAM, 1948, p. 197; Antonia Pi-Suñer Llorens, "Benito Juárez, hombreo mito", Secuencia. Revista Americana de Ciencias Sociales, núm. 11, México, mayo-agosto de 1988, p. 9; Luis González, "Usos y abusos de la historiografía mexicana", en Panorama actual de la historiografía mexicana, México, Instituto Mora (Cuadernos del Mora, 4), 1983, p. 10; Charles A. Weeks, El mito de Juárez en México, México, Jus, pp. 43, 61; Eugenia Roldán, op. cit., pp. 111-112; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", Tesis que para obtener el grado de doctor en historia presenta..., México, UIA, 1999, p. 216. La idea de enseñar historia a través de las acciones de los grandes personajes se encuentra en personajes de tan distinta índole como José María Lacunza, Manuel Arroniz, Manuel Flores, Justo Sierra, Guillermo Prieto, Rébsamen y Luis Pérez Verdía. Esta idea no era compartida por todos los pensadores. Un ejemplo de ello era Vicente Riva Palacio, quien rechazaba la teoría del gran hombre en favor del estudio de los procesos históricos.
18 Anthony D. Smith, La identidad nacional, Madrid, Trama Editorial, 1997, p. 69; Jürgen Habermas, op. cit., pp. 89, 115-116.
19 Guillermo Palacios, "Una historia para campesinos: el 'Maestro Rural' y los inicios de la construcción del relato historiográfico posrevolucionario, 1932-1834", en Pilar Gonzalbo (coord.), Historia y nación, l. Historia de la educación y enseñanza de la historia. Actas del Congreso en Homenaje a Josefina Vázquez, México, El Colegio de México, 1998, p. 240; Enrique Rajchenber, "Las figuras heroicas de la revolución en los historiadores protomarxistas", Secuencia. Revista de Historia y Ciencias Sociales, núm. 28, México, enero-abril 1994, p. 50; Jürgen Habermas, op. cit., pp. 101, 109; Cliffort Geertz, op. cit., p. 167; Gurutz Jáuregui, op. cit., p. 71; Rita Eder, "Las imágenes de lo prehispánico y su significación en el debate del nacionalismo cultural", en El nacionalismo y el arte mexicano, p. 76. Pierre Vilar ha señalado que dentro de la teoría del nacionalismo se ve a la nación como el principio y el fin de todo el proceso.
20 Anthony D. Smith, op. cit., p. 59; Gurutz Jáuregui, op. cit., p. 60; Kurt Hubner, op. cit., pp. 345, 347.
21 Pierre Bertrand, El olvido. Revolución o muerte de la historia, México, Siglo XXI editores, 1977, pp. 46, 69; Guillermo Palacios, op. cit., p. 238; Jürgen Habermas, op. cit., pp. 91-92.
22 David Brading, Mito y profecía en la historia de México, op. cit., pp.143-145. Es interesante destacar que estos personajes no cumplían con todos los atributos que los liberales admiraban en los héroes, pues ellos pensaban que el prototipo del héroe era el que encarnaba el caudillo militar y aquellos hombres que murieron en acción armada. Cuauhtémoc e Hidalgo cumplían en cierta forma con el requisito de ser caudillos militares, mas no así Juárez cuya actuación fue en el ámbito civil. Además, ninguno de los tres murió en acción armada.
23 Patricia Escandón, "La historia antigua de México en los textos escolares del siglo XIX", Secuencia. Revista Americana de Ciencias Sociales, núm. 10, enero-abril 1988, p. 35. Los libros que analizó la autora fueron de destacados pensadores, tales como Manuel Payno (1870); José María Roa Bárcena (1870); Longinos Banda (1878); Tirso Córdoba {1881); Guillermo Prieto (1886); Antonio García Cubas (1890); Ramón Laine (1890); Julio Zárate (1891); Aurelio María Oviedo y Romero (1894) y Justo Sierra (1894).
24 Ibid., p. 36; Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", Secuencia. Revista Americana de Ciencias Sociales, núm. 6, septiembre-diciembre de 1986, p. 184. La tendencia a destacar lo español partía de la idea de que la colonización trajo consecuencias favorables al desarrollo del país.
25 Barbara Tenenbaum, "Streetwise History: The Paseo de la Reforma and the Porfirian State, 1876-1910", en William H. Beezley, op. cit., p.137; Benedict Anderson, Comunidades imaginadas, op. cit., p. 96. Benedict Anderson señala que en la formación de la "segunda generación nacionalista" se apela al legado indígena, de tal modo que estos nacionalistas "aprendieron a hablar 'por' (los) muertos con los que era imposible establecer una conexión 'lingüística'". Esto fue lo que llevó a la aparición del 'indigenismo' y a que "los intelectuales mexicanos contemporáneos, hispanohablantes" rastrearan "sus orígenes entre los aztecas, toltecas y mayas, que desconocían esa lengua, en lugar de hacerlo entre los andaluces o vascos que hablan castellano".
26 Patricia Escandón, op. cit., p. 38; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", op. cit., p. 350.
27 Idem; Barbara Tenenbaum, op. cit., p. 139; Enrique Krauze, "Comentario general", en Cecilia Noriega, op. cit., p. 153; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", op. cit., p. 359. Es evidente que la necesidad de construir una historia nacionalista ocasiona algunos excesos de los escritores por inculcar sus ideas a los lectores. El uso indiscriminado de términos como "nacionalidad" y "patria" se justifica en tanto servía como un medio para identificar al lector con estas categorías.
28 Patricia Escandón, op. cit., p. 39; Barbara Tenenbaum, op. cit., pp. 136, 139; Erik Van Young, op. cit., p. 368; Fausto Ramírez, "Vertientes nacionalistas en el modernismo", en El nacionalismo y el arte mexicano, pp. 134-135; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio'', op. cit., p.114; Eugenia Roldán, op. cit., p. 158.
29 Jacques Gabayet, op. cit., p. 243; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", op. cit., pp. 30, 308; Benedict Anderson, Comunidades imaginadas, op. cit., pp. 94, 98; Herón Pérez Martínez, op.cit., p. 49; Kurt Hubner, op. cit., p. 347. Uno de los rasgos característicos del nacionalismo es la conformación de una identidad nacional configurada por su oposición defensiva y distintiva frente al "enemigo exterior".
30 Barbara Tenenbaum, op. cit., pp. 140-141; Andrés Lira, "Los indígenas y el nacionalismo mexicano", en El nacionalismo y el arte mexicano, op. cit., pp. 28-29; José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", op. cit., pp. 135, 140, 196; David A. Brading, Los orígenes del nacionalismo mexicano, op. cit., México, SEP, 1973, p. 188; Idem, Orbe Indiano. De la monarquía católica a la república criolla. 1492-1867, México, FCE, 1992, p. 648; Edmundo O'Gorman, La supervivencia política novohispana, op. cit., p. 7.
31 Erik Van Young, op. cit., p. 356; Fausto Ramírez, op. cit., pp. 128, 134, 160; Rita Eder, op. cit., p. 76; Olga Sáenz, "Comentario a Rita Eder", en El nacionalismo y el arte mexicano, op. cit., p. 86; Pablo Ospina, op. cit., pp. 115, 119. El trabajo de Ospina sobre la historia ecuatoriana decimonónica muestra un paralelismo interesante con México. En ese país, la apropiación del pasado indígena por parte del estado tenía dos intenciones: por un lado unir bajo un mismo discurso histórico las tradiciones indígena y española y, por el otro, con la incorporación de los indios como parte de un pasado glorioso se podía ocultar u olvidar a los vivos.
32 José Ortiz Monasterio, "La obra historiográfica de Vicente Riva Palacio", op. cit., p. 308; Barbara Tenenbaum, op. cit., p. 136; Charles Weeks, op. cit., p. 61; David Brading, Los orígenes del nacionalismo en México, op. cit., p. 194; Andrea Revueltas, op. cit., p. 260. La relación entre pasado y presente en una misma línea de desarrollo es lo que Benjamín Constant definió como "arcaismo".
33 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", op. cit., p. 173.
34 Ibid., p. 174.
35 ldem; David. A. Brading, Orbe Indiano, op. cit., pp. 648, 688.
36 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", op. cit., p. 175.
37 José Pantoja y EIsa Rodríguez, op. cit., pp. 58-59.
38 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", op. cit., p. 175.
39 Ibid., pp. 176-177.
40 Ibid., pp. 177-178; Idem, La supervivencia política novohispana, op. cit., pp. 19-21; Michael Costaloe, "16 de septiembre de 1825: los orígenes del día de la independencia de México", en Luis Jauregui y José Antonio Serrano (coords.), Historia y nación. Actas del congreso en homenaje a Josefina Vázquez. 11: política y diplomacia en el siglo XIX mexicano, México, El Colegio de México, 1998, p. 265. O'Gorman señala que en el manifiesto de Santa Anna del 6 de diciembre de 1822 se encuentra una distinción de independencia como carencia de libertad, lo que a fin de cuentas representaba en primera instancia "el fundamento histórico de la apertura para actualizar el ser republicano en México". Un alegato que en Santa Anna no es explícito pero que será recogido en la constitución de 1824 por los legisladores. Como este problema no llegaba al fondo (es decir la independencia y la libertad no implicaban nada) entonces se abandonó y se propuso que 1810 y 1824 eran dos sucesos distintos pero que se convertían en uno, ya que en los dos se manifestaba la lucha por la independencia. Con esto Iturbide fue absuelto y se le negó al Imperio el ser parte constitutiva de México. De este modo, el Imperio y la insurgencia quedaron en el vestíbulo de la historia y será la reunión del congreso el que marque la consumación de la independencia. Ello explica por qué se instituyeron el 16 de septiembre y el 4 de octubre como las fechas del inicio y consumación de la independencia.
41 lbid., p. 178; Enrique Plascencia de la Parra, Independencia y nacionalismo a la luz del discurso conmemorativo (1825-1867), México, CONACULTA, 1991, pp. 61, 129, 131. La asociación de Hidalgo con las ideas republicanas fue realizada en los discursos cívicos del 16 de septiembre por Benito Juárez en 1840 y por Luis de la Rosa en 1846. Esta idea fue reforzada por Guillermo Prieto, que en 1855 señala que Hidalgo había llevado a cabo una "revolución democrática".
42 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", op. cit., p. 180.
43 Charles A. Hale, El liberalismo mexicano en la época de Mora. 1821-1853, México, Siglo XXI, 1978, pp. 24, 25, 29; Aurelio de los Reyes, "El nacionalismo en el cine 1920-1930: búsqueda de una nueva simbología", en El nacionalismo y el arte mexicano, op. cit., p. 273; Edmundo O'Gorman, La supervivencia política novohispana, op. cit., p. 38.
44 Edmundo O'Gorman, Hidalgo en la historia, op. cit., pp. 181, 183-4; Idem, La supervivencia política novohispana, pp, 38, 74; José Pantoja y Elsa Rodríguez, op. cit., p. 66; Andrea Revueltas, op. cit., p. 260; David Brading, Orbe indiano, op. cit., p. 714; Idem, Los orígenes del nacionalismo en México, op. cit., pp. 188, 190-191. Encontrar los orígenes de los partidos en las figuras del pasado no fue una tarea que asumieran sólo los liberales; si ellos vincularon a Hidalgo con su movimiento, en contrapartida los conservadores tendieron una línea entre las acciones de Iturbide y las del partido conservador. Con base en este acercamiento ellos también se decían factores de la independencia mexicana.
45 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia", op. cit., p. 183; Enrique Plascencia de la Parra, op. cit., pp. 38, 119, 123; Erik Van Young, op. cit., p. 368; David A. Brading, Los orígenes del nacionalismo en México, op. cit., p. 190.
46 David A. Brading, Orbe Indiano, op. cit., pp. 141, 714; Carlos J. Sierra, José María Vigil, México, Club de periodistas de México, 1963, p. 55. Altamirano postulaba que existía una continuidad entre los insurgentes y los liberales basada en la popularidad de los dos movimientos.
47 Edmundo O'Gorman, "Hidalgo en la historia'', op. cit., p. 184; Enrique Plascencia de la Parra, op. cit., p. 135; William H. Beezley, "Introduction", en William H. Beezley, op. cit., p. XVIII; Michael Costeloe, op. cit., pp. 263-265. En 1825 se celebró por primera vez el 16 de septiembre como día de la independencia. Es interesante ver los cambios que se dieron en tomo a los festejos. Costeloe señala que las primeras celebraciones anteriores a 1825 consistían en salvas de artillería, misas de acción de gracias, pero no había festejo popular.
48 Charles A. Hale, El liberalismo en la época de Mora, op. cit., p. 25.
49 David A. Brading, Orbe Indiano, op. cit., pp. 721, 728; Idem, Los orígenes del nacionalismo en México, op. cit., pp. 146, 203-204; Charles A. Hale, La transformación del liberalismo a fines del siglo XIX, México, Vuelta, 1991, p. 399.
50 Mauro Hernández Benítez, "Carlos III: un mito progresista", en Equipo Madrid de Estudios Históricos, Carlos III, Madrid y la Ilustración. Contradicciones de un proyecto reformista, Madrid, Siglo XXI de España editores, 1988, p. 2; María del Carmen Collado, "Liberales y conservadores de Nicaragua, ¿falsos estereotipos?", Secuencia. Revista Americana de Ciencias sociales, núm. 11, México, mayo-agosto de 1988, p. 65.
51 Existen pocas descripciones de la muerte de Juárez. Una de ellas es la que recogió Luis González en Galería de la Reforma del médico personal de Juárez Ignacio Alvarado. Una descripción novelada se encuentra en la obra de Miguel Ángel Asturias, Juárez, México, Comisión Nacional para la Conmemoración del Centenario del fallecimiento de Don Benito Juárez, 1972.
52 La Orquesta, 20 de julio de 1872. Tomado de José Ortiz Monasterio, Historia y ficción. Los dramas y novelas de Vicente Riva Palacio, México, Instituto Mora/UIA, 1993, p. 162.
53 Justo Sierra, El Federalista, 21 de julio de 1872, en Justo Sierra, Obras completas, op. cit., p. 21.
54 Ralph Roeder, Juárez y su México, México, FCE/Comisión Nacional para la Conmemoración del Centenario del fallecimiento de Don Benito Juárez, 1972, p. 1063; Charles Weeks, op. cit., pp. 31-32.
55 Artemio de Valle-Arizpe, Por la vieja calzada de Tlacopan, México, Compañía general de ediciones, Colección Valle de México, 1954, p. 208.
56 Carlos J. Sierra. La prensa valora la figura de Juárez 1872-1910, México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1963, pp. 9, 17.
57 Ibid., p. 12. Carlos Sierra considera que el culto a la memoria de Juárez se gestó principalmente en las páginas de los periódicos, puesto que por este medio los periodistas "publicaron frases y conceptos que hicieron posible el mayor conocimiento de tan distinguida personalidad". Lo que no debemos pasar por alto es que la prensa decimonónica funcionaba como un catalizador de las opiniones políticas de los grupos y que la política y la prensa iban de la mano en este momento, pues algunos periodistas ocupaban puestos políticos.
58 Ibid., pp. 17-18, 20; Ralph Roeder, op. cit., p. 1074.
59 Charles Weeks, op. cit., pp. 34-35.
60 Ibid., pp. 39, 41.
61 Jean Pierre Bastian, op. cit., pp. 409-411.
62 Charles A. Hale, La transformación del liberalismo, pp. 178-179; Charles Weeks, op. cit., p. 42.
63 Carlos J. Sierra, op. cit., p. 22; Charles Weeks, op. cit., p. 42.
64 Carlos J. Sierra, op. cit., p. 22; Charles Hale, La transfonnación del liberalismo, op. cit., p. 180; Charles Weeks, op. cit., p. 42.
65 Carlos J. Sierra, op. cit., pp. 25-28, 49; Charles Weeks, op. cit., p. 42. Los periódicos que se unieron a la manifestación fueron: El Monitor Republicano, El Partido Liberal, La Patria, El siglo XIX, Las Noticias, El Combate, la Federación, El Correo de las doce, El Monitor del Pueblo, el Socialista, La Escuela de Medicina, El Foro, La Paz Pública, La Voz de Hipócrates, El Heraldo, La Escuela Preparatoria, El Lunes, El Hijo del Ahuizote, El Boletín Postal, La Voz de los Estados, El Pabellón Español, el Diario del Hogar, Le Trait d'Union, La Escuela de Jurisprudencia, La Juventud Literaria, El Anáhuac, El Minero mexicano, The Two Republics, Revista Latinoamericana, El Gorro frigio, La Voz de España, El Municipio libre, La nueva Iberia y La Convención Radical. Los periódicos que desistieron de participar fueron El Tiempo, La Voz de México, El País y El Nacional porque eran de tendencia conservadora.
66 Discurso de Manuel Dublán tomado de Carlos J. Sierra, op. cit., p. 27; Charles Hale, La transformación del liberalismo, op. cit., p. 180; Charles Weeks, op. cit., p. 44.
67 Carlos J. Sierra, op. cit., pp. 32-33; Charles Weeks, op. cit., p. 45.
68 Carlos J. Sierra, op. cit., p. 25; Charles Weeks, op. cit., p. 45. En el programa se designaron a los siguientes oradores: por los constituyentes Ignacio Mariscal; por los "inmaculados" Guillermo Prieto; por la Colonia Oaxaqueña Félix Romero y Manuel Ramírez Varela; por la prensa sudamericana Heraclio Martín de la Guardia; por la prensa europea José R. Leal y José Barbier; por la prensa nacional Gustavo Baz y Juan de Dios Peza; por los estudiantes José Peón Valle; por el congreso obrero Félix Iglesias; por la convención radical Andrés Díaz Millán. Además, en la convocatoria se especificó que los demás grupos podían designar oradores para cuando los grupos desfilaran a dejar su recuerdo frente al monumento de Juárez.
69 Charles Weeks, op. cit., p. 45.
70 Jean Pierre Bastian, op. cit., p. 411. Bastian señala que en 1887 se llevaron a cabo dos tipos de manifestaciones patrióticas: una de carácter oficial que fue fría y sin un marcado fervor liberal de los líderes radicales y otra de carácter independiente que exaltaba el anticatolicismo y formulaba críticas al gobierno.
71 Charles Weeks, op. cit., pp. 33-34, 44; Carlyle, op. cit., p. 96.
72 Ibid., pp. 33-34, 47, 49-50.
73 Carlos J. Sierra, op. cit., p. 44-48; Charles A. Hale, op. cit., p. 202; Charles Weeks, op. cit., pp. 43, 48, 52.
74 François-Xavier Guerra, op. cit., t. 1, p. 430; María Teresa Bermúdez, "Aquel México dividido... 1854-1876", en Simposio de Historiografía Mexicanista, México, Comité Mexicano de Ciencias históricas, Gobierno del Estado de Morelos/UNAM/IIH, 1990, p. 185; Patricia Escandón, op. cit., p. 39; Andrea Revueltas, op. cit., p. 260. Bermúdez advierte que la historia que tiene como base estereotipos de héroes y villanos da como resultado "una historia de personajes acartonados y etiquetados, cuya falsedad muy poco transmite a los lectores y les provoca bostezos y aburrimiento, porque carecen de esencia humana".
75 Patricia Escandón, op. cit., p. 39; Ernesto de la Torre Villar, La conciencia nacional y su formación. Discursos cívicos septembrinos (1825-1871), México, UNAM, 1988, p. 8; David Brading, Mito y profecía en la historia de México, p. 19, 142; Enrique Florescano, El nuevo pasado mexicano, México, Cal y Arena, 1991, p. 63; Luis González y González, op. cit., p. 6. En el caso mexicano, Ignacio Ramírez e Ignacio Manuel Altamirano fueron de los primeros intelectuales que se encargaron de promover esta nueva religión cívica, con el propósito de que la historia patria sirviera de medio de legitimación y glorificación de la república liberal.
76 Guillermo Palacios, op. cit., pp. 242-249, 256. Es interesante constatar que la narrativa historiográfica posrevolucionaria y la liberal compartían la misma esencia, pues las dos basaban su explicación en héroes individuales y grandes sucesos que se enlazaban por una idea patriótica definida. La diferencia más evidente entre las dos interpretaciones reside en que los posrevolucionarios mostraban al estado como el protector de los desfavorecidos.