La transición al positivismo en la Historia de Yucatán de Eligio Ancona
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1 Véase el contexto nacional de la historiografía mexicana en Juan Ortega y Medina, Polémicas y ensayos mexicanos en torno a la historia, México, UNAM, 1992 (1970), pp. 279-300 y passim; Juan A. Ortega y Medina, Rosa Camelo y Antonia Pi-Suñer (coords.), Historiografía mexicana, vol. IV. En busca de un discurso integrador de la nación, 1848-1884, México, Instituto de Investigaciones Históricas-UNAM, 1996. Sobre el trasfondo intelectual del país entre liberalismo, idealismo y positivismo, véase Charles Hale, La transformación del liberalismo en México a fines del siglo XIX, México, Vuelta, 1991 (1989).
2 El "prócer" yucateco ha recibido la atención de los apologistas oficiales y, sin embargo, hasta el momento han sido muy escasos los estudios analíticos sobre su vida y su obra. Panegíricos convencionales son, por ejemplo: Ricardo Mimeza Castillo, Ensayo biográfico del Ilustre Historiador licenciado Efigio Ancona, Mérida, 1938; y Antonio Magaña Esquive!, Eligio Ancona. Espíritu y acción, México, SEP, Cuadernos de Lectura Popular, 1966.
3 Uno sus hijos, Antonio Ancona Albertos (1883-1954), fue un periodista -pseudónimo: "Mónico Neck" - y político destacado en las primeras cuatro décadas del siglo XX. Fue cercano colaborador de Pino Suárez, Salvador Alvarado y Carrillo Puerto. Véase una biografía de él en Antonio Prieto, Mónica Neck. Ensayo biográfico y recopilación, México, Club de Periodistas de México, 1963.
4 Pérez Alcalá asegura que Eligio Ancona fue "... liberal y demócrata de principios firmes e inmutables" y "... jamás vaciló en sus idéas políticas..."; además, era nada menos que "Modesto como Cincinato, austero como Catón, justo como Arístides... el tipo del verdadero republicano, del intachable liberal, del ciudadano honrado, ilustrado y patriota ... "; Felipe Pérez Alcalá, Ensayos biográficos, cuadros históricos, hojas dispersas, Mérida, Imprenta de La Revista de Yucatán, 1914, p. 376.
5 Esbozos biográficos sumarios se pueden encontrar en: José Maria Valdés Acosta, A través de las centurias, Mérida, 1931, t. II, pp.52-53; Gustavo Pérez Alomia, Historiadores de Yucatán, Campeche, 1906, pp. 232-236; Edmundo Eolio, Diccionario histórico, geográfico y biográfico de Yucatán, México, 1944, pp. 25-27; Pérez Alcalá, op. cit., pp. 374-377; Enciclopedia yucatanense, Mérida, 1977, vol. V, pp. 637-643 y pp. 829-830; Magaña Esquivel, op. cit., pp. 4-60. Véase también Ukib Espadas Ancona, "Eligio Ancona, liberal íntegro (1836-1893)", en Boletín ECAUDY, vol. 14, núm. 84, mayo-junio 1987, pp. 26-37.
6 El término "Partido Liberal" se utilizó en Yucatán hasta el inicio del siglo XX, para designar a una de las dos facciones organizadas en que estaba dividida la clase dirigente regional. Por ejemplo, en ocasión de la muerte de Eligio Ancona, Pérez Alcalá lamenta la grave pérdida para "... el partido liberal y la literatura nacional...", y llega a decir que Eligio Ancona siempre será "... un ejemplo para la juventud liberal...", op. eit., pp. 376-377. Después de la derrota conservadora de 1867 la bipartición se esfuma, y los términos "conservadores" y "liberales" adquieren cada vez más un mero valor filológico o polémico, no sustancial, es decir, ya no refleja distintos proyectos políticos. Por convicción, por oportunismo, o por el desgaste y la pérdida del valor semántico primitivo de la palabra, a fines del siglo XIX toda la élite oligárquica se autodefine "liberal". Véase Franco Savarino, Pueblos y nacionalismo, del régimen oligárquico a la sociedad de masas en Yucatán, 1894-1925, México, INEHRM, 1997, pp. 145-152 y 260-275.
7 En 1860, a los 25 años, siendo aún estudiante de derecho, Eligio Ancona fue uno de los fundadores de La Sombra de Morelos, periódico de la "Sociedad de la Juventud Democrática".
8 Historia de Yucatán, vol. III, pp. 37-38.
9 Sobre la colaboración de Eligio Ancona con el Imperio véase Hernán Menéndez, "De la Reforma al Imperio", Unicornio, núm. 109, 25-IV-1993, pp. 3-11.
10 Ibid., p. 8.
11 Ibid., p. 7. Carrillo y Ancona era secretario de redacción de la revista. No era consanguíneo de Eligio Ancona.
12 Ibid., p. 9.
13 Citado en ibid., p. 9.
14 La reputación de Eligio Ancona no fue afectada, al parecer, por sus actitudes pro-imperiales, que fueron olvidadas rápidamente en el clima reconciliador de la restauración de la república. Hacia 1893, año de su muerte, había sido borrado cualquier recuerdo del pasado ambivalente de Eligio Ancona. En aquel año, Pérez Alcalá pudo escribir que él "Era uno de los inmaculados yucatecos que no transigieron con la intervención extranjera y con el Imperio; Ancona los combatió franca y enérgicamente ...", Pérez Alcalá, op. cit., p. 375.
15 Para la publicación de la Historia de Yucatán, Carlos Peón pagó la suma de 1,636 pesos: Hernán Menéndez, "La agonía del proyecto liberal en Yucatán", Unicornio, núm. 26, 22-IX-1991, p. 4.
16 Hernán Menéndez, "La alianza clero-Molina", Unicornio, núm. 133, 10-X-1993, p. 6.
17 Eligio Ancona siempre consideró sus novelas como un género inferior al ensayo histórico. En su obra maestra, analizando la literatura peninsular, hace esta observación: "El autor, de estas líneas no se atreve a tratar a los novelistas con el mismo desdén que otros historiadores, porque él mismo ha tenido la debilidad de cultivar el género...", Historia de Yucatán. Desde la época más remota hasta nuestros días, Mérida, Talleres Tipográficos "Barcelona", 1917, vol. IV, p. 292. (En adelante la Historia de Yucatán se abreviará como HdY: la edición de 1889 para los tomos I-II-III y la de 1917 para los tomos IV y V.)
18 Justo Sierra O 'Reilly, padre de Justo Sierra Méndez, fue un ilustre literato de la primera mitad del siglo XIX. En las obras de Eligio Ancona se puede percibir su influencia, como admite el mismo autor: "Don Justo Sierra ha sido llamado con mucha razón el padre de la literatura yucateca...", HdY, vol. IV, p. 290.
19 José Esquivel Pren, "Historia crítica de la literatura", en Enciclopedia yucatanense, Mérida, Gobierno del Estado de Yucatán, 1977, vol. V, p. 638.
20 Exposición de la Comisión Dictaminadora del Estado de Campeche, citado en G. Pérez Alomia, op. cit., p. 234.
21 Sobre su inspiración liberal, véase por ejemplo ibid., p. 235: "... la obra de Ancona [...] juzgaba todos los hechos por su criterio inspirado en los principios del liberalismo...". Se sabe además que Ancona era un asiduo lector de Montesquieu, Voltaire, Diderot, D'Alambert, Rousseau y Hugo, autores en boga entre los jóvenes liberales mexicanos de mediados del siglo. Véase Fidelio Quintal Martin, "Dos historiadores de Yucatán: Eligio Ancona Castillo y Juan Francisco Molina Solís", en Boletín ECAUDY, vol. 14, núm. 84, mayo-junio 1987, pp. 3-25.
22 Historia de Yucatán. Desde la época más remota hasta nuestros días, IV tomos, Mérida, Imprenta de Manuel Heredia Argüelles, 1878-1880; segunda edición: Mérida, Imprenta de Jaime Jesús Roviralta, 1889.
23 Historia de Yucatán. Desde la época más remota hasta nuestros días, tomo V, Mérida, Imprenta de El Peninsular, 1905. El editor era José María Pino Suarez, propietario del periódico El Peninsular.
24 En las páginas que dedica a la historia y literatura de Yucatán, Eligio Ancona hace una amplia descripción de la obra de Justo Sierra como periodista, historiador y literato. Véase por ejemplo HdY, vol. IV, p. 290: "Los trabajos de Sierra fueron emprendidos bajo un plan... vasto y con una dedicación superior a todo elogio..."
25 El mismo autor reconocía la limitación de sus fuentes: "Los datos de esta época son harto incompletos y no hay uno solo que la saque todavía del misterio en que se halla envuelta...", HdY, vol. I, introducción, p. 10.
26 Los principales historiadores de matriz "conservadora" en el siglo XIX fueron: Crescencio Carrillo y Ancona, César Cantú, Juan Francisco Molina Solís, Francisco Cantón Rosado, Serapio Baqueiro Preve, Apolinar García García, Manuel Villaseñor. En la primera mitad del siglo XX la tradición fue continuada por Carlos R. Menéndez e Ignacio Rubio Mañé, cuya actividad editorial permitió establecer una preeminencia "católico-conservadora" en la historiografía regional. Véase una comparación entre Ancona y Molina Solís (cuya obra es casi contemporánea a la de Ancona) en Fidelio Quintal Martin, op. cit., pp. 3-25.
27 Véase Hernán Menéndez, "Reinterpretación histórica: Salvador Alvarado y Carlos Peón", Unicornio, núm. 64, 14-VI-1992, pp. 3-11.
28 HdY, vol. I, introducción, p. 10: "Hemos entresacado de estos datos lo que nos ha parecido más aceptable; y cuando todos nuestros esfuerzos han sido inútiles para descubrir la verdad, hemos preferido confesar nuestra ignorancia, o nuestra duda, a consignar hechos que no pueden ser calificados de rigurosamente históricos..."
29 HdY, vol. I, introducción, p. 9.
30 Ibid., p, 10.
31 Ibid., p. 13.
32 Véase por ejemplo HdY, vol. II, p. 41. Critica sobre todo la obra del franciscano Diego López de Cogolludo (1654), para el cual los ángeles y los demonios son personajes tan reales como los hombres de carne y huesos.
33 Ibid., p. 154.
34 HdY, vol. II, p. 137.
35 Ibid., pp. 137-138.
36 HdY, vol. IV, p. 9: "... el indio... generalmente hablando, carece de iniciativa".
37 HdY, vol. II, cap. XIII. Eligio Ancona, por ejemplo, pretende que fenómenos como el culto a los santos y la constitución de las cofradías, desde el siglo XVI, fueron totalmente impuestos por los frailes a los indígenas. Los estudios etnohistóricos en cambio subrayan el papel activo del indio maya en apoderarse de símbolos y estructuras socioculturales hispanas en pos de la supervivencia de la comunidad indígena: Nancy Farris, La sociedad maya bajo el dominio colonial, Madrid, Alianza, 1992.
38 Hdy, vol. II, p. 11.
39 HdY, vol. I, introducción, p. 10-11.
40 En esta concepción, es evidente que existen influencias idealistas y positivistas difusas, entremezcladas con las ideas liberales clásicas, que prevalecen en la terminología empleada por el autor.
41 HdY, vol. II, pp. 159-160.
42 Ibid., p. 532.
43 Ibid., p.153. Los juicios tan tajantes de Eligio Ancona en contra de la Iglesia reflejan muy bien el clima beligerante del liberalismo de mediados del siglo XIX, para el cual la institución eclesiástica era una aliada natural de los conservadores y una enemiga del estado secular y del progreso. La sobrevaluación de la influencia de la Iglesia, y la consecuente agresividad en contra de ella, es una de las manifestaciones más desconcertantes y al mismo tiempo más típicas del liberalismo decimonónico.
44 Ibid., p. 154.
45 Ibid., p. 160.
46 Ibid., p. 161.
47 Ibid., p. 328.
48 Ibid., p. 532.
49 49 El término "superstición" se utiliza, hasta la primera mitad del siglo XX, para descalificar a las creencias religiosas o mágicas que no caben en una definición restringida y racionalista de lo moderno. Lo mismo sucede con "fanatismo", que no indica tanto una actitud ideológica intransigente y violenta, sino más bien un apego sincero y fervoroso a un credo religioso.
50 HdY, vol. III, p. 10.
51 Como precursores ilustrados del liberalismo, Eligio Ancona cita: padre José Nicolás de Lara, padre Vincente María Velazquez, fundador del movimiento sanjuanista y, sobre todo, el profesor y abogado Pablo Moreno, descrito por el autor como "un pequeño Voltaire". Un discípulo de Pablo Moreno, Lorenzo de Zavala, se convertiría más tarde en uno de los fundadores del Partido Liberal en México.
52 HdY, vol. I, introducción, p. 12.
53 HdY, vol. IV, p. 5.
54 Ibid., p. 6. La búsqueda de causas económicas al estilo marxista hubiera sido anacrónica en la época y el contexto cultural de Ancona. Sin embargo, véase Fidelio Quiintal Martín, op. cit., p.19.
55 Ibid., p. 6. Se calcula que en el transcurso de la fase más cruenta de la lucha, entre 1847 y 1853 aproximadamente, desapareció el 40 por ciento de la población peninsular.
56 Ibid., p. 7.
57 Véase también la misma interpretación para las rebeliones coloniales (tomo II).
58 Ibid., p. 7. Véase también tomo II, pp. 73-74.
59 HdY, vol. II, p. 189.
60 Con frecuencia el autor manifiesta su propósito reconciliador, común entre los que participaron en las contiendas civiles de las décadas anteriores. Véase por ejemplo HdY, vol. IV, p. 295: "... conquistados en nuestro siglo los principios más avanzados en el orden político y social, se hace necesario buscar en el trabajo el bálsamo que ha de cicatrizar las heridas abiertas en tantos años de lucha..."
61 Ibid., p. 296.
62 Véase por ejemplo ibid., p. 295: hablando del periodismo afirma que " ... algunos periódicos [...] comienzan a abandonar la discusión de las materias abstractas para dirigirla a un terreno más práctico y de utilidad positiva..."
63 El pensamiento de Eligio Ancona está saturado de fe en el "progreso", la marcha del hombre hacia la perfección inmanente que es la secularización de la historia teleológica cristiana. La idea de progreso tuvo su auge precisamente a fines del siglo XIX, hasta que fue seriamente afectada por la Primera Guerra Mundial. La pérdida de la fe en el progreso significa la crisis de la modernidad y de sus escatologías históricas, incluida la liberal.
64 Sobre su estilo equilibrado véase por ejemplo Pérez Alcalá, op. cit., p. 376: "... sí en la polémica sostenía inquebrantables sus doctrinas y procuraba arrollar o convencer a sus adversarios, nunca mojó su pluma en hiel ni manchó la discusión con la diatriba y el sarcasmo."
65 HdY, vol. I, introducción, p. 13.
2 El "prócer" yucateco ha recibido la atención de los apologistas oficiales y, sin embargo, hasta el momento han sido muy escasos los estudios analíticos sobre su vida y su obra. Panegíricos convencionales son, por ejemplo: Ricardo Mimeza Castillo, Ensayo biográfico del Ilustre Historiador licenciado Efigio Ancona, Mérida, 1938; y Antonio Magaña Esquive!, Eligio Ancona. Espíritu y acción, México, SEP, Cuadernos de Lectura Popular, 1966.
3 Uno sus hijos, Antonio Ancona Albertos (1883-1954), fue un periodista -pseudónimo: "Mónico Neck" - y político destacado en las primeras cuatro décadas del siglo XX. Fue cercano colaborador de Pino Suárez, Salvador Alvarado y Carrillo Puerto. Véase una biografía de él en Antonio Prieto, Mónica Neck. Ensayo biográfico y recopilación, México, Club de Periodistas de México, 1963.
4 Pérez Alcalá asegura que Eligio Ancona fue "... liberal y demócrata de principios firmes e inmutables" y "... jamás vaciló en sus idéas políticas..."; además, era nada menos que "Modesto como Cincinato, austero como Catón, justo como Arístides... el tipo del verdadero republicano, del intachable liberal, del ciudadano honrado, ilustrado y patriota ... "; Felipe Pérez Alcalá, Ensayos biográficos, cuadros históricos, hojas dispersas, Mérida, Imprenta de La Revista de Yucatán, 1914, p. 376.
5 Esbozos biográficos sumarios se pueden encontrar en: José Maria Valdés Acosta, A través de las centurias, Mérida, 1931, t. II, pp.52-53; Gustavo Pérez Alomia, Historiadores de Yucatán, Campeche, 1906, pp. 232-236; Edmundo Eolio, Diccionario histórico, geográfico y biográfico de Yucatán, México, 1944, pp. 25-27; Pérez Alcalá, op. cit., pp. 374-377; Enciclopedia yucatanense, Mérida, 1977, vol. V, pp. 637-643 y pp. 829-830; Magaña Esquivel, op. cit., pp. 4-60. Véase también Ukib Espadas Ancona, "Eligio Ancona, liberal íntegro (1836-1893)", en Boletín ECAUDY, vol. 14, núm. 84, mayo-junio 1987, pp. 26-37.
6 El término "Partido Liberal" se utilizó en Yucatán hasta el inicio del siglo XX, para designar a una de las dos facciones organizadas en que estaba dividida la clase dirigente regional. Por ejemplo, en ocasión de la muerte de Eligio Ancona, Pérez Alcalá lamenta la grave pérdida para "... el partido liberal y la literatura nacional...", y llega a decir que Eligio Ancona siempre será "... un ejemplo para la juventud liberal...", op. eit., pp. 376-377. Después de la derrota conservadora de 1867 la bipartición se esfuma, y los términos "conservadores" y "liberales" adquieren cada vez más un mero valor filológico o polémico, no sustancial, es decir, ya no refleja distintos proyectos políticos. Por convicción, por oportunismo, o por el desgaste y la pérdida del valor semántico primitivo de la palabra, a fines del siglo XIX toda la élite oligárquica se autodefine "liberal". Véase Franco Savarino, Pueblos y nacionalismo, del régimen oligárquico a la sociedad de masas en Yucatán, 1894-1925, México, INEHRM, 1997, pp. 145-152 y 260-275.
7 En 1860, a los 25 años, siendo aún estudiante de derecho, Eligio Ancona fue uno de los fundadores de La Sombra de Morelos, periódico de la "Sociedad de la Juventud Democrática".
8 Historia de Yucatán, vol. III, pp. 37-38.
9 Sobre la colaboración de Eligio Ancona con el Imperio véase Hernán Menéndez, "De la Reforma al Imperio", Unicornio, núm. 109, 25-IV-1993, pp. 3-11.
10 Ibid., p. 8.
11 Ibid., p. 7. Carrillo y Ancona era secretario de redacción de la revista. No era consanguíneo de Eligio Ancona.
12 Ibid., p. 9.
13 Citado en ibid., p. 9.
14 La reputación de Eligio Ancona no fue afectada, al parecer, por sus actitudes pro-imperiales, que fueron olvidadas rápidamente en el clima reconciliador de la restauración de la república. Hacia 1893, año de su muerte, había sido borrado cualquier recuerdo del pasado ambivalente de Eligio Ancona. En aquel año, Pérez Alcalá pudo escribir que él "Era uno de los inmaculados yucatecos que no transigieron con la intervención extranjera y con el Imperio; Ancona los combatió franca y enérgicamente ...", Pérez Alcalá, op. cit., p. 375.
15 Para la publicación de la Historia de Yucatán, Carlos Peón pagó la suma de 1,636 pesos: Hernán Menéndez, "La agonía del proyecto liberal en Yucatán", Unicornio, núm. 26, 22-IX-1991, p. 4.
16 Hernán Menéndez, "La alianza clero-Molina", Unicornio, núm. 133, 10-X-1993, p. 6.
17 Eligio Ancona siempre consideró sus novelas como un género inferior al ensayo histórico. En su obra maestra, analizando la literatura peninsular, hace esta observación: "El autor, de estas líneas no se atreve a tratar a los novelistas con el mismo desdén que otros historiadores, porque él mismo ha tenido la debilidad de cultivar el género...", Historia de Yucatán. Desde la época más remota hasta nuestros días, Mérida, Talleres Tipográficos "Barcelona", 1917, vol. IV, p. 292. (En adelante la Historia de Yucatán se abreviará como HdY: la edición de 1889 para los tomos I-II-III y la de 1917 para los tomos IV y V.)
18 Justo Sierra O 'Reilly, padre de Justo Sierra Méndez, fue un ilustre literato de la primera mitad del siglo XIX. En las obras de Eligio Ancona se puede percibir su influencia, como admite el mismo autor: "Don Justo Sierra ha sido llamado con mucha razón el padre de la literatura yucateca...", HdY, vol. IV, p. 290.
19 José Esquivel Pren, "Historia crítica de la literatura", en Enciclopedia yucatanense, Mérida, Gobierno del Estado de Yucatán, 1977, vol. V, p. 638.
20 Exposición de la Comisión Dictaminadora del Estado de Campeche, citado en G. Pérez Alomia, op. cit., p. 234.
21 Sobre su inspiración liberal, véase por ejemplo ibid., p. 235: "... la obra de Ancona [...] juzgaba todos los hechos por su criterio inspirado en los principios del liberalismo...". Se sabe además que Ancona era un asiduo lector de Montesquieu, Voltaire, Diderot, D'Alambert, Rousseau y Hugo, autores en boga entre los jóvenes liberales mexicanos de mediados del siglo. Véase Fidelio Quintal Martin, "Dos historiadores de Yucatán: Eligio Ancona Castillo y Juan Francisco Molina Solís", en Boletín ECAUDY, vol. 14, núm. 84, mayo-junio 1987, pp. 3-25.
22 Historia de Yucatán. Desde la época más remota hasta nuestros días, IV tomos, Mérida, Imprenta de Manuel Heredia Argüelles, 1878-1880; segunda edición: Mérida, Imprenta de Jaime Jesús Roviralta, 1889.
23 Historia de Yucatán. Desde la época más remota hasta nuestros días, tomo V, Mérida, Imprenta de El Peninsular, 1905. El editor era José María Pino Suarez, propietario del periódico El Peninsular.
24 En las páginas que dedica a la historia y literatura de Yucatán, Eligio Ancona hace una amplia descripción de la obra de Justo Sierra como periodista, historiador y literato. Véase por ejemplo HdY, vol. IV, p. 290: "Los trabajos de Sierra fueron emprendidos bajo un plan... vasto y con una dedicación superior a todo elogio..."
25 El mismo autor reconocía la limitación de sus fuentes: "Los datos de esta época son harto incompletos y no hay uno solo que la saque todavía del misterio en que se halla envuelta...", HdY, vol. I, introducción, p. 10.
26 Los principales historiadores de matriz "conservadora" en el siglo XIX fueron: Crescencio Carrillo y Ancona, César Cantú, Juan Francisco Molina Solís, Francisco Cantón Rosado, Serapio Baqueiro Preve, Apolinar García García, Manuel Villaseñor. En la primera mitad del siglo XX la tradición fue continuada por Carlos R. Menéndez e Ignacio Rubio Mañé, cuya actividad editorial permitió establecer una preeminencia "católico-conservadora" en la historiografía regional. Véase una comparación entre Ancona y Molina Solís (cuya obra es casi contemporánea a la de Ancona) en Fidelio Quintal Martin, op. cit., pp. 3-25.
27 Véase Hernán Menéndez, "Reinterpretación histórica: Salvador Alvarado y Carlos Peón", Unicornio, núm. 64, 14-VI-1992, pp. 3-11.
28 HdY, vol. I, introducción, p. 10: "Hemos entresacado de estos datos lo que nos ha parecido más aceptable; y cuando todos nuestros esfuerzos han sido inútiles para descubrir la verdad, hemos preferido confesar nuestra ignorancia, o nuestra duda, a consignar hechos que no pueden ser calificados de rigurosamente históricos..."
29 HdY, vol. I, introducción, p. 9.
30 Ibid., p, 10.
31 Ibid., p. 13.
32 Véase por ejemplo HdY, vol. II, p. 41. Critica sobre todo la obra del franciscano Diego López de Cogolludo (1654), para el cual los ángeles y los demonios son personajes tan reales como los hombres de carne y huesos.
33 Ibid., p. 154.
34 HdY, vol. II, p. 137.
35 Ibid., pp. 137-138.
36 HdY, vol. IV, p. 9: "... el indio... generalmente hablando, carece de iniciativa".
37 HdY, vol. II, cap. XIII. Eligio Ancona, por ejemplo, pretende que fenómenos como el culto a los santos y la constitución de las cofradías, desde el siglo XVI, fueron totalmente impuestos por los frailes a los indígenas. Los estudios etnohistóricos en cambio subrayan el papel activo del indio maya en apoderarse de símbolos y estructuras socioculturales hispanas en pos de la supervivencia de la comunidad indígena: Nancy Farris, La sociedad maya bajo el dominio colonial, Madrid, Alianza, 1992.
38 Hdy, vol. II, p. 11.
39 HdY, vol. I, introducción, p. 10-11.
40 En esta concepción, es evidente que existen influencias idealistas y positivistas difusas, entremezcladas con las ideas liberales clásicas, que prevalecen en la terminología empleada por el autor.
41 HdY, vol. II, pp. 159-160.
42 Ibid., p. 532.
43 Ibid., p.153. Los juicios tan tajantes de Eligio Ancona en contra de la Iglesia reflejan muy bien el clima beligerante del liberalismo de mediados del siglo XIX, para el cual la institución eclesiástica era una aliada natural de los conservadores y una enemiga del estado secular y del progreso. La sobrevaluación de la influencia de la Iglesia, y la consecuente agresividad en contra de ella, es una de las manifestaciones más desconcertantes y al mismo tiempo más típicas del liberalismo decimonónico.
44 Ibid., p. 154.
45 Ibid., p. 160.
46 Ibid., p. 161.
47 Ibid., p. 328.
48 Ibid., p. 532.
49 49 El término "superstición" se utiliza, hasta la primera mitad del siglo XX, para descalificar a las creencias religiosas o mágicas que no caben en una definición restringida y racionalista de lo moderno. Lo mismo sucede con "fanatismo", que no indica tanto una actitud ideológica intransigente y violenta, sino más bien un apego sincero y fervoroso a un credo religioso.
50 HdY, vol. III, p. 10.
51 Como precursores ilustrados del liberalismo, Eligio Ancona cita: padre José Nicolás de Lara, padre Vincente María Velazquez, fundador del movimiento sanjuanista y, sobre todo, el profesor y abogado Pablo Moreno, descrito por el autor como "un pequeño Voltaire". Un discípulo de Pablo Moreno, Lorenzo de Zavala, se convertiría más tarde en uno de los fundadores del Partido Liberal en México.
52 HdY, vol. I, introducción, p. 12.
53 HdY, vol. IV, p. 5.
54 Ibid., p. 6. La búsqueda de causas económicas al estilo marxista hubiera sido anacrónica en la época y el contexto cultural de Ancona. Sin embargo, véase Fidelio Quiintal Martín, op. cit., p.19.
55 Ibid., p. 6. Se calcula que en el transcurso de la fase más cruenta de la lucha, entre 1847 y 1853 aproximadamente, desapareció el 40 por ciento de la población peninsular.
56 Ibid., p. 7.
57 Véase también la misma interpretación para las rebeliones coloniales (tomo II).
58 Ibid., p. 7. Véase también tomo II, pp. 73-74.
59 HdY, vol. II, p. 189.
60 Con frecuencia el autor manifiesta su propósito reconciliador, común entre los que participaron en las contiendas civiles de las décadas anteriores. Véase por ejemplo HdY, vol. IV, p. 295: "... conquistados en nuestro siglo los principios más avanzados en el orden político y social, se hace necesario buscar en el trabajo el bálsamo que ha de cicatrizar las heridas abiertas en tantos años de lucha..."
61 Ibid., p. 296.
62 Véase por ejemplo ibid., p. 295: hablando del periodismo afirma que " ... algunos periódicos [...] comienzan a abandonar la discusión de las materias abstractas para dirigirla a un terreno más práctico y de utilidad positiva..."
63 El pensamiento de Eligio Ancona está saturado de fe en el "progreso", la marcha del hombre hacia la perfección inmanente que es la secularización de la historia teleológica cristiana. La idea de progreso tuvo su auge precisamente a fines del siglo XIX, hasta que fue seriamente afectada por la Primera Guerra Mundial. La pérdida de la fe en el progreso significa la crisis de la modernidad y de sus escatologías históricas, incluida la liberal.
64 Sobre su estilo equilibrado véase por ejemplo Pérez Alcalá, op. cit., p. 376: "... sí en la polémica sostenía inquebrantables sus doctrinas y procuraba arrollar o convencer a sus adversarios, nunca mojó su pluma en hiel ni manchó la discusión con la diatriba y el sarcasmo."
65 HdY, vol. I, introducción, p. 13.
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2000-04-30
Cómo citar
Savarino, F. (2000). La transición al positivismo en la Historia de Yucatán de Eligio Ancona. Historias, (45), 67–84. Recuperado a partir de https://revistas.inah.gob.mx/index.php/historias/article/view/13717
Número
Sección
Ensayos