La muerte de las notas al pie. Informe sobre una exageración
Resumen
Tomado de The Wilson Quarterly, invierno de 1997. Durante una semana a finales del verano y principios del otoño de 1966, los hombres mordieron a los perros. No tanto como eso, pero ocurrió algo casi tan sorprendente. Las notas al pie se apoderaron de los titulares de los periódicos. Un artículo del New York Times informó a los impactados lectores que se había desatado una polémica sobre tan oscuro tema. Muchos académicos, sostenía el reportero, se alejan de las notas al pie. Los historiadores de cierta experiencia, con el deseo de comunicarse con sus lectores, consideran las notas como un exceso de peso que sofoca a su alegre prosa. Famosos académicos de las letras, deseosos de explorar sus propias experiencias en ensayos personales, no ven la necesidad de desperdiciar espacio en las formas tradicionales de documentación. Alguna vez las largas notas al pie identificaban a sus autores como veteranos explotadores de bibliotecas y archivos. Hoy sólo descubren la pedantería de los jóvenes escritores al tratar (y fracasar) de darle el elegante perfil de un libro legible al tabique de su tesis.