Núm. 38 (1997)
Cartones

La bruja cojuela. La ciudad de México en 1842

Arturo Soberón Mora
Dirección de Estudios Históricos, INAH

Publicado 1997-09-30

Resumen

Muy probablemente las décadas treinta y cuarenta del ochocientos puedan ser consideradas, en México, como el espacio temporal en donde comenzaron a ponerse a discusión los fundamentos y las definiciones de la cultura nacional moderna. En este periodo, muchos de los problemas abordados por las reformas borbónicas a finales de la colonia no sólo siguieron teniendo vigencia sino que adquirieron mayor fuerza o cobraron una nueva dimensión. Asuntos como el de la educación, los privilegios de las corporaciones, la reordenación urbana, el desarrollo de las ciencias y las artes, así como las formas y políticas de gobierno, fueron retomados en la discusión con el renovado vigor que le inyectaron las ideas liberales y reclamaba la nueva condición del emergente país.

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Referencias

  1. Tal fue el caso de autores como Joaquín Velázquez de León, el fraile capuchino Francisco de Ajofrín y José María Bartolache, pero sobre todo el de José Antonio de Alzate, por el apasionado y erudito interés que mostró en los problemas de la capital del virreinato y que, en algunos casos, fue motivo de encendidas polémicas.
  2. La Bruja, 26 de noviembre de 1841 y 19 de enero de 1842. Véase también María Dolores Morales, "La distribución de la propiedad en la ciudad de México entre 1813 y 1848", Historias, núm. 12, enero-marzo de 1986, pp. 81-89.
  3. La Bruja, 2 de abril de 1842.
  4. Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, prólogo de Horacio Labastida, México, Porrúa, 1985, p. 156.
  5. En su número del 1o. de diciembre de 1841, La Bruja publicó la "Revista de los actos del gobierno provisional", en la que se daba fe de la orden girada al gobernador del Departamento de México para que procediese a la averiguación de las tropelías cometidas por un funcionado de la policía con algunos vendedores de dicho periódico.
  6. Los artículos de La Bruja pueden considerarse parte de esa tradición literaria del Renacimiento que popularizó el género del diálogo, protagonizado éste por personajes ficticios, y tomado a su vez de los clásicos grecolatinos. Recuerdan también los diálogos latinos que sobre la ciudad de México escribió en 1554 Francisco Cervantes de Salazar, lo cual lleva a pensar que el autor de los artículos de La Bruja conocía los primeros, o por lo menos tenía noticia de ellos. Es más probable lo segundo, habida cuenta de que Lucas Alamán los da por perdidos en su Tercera disertación histórica publicada en 1842 (tomo 1, México, JUS, 1942, p. 149), y que la primera edición en castellano la edita Joaquín García Icazbalceta hasta el año de 1875.