Pueblos, élites y dinámica política local en el proceso revolucionario. El caso de Abalá, Yucatán, 1915-1924
Publicado 1993-09-30
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Resumen
En los años que corresponden a la fase” constitucionalista” de la revolución mexicana, el proceso revolucionario alcanzó áreas periféricas que permanecían al margen, excluidas de las violentas luchas que sacudían el centro y norte del país. Tal fue el caso de la península de Yucatán, que sólo fue incorporada verdaderamente a la revolución en 1915 con la llegada del general carrancista Salvador Alvarado. El arribo repentino de una fuerza externa logró romper el sólido sistema de control oligárquico. El carrancismo, en áreas periféricas y aisladas, desarrolló inicialmente las potencialidades revolucionarias locales, actuando como fuerza progresista y modernizadora. Por esto, a fortiori, se ha considerado a Yucatán como una región que pasó de una férrea dominación oligárquica a una igualmente estricta dominación de élites revolucionarias. Elites que habrían determinado la transformación política desde arriba, sin que los estratos inferiores tomaran una verdadera parte activa en el proceso. Sin embargo, analizando los acontecimientos desde abajo, desde los pueblos, el cuadro se puebla de actores muy activos y dinámicos. Se descubre que en este campo yucateco que supuestamente esperaba tranquilo la liberación, maduraban ya transformaciones profundas. La llegada de Alvarado en 1915, esto sí, permitió la súbita expresión de las potencialidades latentes y a los actores salir al descubierto y reformular el juego político. Con su acción revolucionaria el general Alvarado provocó, como efecto imprevisto, un fuerte movimiento social espontáneo y el despertar político de los pueblos peninsulares. Este fenómeno, que no ha sido estudiado en su magnitud y alcances, tuvo un efecto trascendente para determinar el éxito o el fracaso de los proyectos políticos revolucionarios en la península. En Yucatán nunca se pudo controlar verdaderamente el campo desde el centro. Las fuerzas militares y paramilitares fueron siempre muy escasas. Esta relativa debilidad del centro, como veremos, favoreció el fortalecimiento de los poderes locales, relativamente autónomos e independientes. El estudio de las dinámicas locales es precisamente el objetivo de nuestra investigación.
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Referencias
2 La mayor fuerza militar en la península la trajo el general Alvarado en 1915: 7,000 hombres, que entraron en Yucatán como ejército invasor, derrotando fácilmente a las escasas fuerzas locales. La mayor parte de este ejército fue retirado por Carranza para ser utilizado en áreas más conflictivas. A diferencia de otros caudillos regionales, a Carrillo Puerto nunca le fue permitido constituir una milicia estatal: solamente pudo organizar, desde 1921, una débil fuerza paramilitar socialista, sin apoyo desde el centro.
3 Franco Savarino, Identitá etnica e processo di modernizzazione in Yucatán, 1920-1940. Esta investigación se realizó en 1990-1991 con el patrocinio y apoyo del "Centro Studi De Fonseca" de Turín, y se presentó como tesis de Laurea en la Universitá Di Torino, en 1991, con la asesoría del profesor Marco Bellingeri. Actualmente este trabajo continúa con un proyecto de investigación más amplio sobre la trayectoria de la política local en Yucatán, 1880-1940.
4 Gilbert Joseph y Allan Wells, "Estructura de dominación y formas de resistencia en las haciendas yucatecas a fines del porfiriato”, Siglo XJX. 6, julio-diciembre, 1988, pp. 217-277.
5 Véanse las quejas de Joaquín Peón, representante de la Compañía Peninsular de Ferrocarriles: comunica a la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP) que el ferrocarril Mérida-Campeche no se ha completado en tiempo por ser la ruta poco rentable. En cambio, pide más tiempo y subvenciones para completar el tramo Mérida-Muna, que atraviesa una zona muy rica y productiva (Archivo General de la Nación, Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, 23/118-1, ?-6-1899).
6 Véase en el Archivo General del Estado de Yucatán (AGEY) la Ley Constitucional para el Gobierno Interior de los Pueblos, 1906, art. 39, 41 42, 52-XVI, 82. Los ayuntamientos debían ser órganos puramente administrativos, sujetos directamente al jefe político, Este último nombraba y controlaba directamente a los comisarios y agentes municipales.
7 Franco Savarino, op. cit., pp. 32-60, 161-196 y 383-390.
8 John Tutino, De la insurrección a la revolución en México, México, Era, 1990, p. 32. Según él, la división de la élite es una de las condiciones que empujan a los campesinos a la rebelión. La élite yucateca estaba dividida entre el grupo de la “Casta Divina", porfirista, y otros 'dos, uno liberal con arraigo en Mérida y la zona henequenera, y el otro popular-conservador con arraigo en la zona de Valladolid. Este último era lidereado por el general Francisco Cantón, mientras el grupo liberal tenía como dirigente a Carlos Peón Machado, ambos exgobernadores del estado. Sobre la dinámica de las élites véase Hernán Menéndez, “La agonía del proyecto liberal yucateco", Por esto. Unicornio, 22-9-1991, pp. 3-8.
9 Salvador Alvarado, op. cit., passim, en que el general cuenta y explica sus reformas. Sobre Alvarado y su actividad legislativa es fundamental F. José Paoli, op. cit., sobre todo pp. 70-84 y 143-157. En los municipios, el cambio más efectivo fue la eliminación de los jefes políticos, intermediarios entre gobierno y municipalidades: “El Edo. de Yucatán adopta para su régimen interior la forma de gobierno democrático, representativo, popular, teniendo como base administrativa los municipios libres, administrados por ayuntamientos, sin que haya autoridades intermedias entre éstos y el gobierno del Edo. Los ayuntamientos se compondrán de concejales electos en su totalidad, popular y directamente cada año, en la forma que la ley prescriba", Constitución Política del Edo. Libre y Soberano de Yucatán, Mérida, 1918, art. 76. Sin embargo, de 1915 a 1917 los comandantes militares constitucionalitas desempeñaron el mismo papel de los jefes políticos eliminados.
10 Con la perspectiva que hemos elegido para enfocar nuestro trabajo, "desde abajo" e interdisciplinar (socialetnohistórica), se sigue el camino trazado por los pioneros de la historia social yucateca: Gílbert Joseph y Allen Wells. De Joseph, léase Revolution from Without. Yucatan, Mexico and the United States, 1880-1924, Cambridge, Cambridge University Press, 1982 (trad. En español, Revolución desde afuera, México, Fondo de Cultura Económica, 1992), un clásico de la historia regional sobre la revolución mexicana. Del mismo autor es imprescindible la consulta de Rediscovering the Past at Mexico's Periphery: Essays on the History of Modern Yucatán, The University of Alabama Press, 1986, complete reseña historiográfica sobre el Yucatán moderno y contemporáneo. Sin embargo, resulta todavía insuficiente, en los autores mencionados, un análisis que pueda alcanzar el nivel más bajo, en el cual se depositan los discursos, se decide, se escoge y se da forma a una transformación política. En esta perspectiva, proponemos al pueblo como sujeto principal del análisis historiográfico en Yucatán.
11 El pueblo -encomienda en el periodo colonial- mantuvo una cierta importancia en el siglo XIX, hasta que se convirtió en una floreciente zona productora de henequén, durante el porfiriato.
12 Las haciendas principales eran, en orden de importancia:
Temozon (= lugar del torbellino)
Uayalcéh (=venado brujo)
Yaxcopoil (=álamos)
Cacao
Mucuyché (= árbol de la tórtola)
Sihunchén (= pozo de Sihom)
Peba (= llevar agua)
San Pedro Ochil
Fuente: AGEY-Archivo Municipal de Abalá (AMA).
Tres de las mayores haciendas -Temozón, Mukuyché y Uayalcéh-pertenecían a la familia Peón. El patriarca del clan, Carlos Peón Machado, era propietario de la más grande, Temozón. Albalá estaba situada en la zona de influencia peoncista.
El pueblo contaba con 491 habitantes en 1921 (ver nota 11); en el municipio vivían en la misma fecha, según los datos censales, 3,280 personas, y alrededor de 4,500 personas, según nuestros cálculos. La discrepancia se debe a la ineficiencia de los trabajos censales en la época revolucionaria: los datos están por debajo de las cifras reales.
13 La dinámica de facciones es clave para entender la política en los pueblos. La facción es la expresión política de las agrupaciones familiares y clientelares en una comunidad. Su dinámica obedece a normas y reglas informales tradicionales. Normalmente se pueden mantener sólo dos facciones contemporáneamente. Véase el estudio de Paul Friedrich sobre Michoacán, Revuelta agraria en una aldea mexicana, México, Fondo de Cultura Económica, 1981, passim; y Gilbert Joseph, "El caciquismo y la revolución: Carrillo Puerto en Yucatán”, David Brading, Caudillos y campesinos en la Revolución Mexicana, México, Fondo de Cultura Económica, 1985, pp. 245-248.
14 Como se verá más adelante, las etiquetas ideológicas son aquí poco indicativas de las tendencias políticas en el grupo dominante. Por lo tanto, sería impropio hablar de “reaccionarios" en el caso de los liberales y de "progresistas" en el caso de los socialistas. Las afiliaciones dependen en muchos casos de otros factores, como las alianzas que se establecen entre familias y grupos de poder.
15 Esta preponderancia de campesinos contradice los escasos estudios sociopolíticos disponibles: Luis Aboites, La Revolución Mexicana en Espita, Yucatán (1910-1940), Mérida, Maldonado Editores, 1985 y Laura Batt, "La burguesía de Espita, Yucatán", Othón Baños, Sociedad, estructura agraria y estado en Yucatán, Mérida, UADY, 1990, notaron una predominancia de pequeñoburgueses en Espita, centro del noroeste de Yucatán. En Espita, debido a la fuerza que mantuvo la burguesía local, pocos campesinos lograron subir en la escalera social con la revolución. En Abalá, en cambio, estamos frente a un poderoso surgimiento desde abajo de agricultores, excluyendo la clase media del pueblo. Esto en parte se debe a su menor tamaño y a lo exiguo de su clase media: ésta se impone sólo en los centros medianos y grandes.
16 Uno de los actores políticos fundamentales en nuestro análisis es el cacique. El cacique es un jefe autocrático informal que opera en un territorio pequeño, generalmente uno o más pueblos. Su poder se construye a partir de un núcleo de parientes y clientes, por medio de la violencia o la amenaza de ésta, y de promesas y recompensas a los subordinados. Persiguiendo sus intereses personales y clientelares, actúa como mediador político entre las élites del centro y la población rural, reduciendo el abismo cultural entre los dos niveles. Emplea instrumentos y lenguajes nuevos y "modernos”, traduciéndolos al contexto local. No resulta fácil reconocer un cacique, porque, como advierte Joseph, a estos hombres no les agrada ser reconocidos como tales. Para una definición del término véase Paul Friedrich, "The Legitimacy of a Cacique", Marc Swartz, Local-Level Politics, Chicago, 1968, p. 247; Henning Siverts, "The Cacique of K'ankujk”. Estudios de Cultura Maya, 5, 1965, pp. 339-360; Roger Bartra, Caciquismo y poder político en el México rural, México, 1975, pp. 48-49, 139-147 y passim; Gilbert Joseph, "El caciquismo y la revolución...”, pp, 239-276.
17 El uso de los apellidos como marcadores etnosociales es justificable en Yucatán por Ja persistencia rural de éste y otros elementos culturales mayas y por la relativamente escasa movilidad vertical de los segmentos separados por fuertes diafragmas de casta. La mayor frecuencia de apellidos mayas en el bando socialista sugiere que tal vez este grupo tenía rasgos más “populares", humildes, indígenas. Pero también el otro bando está formado en buena medida por campesinos mayas.
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19 Inspiradas en las asociaciones laborales anarquistas, las ligas de resistencia constituían una red política celular que organizaba a los trabajadores sobre una base territorial (barrio, pueblo, hacienda), profesional (ligas de obreros, de empleados, de comerciantes, etc.), o inclusive por género (ligas feministas). La central coordinadora era la Liga Central, en Mérida, sede del Partido Socialista.
20 En la historiografía tradicional y oficial se pasaba por alto el problema de los cacicazgos “socialistas”. El primero que estudió la relación entre caciques y Carrillo Puerto fue Gilbert Joseph, "El caciquismo y la revolución…”, pp. 252-276.
21 El liderazgo del maestro cantor sugiere la persistencia, por lo menos a nivel de prestigio y carisma, de jerarquías étnicas en la zona henequenera, que tradicionalmente se considera muy aculturada. Jerarquías de este tipo pudieron constituir la base para la coagulación de las tensiones políticas locales, produciendo un cacicazgo. Es interesante observar cómo la elección del maestro cantor suscitó la crítica de la prensa:"... Aunque nos consta de hecho que los habitantes de la localidad designaron en honrada congregación el personal de la liga de resistencia, no nos parece conveniente que el actual presidente de la liga sea el C. Agustín Euán, en virtud de ser éste el cantor de la iglesia, por más que los vecinos lo hubieran elegido para el empleo”, La Revista de Yucatán, 23 de octubre de 1918.
22 Sobre el voto. sus principios y sus mecanismos, véase en AGEY, Salvador Alvarado, Quiénes pueden votar y ser votados, Mérida, Ed. Constitucionalista, 1918, y Ley Orgánica de los Municipios del Edo. de Yucatán, 1918. La legitimización de los poderes a través del voto popular es un elemento de origen liberal muy arraigado en la cultura política de todos los estratos sociales. Los poderes, aunque constituidos de manera informal, a menudo con la violencia, tienen que manifestarse por medio de Las instituciones políticas formales. Normalmente, lo que aparece en la superficie de los cacicazgos es el dominio de un grupo de individuos sobre las ramas del gobierno local: la administrativa (ayuntamiento), la política (secciones de partido), y la agraria (comité agrario).
23 Los organigramas de los subcomités de Abalá se pueden encontrar en el núm. 22 de El Socialista, 21 de marzo de 1917.
24 El alcalde notifica que se cerraron las casillas "... por el corto número de personas que saben leer y escribir en las secciones de este municipio”, AGEYAMA, leg. 23, exp. 5, Abalá, 3-11-1918.
25 El verdadero motivo de los cierres es revelado por el alcalde Agustín Espinosa a la Liga Central de Resistencia: “... que varios compañeros de las fincas lo hayan así solicitado, porque cuando en las últimas elecciones se les defraudó de su voto, contribuyó como factor importante el hecho de haber mesas en las fincas, festinándose, con los empleados de las mismas fincas, el cumplimiento de la ley electoral... y también considero que en esta forma sería más fácil evitar cualquier disturbio, porque habiendo mesas en las fincas, la inconformidad de la gente proletaria... daría muy mal resultado”, AGEY-AMA, leg. 24, exp. 5, Abalá, 29 de julio de 1920. (Subrayado del autor).
26 Los vínculos de amistad favorecen a menudo los acuerdos entre grandes electores y pueblos. Véase por ejemplo una comunicación de Paulino Ojeda, encargado de la finca Cacao, al alcalde Eliseo Patrón, 25-5-1918: “... La gente de esta [finca] insiste no ir a ese [pueblo] para las elecciones... pero si eres [cierto] que es obligatorio y se les puede obligar también, se los diré hoy en los pagos; les diré que hay responsabilidad o castigo del que no cumpla. Estos pretenden dar su voto aquí, [por] que es lo mismo que fueran allí; y si te parece manda un policía de tu confianza a decirles que todos tienen [que ir]. Si hay que pagar al propio, yo lo pago. En fin, yo creo que haciéndoles ver que es obligatorio, irán”, AGEY-AMA, leg. 24, exp. 1.
27 AGEY-AMA, leg. 26, exp. 1. El decreto de secuestro de las armas parece obedecer a un plan para el aniquilamiento del Partido Socialista.
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29 Los datos no permiten determinar el motivo de este cambio. Probablemente A. Euán perdió el apoyo del Partido, tal vez por su excesiva independencia, y así tuvo que regresar a sus trabajos milperos, ocupando ocasionalmente cargos menores. Carrillo Puerto tenía en ese momento fuerza suficiente para influir en la evolución de muchos cacicazgos.
30 “... [nuestro empleado] se ha visto en el caso de abandonar sus trabajos, ...yendo a refugiarse en una finca cercana, para evitar ser la víctima de los impulsos caciquiles del mencionado alcalde [A. Espinosa]…”, La Revista de Yucatán, 30 de agosto de 1919.
31 Agustín Espinosa es derrocado en junio de 1923 por la acción de un grupo de inconformes guiado por José Fuentes. Es muy probable que estos descontentos hubieran contado con el apoyo del Partido, ya que Agustín Espinosa se estaba mostrando demasiado independiente, sobre todo obstaculizando la formación de una milicia socialista en su territorio. AGEY·AMA, 15 de mayo de 1923. Sobre las facciones cfr. nota 13.
32 La existencia de compromisos es evidente en la conducta de los agentes municipales en las fincas. Estos pertenecen muchas veces a la clientela del hacendado. Ayudan a reprimir las huelgas, detienen a los peones que no cumplen las tareas y hasta persiguen a los trabajadores fugitivos. AGEY-AMA. leg. 21, exp. 3; leg. 28, exp. 5; leg. 26, exp. 2; leg. 28, exp. 4. A menudo los agentes municipales son los mismos empleados de la finca, como en la época porfirista: el caso extremo es el de José López Santos, en 1918 comisario en Temozón y al mis·mo tiempo empleado de la hacienda y presidente de la liga de resistencia establecida en la misma finca. AGEY-AMA, leg. 24, exp. 1.
33 Cfr. nota 26.
34 En mayo de 1917 fue instalada en Abalá una oficina del Departamento de Trabajo para mediar los conflictos entre los trabajadores del municipio. Los peones deberían acudir a esta unidad para quejas y pedidos. Sin embargo, en varios casos, los trabajadores de las haciendas preferían llevar sus quejas directamente a Mérida, sin pasar por el pueblo. AGEY-AMA, leg. 21, exp. 1, 16-6-1917.
35 Hasta 1918 la mayoría de los agricultores acepta el sistema. Sin embargo, el porcentaje disminuye drásticamente en los años sucesivos. En 1921, menos de la mitad de los campesinos del pueblo aparecen en las distribuciones oficiales de tierra. Y generalmente se trata de hombres pertenecientes al grupo "socialista", activos en política e imposibilitados para ocupar ilegalmente las tierras. La desconfianza de los campesinos se debe también a que los hacendados se quejaban, pedían la revisión de las distribuciones y a menudo obtenían amparos y sentencias favorables. Carrillo Puerto intervino varias veces personalmente para solucionar los conflictos que se generaban. AGEY-AMA, leg. 23, exp. 5; leg. 24, exp. 4.
36 La ley fue promulgada en Yucatán el 27 de diciembre de 1920. Su intención era la de explotar los terrenos que los propietarios dejaran improductivos. Véase el artículo 7: “... Todo vecino de un municipio tiene derecho a solicitar ante el respectivo ayuntamiento las tierras ociosas que crea poder cultivar..." En AGEY-AMA, leg. 24, exp. 3. Los campesinos eran autorizados, con la mediación del ayuntamiento, a cultivar terrenos privados sin pagar arriendo a los propietarios.
37 AGEY-AMA, leg. 26, exp. 2, ?1923. Véase también el comentario de Benjamín Carrillo Puerto, secretario entonces de la Liga Central. El hermano del gobernador sugiere al alcalde "... la conveniencia de activar los trabajos para la entrega definitiva del ejido este pueblo...” en virtud de que el ingeniero comisionado a dichos trabajos lamenta la deficiencia e irregularidad que existe entre los trabajadores que son partícipes, tal vez porque no son en número suficiente...”, AGEY-AMA, leg. 29, exp. 6, 8-8-1923.
38 Sólo al final de 1923 el PSS da signos de querer adelantar el programa de socialización agraria. El 28 de noviembre de 1923 fue promulgada la Ley de Incautación y Expropiación de Haciendas Abandonadas. Con esta ley se expropiaban las fincas inactivas por la crisis económica. Tales fincas deberían ser cultivadas en forma colectiva, como cooperativas, financiadas y controladas por el Estado.
39 Sobre las ligas y sus funciones véase la entrevista a Felipe Carrillo Puerto publicada en The Nation el 16 de junio de 1924, realizada por el periodista norteamericano Ernest Gruening. Véase también el artículo “The New Yucatan”, Survey, mayo de 1924, que el líder socialista escribió poco antes de su muerte. Cfr. Nota 19.
40 AGEY, Informe de Carrillo Puerto a la XXVII Legislatura del Estado. Según otras fuentes, en 1923 la cifra de los ligados había aumentado a 80,000. (Gilbert Joseph, Revolution from Without..., p. 212).
41 Para estas carreras, Joseph cita los casos de Braulio Euán, Bartolomé García Correa, Demetrio Yamá, Manuel González, Juan Campos (Revolution from Without..., p. 211).
42 Sin embargo, después del Congreso de lzamal (1921), Carrillo Puerto hizo muchos esfuerzos para frenar las ilegalidades caciquiles. Esta actitud moralizadora tal vez mejoró la imagen del Partido, pero enfrió los vínculos de alianza con muchos caciques.
43 Los caciques tenían una imagen ambigua: a menudo populares y carismáticos, eran muchas veces odiados por sus métodos violentos y por su búsqueda sin escrúpulos del poder y enriquecimiento personal. Por esto se convirtieron en muchas ocasiones en el objetivo prioritario de la protesta popular.
44 En 1915 Alvarado encontraba prácticamente una tabula rasa en materia de enseñanza rural. Las pocas escuelas fundadas por la Liga de Acción Social (una sociedad filantrópica), y por decreto de Pino Suárez, en 1911, estaban agonizando. La educación de los trabajadores rurales era prioritaria en el programa modernizador constitucionalista, así que, en brevísimo tiempo, fue organizada una escuela de maestros y se crearon escuelas en el campo. Muy significativo fue el esfuerzo de penetrar los dominios oligárquicos: en pocos meses fueron fundadas 588 escuelas en 502 haciendas. Se calcula que durante el gobierno alvaradista 11,574 indios aprendieron a hablar, leer y escribir en español. Los enormes gastos de Alvarado en materia de instrucción son también indicativos de la prioridad de la difusión de las ideas. Véase Salvador Al varado, Informe al Congreso del Edo. de Yucatán, Mérida, Imprenta Constitucionalista, 1918.
45 Durante el peor periodo de la crisis económica (1922), muchas escuelas fueron cerradas. A fines de 1921 existían en todo el estado 200 escuelas rurales. Al final de 1922 quedaban solamente 187 escuelas. Manuel Bertunza, Informe al XXVII Congreso del Edo., 1 de enero de 1922. Felipe Carrillo Puerto, Informe a la XXVII Legislatura del Edo. de Yucatán, 1 de enero de 1923.
46 El humus ideológico en que crecía la inteligentsia local en aquellos años estaba compuesto esencialmente por una base liberal absorbida con el sistema educativo. Sobre ésta, y fermentando continuamente ideas de origen europeo, se construían radicalizaciones, como en el caso del magonismo y del anarquismo. Aunque los intelectuales radicales de origen social diferente, procedían de igual manera, absorbiendo y reelaborando el imaginario de las clases altas para terminar acercándose, en este proceso, a la clase media. El indigenismo entonces no era el producto de una reflexión autónoma desde abajo, sino más bien la versión “popular" y a menudo "romántica” de la visión criolla del mundo indígena.
47 El proyecto de Carrillo Puerto no era absurdo ya que el porfiriato había dejado casi intacta la estructura de castas (estamental) yucateca, en la que etnia y clase social coincidían. En la lectura socialista de la historia, entonces, la conquista, las insurrecciones, la resistencia étnica y la Guerra de Castas, se transformaban en un largo conflicto de clase.
48 Una descripción de estos nuevos ritos se encuentra en Ernest Gruening, op. cit. Véase también Gilbert Joseph, Revolution from Without..., pp. 219-222.
49 AGEY-AMA, leg. 23, exp. 2; leg. 24, exp. 3; leg. 28, exp. 3. En esta política pragmática y acomodaticia hacia la Iglesia Católica, el socialismo carrillista difiere decididamente de otras experiencias radicales, como la de Múgica en Michoacán, de Tejeda en Veracruz y de Garrido Canabal en Tabasco. Estos, herederos del anticlericalismo jacobino de los liberales "puros" decimonónicos, procedían con extremo fanatismo e intolerancia en asuntos religiosos. Prisioneros del dogma anticatólico, no supieron ampliar la base social de la revolución y en cambio se ganaron en muchos casos antipatías en los estratos populares y odio en las jerarquías católicas locales.
50 Véase, por ejemplo, la orden de la Liga Central del 26-3-1923: "... a partir de este momento no será permitida alguna pintura que no tenga carácter maya...", AGEY-AMA, Ieg. 29, exp. 6.
51 Circular de Carrillo Puerto a los ayuntamientos: “... con motivo del interés que han venido suscitando las ruinas de este Estado, recomiendo a uds. que exploren en su departamento los lugares en que se puedan encontrar vestigios, y de localizarlos, ... [en seguida] serán enviados arqueólogos para estudiarlas y llevarlas a la luz... Es una necesidad imperiosa que ud.s manifesten entusiasmo para sus monumentos, que simbolizan la grandeza de su raza, por lo cual tenemos que dar prueba de un verdadero amor para estas ruinas... construidas por nuestros antepasados", AGEY-AMA, leg. 28, exp. 5, 28-2-1923.
52 Carrillo Puerto recomendaba a los comisarios de Abalá: “... que procuren con determinación y discreción la asistencia puntual de los hijos de los trabajadores... para que éstos no lleven a los planteles los hijos de pequeña edad, porque este trabajo al cual se dedican, rudo y penoso como es, los envejece prematuramente, y hace degenerar la raza... ·, AGEY-AMA, leg. 28, exp. 4, 29-3-1923.
53 Según las quejas del maestro, por ejemplo, de 82 alumnos inscritos en la finca Temozón, en 1919 sólo 34 asistían a las clases. AGEY ·AMA, leg. 26, exp. 2, 16-4-1919.
54 Felipe Carrillo Puerto fue fusilado el 3 de enero de 1924 por militares delahuertistas. Todavía se discute quién ordenó el asesinato. Lo que es cierto es que la supuesta fuerza de 70,000 ligados socialistas se disolvió frente a la invasión de los golpistas. El líder socialista tuvo que huir, con pocos colaboradores, sin encontrar apoyo en la población rural, hasta que fue traicionado y capturado en la costa de El Cuyo, cuando intentaba embarcarse para Cuba.