Región y mercado colonial: las coyunturas de los obrajes poblanos entre los siglos XVI y XVIII

Autores/as

  • Alberto Carabarín Universidad Autónoma de Puebla

Palabras clave:

Obrajes, Población, Región, Trabajadores

Resumen

Los cronistas poblanos de los siglos XVII a XVIII y los informes regionales de los intendentes, confirman el carácter multiespacial de todo proceso de crecimiento económico colonial. Incluso analizando un movimiento coyuntural tan particular como lo fue el auge-declinación de los obrajes de la ciudad de Puebla, vuelve a ratificarse lo observado durante los siglos XVI y XVII en la villa de Potosí y el virreinato peruano: que el fenómeno de crecimiento mercantil sólo pudo verificarse apoyándose en una red de circuitos que remontaron el espacio local.

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Carlos Sempat Assadourian concluye de la siguiente manera: "A este nivel [el regional] nos parece perfectamente aplicable la llamada teoría de 'dar salida al excedente'. Con ella queremos decir, por el momento, que acceder al comercio interregional significa para cada región remontar un nivel estacionario de productividad, debido a que las formas de dominación del grupo español y el escaso desarrollo de la división social del trabajo apenas permiten esbozar una suerte de simulacro de mercado interno en la región. Provecer una salida externa para la producción trae consigo una especialización regional del trabajo, un cierto grado de transformación de la estructura productiva como efecto de la demanda externa y conforma, desde el principio, el único modelo posible que guía el crecimiento económico regional." C.S. Assadourian, El sistema de la economía colonial. El mercado interior. Regiones y espacio económico, México, Nueva Imagen, 1983, p. 134.

La proposición del historiador Jan Bazant es que durante el momento estelar de los obrajes de Puebla se producían paños finos. Véase J. Bazant, "Evolución de la industria textil poblana (1544-1845)" Historia Mexicana, vol. XIII, Abril-Junio de 1964, p. 489.

Enrique Florescano ha señalado que hacia mediados del siglo XVI en los obrajes de Puebla se contrataban indígenas libres "sobre la base de un pago anual más la ración diaria de alimentos, habitación y ropa." E. Florescano, "La formación de los trabajadores en la época colonial, 1521-1750", E. Florescano et. al., De la Colonia al Imperio, México, 1980, p. 90, (La clase obrera en la historia de México 1).

Bazant afirma que el gremio de tejedores délo ancho se autorizó en Puebla hacia 1676. J. Bazant, "Evolución de la industria textil..." op. cit, p. 485.

Hacia el año de 1746, que correspondería al momento al que nos estamos refiriendo, uno de los cronistas locales recordaba que en Puebla los primeros obrajeros "... pusieron telares y las demás oficinas de esta fábrica en grandes obrajes; hubo muchos y famosísimos aquí, y se extendieron a la ciudad de Cholula; de los cuales (a excepción de uno u otro pequeño) han quedado para memoria sus grandes ruinas, como lo son los que fueron famosos del capitán Diego de Andrade, Bartolomé de Tapia, el tesorero Juan de Cueto, Bartolomé de Acuña y Juan de Cobos." Juan Villa Sánchez, Puebla Sagrada y Profana. Informe dado a su Muy Ilustre Ayuntamiento el año de 1746 por el M. R. P. Fray... Lo publica con algunas notas Francisco Javier de la Peña, hijo y vecino de la misma. Puebla, impreso en la casa del ciudadano José María Campos, 1835. En adelante, citaré la reedición hecha por el Centro de Estudios Históricos de Puebla en 1962.

Véase J. Bazant, "Evolución de la industria textil...", op. cit, p. 489.

"... La fuerza laboral constreñida y compelida al trabajo en los obrajes —nos referimos exclusivamente al universo del que hemos reconocido la reclusión— era de 123. De este total, el número de varones indígenas representó el 33%, los varones negros el 28% y las mujeres indígenas el 11%", A. Carabarín, El trabajo y los trabajadores del obraje en la ciudad de Puebla, 1700-1710, México, Universidad Autónoma de Puebla, 1984, p. 38, (Cuadernos de la Casa Fresno 1).

Véase J. I. Israel, "México y la Crisis General del Siglo XVII", E. Florescano (Compilador),-Ensayos sobre el desarrollo económico de México y América Latina, 1500-1975, México, Fondo de Cultura Económica, 1979, particularmente pp. 140-153. Israel ha localizado un registro ideológico de aquel deseo patrimonial: los indios —requerían los criollos por interpósita persona del Arzobispo Manso, hacia 1628— deben ser "libres para trabajar como quieran y en cualquier actividad que elijan, y a ir con aquellos patrones que ofrecieran las mejores condiciones", p. 145.

Florescano periodiza el movimiento general de esta transición en Nueva España entre los años de 1630 y 1750. Véase E. Florescano, "La formación de los trabajadores...", op. cit., pp. 99-124.

Aún sin ponderación numérica, Florescano afirma que entre los laborantes fue predominante el contingente indígena en los obrajes de Puebla de mediados del XVI. Véase E. Florescano. Ibid. p. 90. Un recuento de los trabajadores durante el delimitado segundo momento, indica que los operarios indígenas constituían un poco más de las 4/5 partes del cuerpo laboral. A Carabarín, El trabajo y los trabajadores del Obraje..., op. cit., pp. 26-27.

El "modelo simple" de funcionamiento de la economía colonial —cuyo diseño otorga prioridad a los procesos "internos" desencadenados por una estrategia "externa"—, ha sido expuesto por vez primera por Carlos Sempat Assadourian en "Integración y desintegración regional en el espacio colonial. Un enfoque histórico", 1972. En lo sucesivo, al referirnos a este ensayo, citaremos la reimpresión de un compendio de ensayos y estudios del propio Assadourian, El sistema de la economía colonial. El mercado interior. Regiones y espacio económico, op. cit.

Véase Carlos Sempat Assadourian, El derrumbe de la población indígena y la formación del sistema de la economía colonial (examen de un modelo), El Colegio de México, s.f., 59 p. y notas, mecanoescrito.

En ausencia de una evaluación directa de la producción argentífera novohispana, Assadourian se apoya en índices ponderados por vía indirecta: las remesas de metales preciosos con destino español junto con el movimiento comercial entre la metrópoli española y sus colonias americanas. Véase C.S. Assadourian, Ibid., pp. 37-47. Tepaske y Klein han evaluado el flujo de plata destinado a Castilla y las Filipinas entre 1581 y 1700. Confirmando parcialmente la presunción de Assadourian, dichos autores precisan que fue justamente entre 1591 y 1640 cuando las remesas representaban los más altos porcentajes de la renta fiscal novohispana: entre el 44% y el 55%. Véase John TePaske y Herbert Klein, "The Seventeenth-Century crisis in New Spain: myth or reality?", Past and Present, February 1981, number 90, tabla 4.

Siempre y cuando se acepte que el nivel de recaudación fiscal refleja el grado de actividad económica novohispana. Véase J. TePaske y H. Klein, Ibid., gráfica 1 y tabla 1. Israel sostiene una opinión contraria, aunque sin apoyarla empíricamente. Véase J. I. Isarel, "México y la Crisis General...", op. cit., p, 136.

M. Zerón Zapata, La Puebla de los Angeles en el siglo XVII..., op. cit, p. 39. El Subrayado es nuestro.

Usamos el término y la conceptualización expresada por C.S. Assadourian, "Integración y desintegración regional en el espacio colonial...", op. cit, p. 132.

La serie para el puerto de Acapulco elaborada por Chaunu comprende una parte del periodo que hemos remarcado: 1591-1622. Refiriéndose al tráfico peruano, afirma dicho historiador: "Sus navios transportaban hasta Acapulco la cantidad suplementaria de plata que las minas de Nueva España no alcanzan a abastecer [para el financiamiento de la administración española en las Filipinas; ACG]." Véase P. Chaunu. Las Filipinas y el Pacífico de los Ibéricos..., op. cít, p. 78 y 233-236.

El virreinato peruano quintuplicó su producción de plata en el breve lapso de 1571-1575 y 1581-1585. C. S. Assadourian, "La producción de la mercancía dinero en la formación del mercado interno colonial. El caso del espacio peruano, siglo XVI", en E. Florescano (Compilador), Ensayos sobre el desarrollo económico..., op. cit., p. 232, nota 22.

No para nuestros propósitos, ni para la intención del propio Chaunu de detectar una coyuntura mercantil del Pacífico, es procedente apoyarse exclusivamente en la serie Acapulco, quien nos lo advierte de esta manera: "La serie de Acapulco, en cuanto tal, no permite una interpretación coyuntural. El lapso de treinta años, a que hemos limitado nuestro sondeo, de ningún modo autorizaría a hacerlo". P. Chaunu, Las Filipinas y el Pacífico de los Ibéricos..., op. cit, p. 79.

véase C.S. Assadourian, "La producción de la mercancía dinero..." op. cit, pp. 229-230.

Carecemos aún de una evaluación demográfica de la ciudad de Puebla durante el siglo XVI y la mayor parte del XVII. La única cifra global conocida es la referida por Fray Juan Villa Sánchez para el año 1678, o sea, en pleno estancamiento: 69 800 personas capaces de comunión. Pero incluso, dicho nivel poblacional no fue siquiera igualado durante los siglos XVIII y XIX. Cf. J. Villa Sánchez, Puebla Sagrada y Profana, Informe..., op. cit, p. 65.

La connotación del carácter "dominante" de la minería de plata está constreñida a la función y orden mercantil; mientras la sociedad colonial sea aún insuficientemente analizada en extenso, parecería insustancial anticipar "el "diagnóstico" de la producción dominante en sentido genérico.

Véase C.S. Assadourian, El derrumbe de la población indígena y la formación del sistema..., op. cit, pp. 56-59.

"Más bien, modestas fluctuaciones cíclicas y una estabilidad general, caracterizaron a los ingresos del erario mexicano durante el siglo XVII". J. TePaske y H, Klein, "The Seventeenth-Century crisis in New Spain...", op. cit, p. 120.

Ya hemos dicho que tal declinación la constatamos con datos simples, pero que nos parecen suficientes: 1) el número de obrajes; 2) el tamaño de los mismos, medido según el promedio de trabajadores por obraje.

Bermúdez de Castro, refiréndose a la ciudad de Puebla, escribía hacia 1746: "Aunque el día de hoy no se experimenta el trato de paños tan corriente como en su primitivo origen por los muchos que vienen en las flotas de Venecia, Olanda, Francia y otros lugares de la Europa, y se fabrican en las ciudades de Cholula y Querétaro". Diego Antonio Bermúdez de Castro, Theatro Angelopolitano o historia de la dudad de Puebla, mecanoescrito, pp. 127-128 (subrayado nuestro); al mismo hecho alude, de manera imprecisa, Fernández Echeverría que escribió hacia el último cuarto del XVIII: "Hacia mediados del siglo pasado hicieron estas fábricas [de Puebla] una gran parte del comercio de esta ciudad, que en el presente está muy decaído, por el gran número de obrajes que se ha Establecido en otras ciudades del Reino." Mariano Fernández Echeverría y Veytia, Historia de la fundación de la ciudad de Puebla de los Angeles en la Nueva España, Puebla, s.p.i., 1931, t. 1, p. 315 (subrayado nuestro). Los señalamientos contemporáneos son de: J. Bazant, apoyándose en Bermüdez de Castro, "Evolución de la industria textil...", op. cit, p. 489; Liehr, refiriéndose a la decadencia poblana, repite lo dicho por Bazant: "Se empezó a hacer notar considerablemente la competencia de las fábricas textiles del Bajío, sobre todos las de Queretara." Reinhard Liehr, Ayuntamiento y oligarquía en Puebla, 1787-1810, t. 1, SepSetentas (242) 1976, p. 28 (el subrayado es nuestro).

Diego Antonio Bermúdez de Castro, Theatro Angelopolitano..., op. cit, pp. 127-128. Los subrayados son nuestros.

José Fernando de Abascal y Sousa, "Provincia de Guadalajara", en E. Florescano e I. Gil (Comps.), Descripciones económicos regionales de Nueva España. Provincias del Centro, Sureste y Sur, 1766-1827, México, S.E.P.—I.N.A.H., 1976, pp. 129-130.

Alejandro de Humboldt, Ensayo Político sobre el reino de la Nueva España, México, Editorial Porrúa, 1973, p. 467. Los subrayados son nuestros.

Nos ha sido sugerida la conjetura de explicar el decaimiento de los obrajes de la ciudad de Puebla como resultado de la creciente relevancia que tuvieron los textiles de algodón a lo largo del siglo XVIII en la vida económica de la ciudad. Habría que considerar, en primer lugar, la discordancia de los momentos: la declinación y posterior estancamiento de los obrajes referidos ocurrió previamente —al menos una centuria— a la expansión de los textiles de algodón. En segundo lugar, en las últimas líneas hemos insistido que el crecimiento mercantil del XVIII intensificó la circulación y multiplicó los espacios productores y las producciones —entre ellas la de los textiles de algodón, pero también la de los paños.

J. Villa Sánchez, Puebla Sagrada y Profana. Informe..., op. cit., pp. 75 y 80. Los subrayados son nuestros.

Las cifras que presenta Assadourian son muy elocuentes y muestran un declive sin interrupciones: la primera media decenal (1601-1610) alcanzó un valor de 829 930 pesos ensayados; la última media decenal (1691-1700) fue de 303 017 pesos ensayados; la mengua en la producción fue de 63%. Assadourian añade: "Esta secular línea descendente de la producción argentífera continúa, a niveles más bajos, durante la primera mitad del siglo XVIII." C.S. Assadourian, "Integración y desintegración...", op. cit, p. 140.

C.S. Assadourian, Ibid., pp. 153-154, figura 4.

De 1600 a 1650, la recaudación fiscal estuvo siempre por arriba de los 3 millones de pesos; en cambio, de 1650 a 1750 la recaudación cayó —con fuertes oscilaciones— desde un máximo de más de 4 millones hasta un poco más de un millón de pesos. Los autores afirman: "Sin embargo, la segunda mitad del siglo XVII marcó el principio de una severa depresión, de la cual el virreinato no se recuperó sino hasta la segunda mitad del siglo XVIII, e incluso entonces, fue solamente una recuperación muy modesta." J. TePaske y H. Klein, "The Seventeenth-century crisis..." op. cit., pp. 119-123, gráficas 1 y 2.

La controversia historiográfica sobre los obrajes peruanos en lo referente al momento de su crecimiento, puede seguirse en Enrique Tandeter y Nathan Wachtel, "Precios y producción agraria. Potosí y Charcas en el siglo XVIII", Desarrollo Económico, vol. 23, núm. 90, Julio-Septiembre 1983.

En el virreinato peruano, "más de trescientos obrajes de paños trabajaron durante el XVII, sin contar los que labraban sin licencia real y los chorrillos". HansPohl, "Algunas consideraciones sobre el desarrollo déla industria hispanoamericana —especialmente la textil— durante el siglo XVII", Anuario de Estudios Americanos, XXVIII, 1971 p. 472.

Véase E. Tandeter y N. Wachtel, "Precios y producción agraria...", op. cit, pp. 199-202 y 205-208.

La breve "Serie Acapulco" de Chaunu, incluso, señala un derrotero negativo del comercio intervirreinal a principios del XVII. ¿Efecto fulminante de la competencia cuzqueña? Véase P. Chaunu, Las Filipinas y el Pacifico de los Ibéricos..., op. cit., gráficos "Tráfico del puerto de Acapulco", pp. 337-338.

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Publicado

1986-06-30

Cómo citar

Carabarín, A. (1986). Región y mercado colonial: las coyunturas de los obrajes poblanos entre los siglos XVI y XVIII. Historias, (13), 41–50. Recuperado a partir de https://revistas.inah.gob.mx/index.php/historias/article/view/15189

Número

Sección

Ensayos