Los orígenes de la literatura prohibida en la Nueva España en el siglo XVIII
Palabras clave:
Censura, Edición, Inquisición, Legislación, Libros prohibidosResumen
Como se sabe, en la metrópoli la labor editorial estuvo bajo el control de la Corono desde 1502, en la época de los reyes católicos. Más tarde, Felipe II confió esta tarea al Consejo de Castilla y, a partir del siglo XVIII, es el Juez de Imprenta quien otorga las licencias para imprimir. Para el control de la circulación de las obras ya publicadas, fuesen realizadas de manera clandestina, o consideradas peligrosas después de su aparición, o aún editadas en el extranjero, la vigilancia fue ejercida sobre todo por la Iglesia a través del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, el cual estaba estrechamente subordinado a la Corona. La vigilancia real sobre la edición y la circulación de los escritos se ejercía a través de la promulgación constante de medidas de control: impuestos sobre el papel para imprimir, sobre la edición, etcétera.
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Este trabajo fue iniciado en el marco del Seminario de Historia de las Mentalidades del Instituto Nacional de Antropología e Historia bajo la dirección de Serge Gruzinski, Solange Alberro y Sergio Ortega -de 1979 a 1982-. Fue continuado en París bajo la dirección de Daniel Roche (Universidad de París I) bajo la forma de un DEA (Diplôme d'Études Approfondies -Doctorat de 3e Cycle. 1982-1983). El autor prepara actualmanta un doctorado de 3er. ciclo sobre el tema: "Libros e Inquisición en la Nueva España. Siglo XVIII."
Nicole Hermann-Mascard, La Censure des livres à Paris à la fin de l'Ancien Régime (1750-1789), préface de Jean Imbert, Paris, Presses Universitaires de France, 1968, 147 p., p. 131.
José Abel Ramos Soriano, "Libros prohibidos sobre matrimonio, familia y sexualidad en los edictos promulgados por la Inquisición, en Solange Alberro et. al., Seis ensayos sobre el discurso relativo a la comunidad doméstica. Matrimonio, familia y sexualidad a través de los cronistas del siglo XVI, el Nuevo Testamento y el Santo Oficio de la Inquisición, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1980, pp. 84-211.
Apreciación teológica, religiosa y moral que hacían los inquisidores de las obras en cuestión. Cf. José Abel Ramos Soriano, "Criterios inquisitoriales en la prohibición de literatura relacionada con la comunidad doméstica en la Nueva España", en Solange Alberro et. al., El placer de pecar y el afán de normar. Ideologias y comportamientos sexuales y familiares en México Colonial. En prensa.
Para el análisis de este abundante material recurrimos a un método a la vez cualitativo y cuantitativo. El estudio cualitativo sobre todo con los documentos del ramo Inquisición que contiene de uno a alrededor de ciento cincuenta folios, y tratan temas muy diversos. Los edictos, en cambio, constituyen una serie coherente y homogénea que cubre todo el periodo de la gestión del Tribunal y aporta en general un tipo de información comparable que permite estudiarios bajo un ángulo cuantitativo a fin de seguir la evolución de diversos aspectos fundamentales de la censura: la frecuencia de publicación de los edictos, el porcentaje del texto de los edictos consagrado a la literatura en relación con otros delitos (solicitación, bigamia, cultos profanos), los periodos en que el número de prohibiciones es más elevado, etc.
El término libro comprende aquí todos los escritos perseguidos por los inquisidores: obras en varios volúmenes, en pequeño o gran formato, periódicos, folletos y hojas sueltas impresas y manuscritas.
"Este nombre de Villa-Franca ha sido empleado tan a menudo por los autores de panfletos, sátiras y diatribas, celosos de disimular la procedencia de estos productos inconfesables que es bastante difícil determinar con certitud el lugar de impresión de innumerables volúmenes suscritos a este nombre". Pierre Deschamps, Dictionnaire de géographie ancienne et moderne, suivi de L'Imprimerie hors l'Europe, Paris, G.P. Maissonneuve et Larose Editeurs 1964, 1591 + 208 p., p. 1346.
Quedan por identificar los nombres de Borgo Francone, Houbraken, Oena, Peyna y Vauchese.
Esta cuestión nos lleva a los problemas planteados por el comercio internacional y local de los libros, sobre la manera clandestina en que los escritos llegan a los lectores de la Nueva España desde su lejano centro de edición.
La fecha precisa del establecimiento de la imprenta en México es incierta, aunque se fija 1539 como fecha de la llegada de Juan Pablos (Giovanni Paoli), el primer impresor de esta ciudad. Puebla comienza a editar en 1640, Guatemala en 1660 y Lima en 1584.
Como se sabe, la imprenta llega a México 18 años después de la conquista española y 45 años antes que a Lima, la segunda ciudad americana en albergar talleres tipográficos. Desde el siglo XVI y durante todo el periodo colonial, la capital de la Nueva España domina en el plano de la edición todas las posesiones americanas de España. Cf. Agustín Millares Carlo, Introducción a la historia del libro y de las bibliotecas, México, Fondo de Cultura Económica, 1981, pp. 144-145.
Lucien Febvre et Henri-Jean Martin, L'Apparition du livre, avec le concours de Anne Basanoff, Hernqi Bernard-Maitre, Moché Catane, Marie-Roberte Guignard et Marcel Thomas, Paris, Editions Albin Michel, 1971, p. 281.