Publicado 2022-07-13
Palabras clave
- Museos,
- Exposiciones
Derechos de autor 2007 Instituto Nacional de Antropología e Historia
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Cómo citar
Resumen
Imagina que te invitan a recorrer un castillo medieval con infinidad de pasillos y escondrijos mientras te explican los acontecimientos o hechos ocurridos en épocas remotas; que observas hachas filosas, ballestas o flechas que quizás estuvieron envenenadas y que por tu seguridad no puedes tocar; que discretamente te das cuenta de que por uno de los muros se pasea una tímida arañita… y que de repente se va la luz. Quedas en tinieblas, el miedo te paraliza porque no sabes dónde se encuentra la salida; quieres pedir auxilio y de tu boca no sale ningún sonido; alguien grita pero tú no quieres escucharlo; caminas y chocas con algún objeto que te lastima; no sabes si subir o bajar las escaleras... entonces recuerdas que frente a ti había una pared en la que rondaba una araña. Sientes miedo. ¿Qué pasa? ¿Te quedan ganas de seguir en aquella fortaleza? Eso es lo que le ocurre a una persona con alguna discapacidad física, sensorial o mental al tratar de visitar un museo. Un invidente no puede tocar objetos, bien porque sean valiosos o por temor a no saber qué encontrará a causa de alguna fobia.